Violeta Vázquez-Rojas Maldonado
“Es fácil pedir libertad de expresión irrestricta para nosotros mismos o para aquellos con quienes simpatizamos. Pero si ese derecho ha de valer algo, se debe defender sobre todo para quienes no concuerdan con nosotros y, más aún, para aquellos a quienes escasamente toleramos -o no soportamos en absoluto-“.
“Si bien Morena y su coalición tendrán en la siguiente legislatura la mayoría calificada para aprobar las reformas que quieran, hay que recordar que no es el estilo del obradorismo ganar una elección y mandar a los electores a su casa”.
A eso hay que agregar la pésima reputación con la que de por sí cargan, sobre todo el PRI y el PAN, que encabezaron gobiernos ineficientes y corruptos. La única esperanza para los partidos que conforman la alianza (si es que el PRD logra mantener su registro) sería la de regresar a sus vocaciones unipartidistas, reformular sus plataformas ideológicas y quizá intentar un “relanzamiento”, reivindicando viejos triunfos y prometiendo rectificaciones.
“Esta vez la congregación, a pesar de que se sigue autonombrado ‘ciudadana’ [al fin y al cabo ciudadanos somos todos], tuvo como oradores principales a Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada”.
“Llamar «mentira» a una opinión con la que no se concuerda es abaratar la acusación, y, con ello, degradar el valor de los enunciados verdaderos”.
“Es inevitable preguntarnos si seis años después, ante una perspectiva incluso más desalentadora para la oposición que la de hace seis años, se llamará a los votantes a emitir un ‘voto cruzado’, y si la gente hará caso de ese llamado”.
Los debates, está más que dicho, no cambian un ápice las preferencias electorales, ni lo harán en un escenario en el que la puntera lleva tantos puntos de ventaja.
El desparpajo con el que Castañeda exhibe las estrategias que se han empleado para tratar de hundir a candidatos que cuentan con amplio respaldo popular, como fue el caso de AMLO en 2006 y 2012.
“Esta sospecha de que el Gobierno de Estados Unidos no investiga a AMLO por un supuesto temor político se presenta en la antesala de la campaña presidencial de Estados Unidos, cuando la injerencia en la política mexicana tomando como pretexto el combate a los cárteles de la droga es parte central de la agenda electoral”.
“El considerar a los pueblos indígenas como entidades de interés público les resta la capacidad de tomar sus propias decisiones y éstas quedan en manos del Estado, cuya obligación es protegerlos”.
“El trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en México suma tres billones de horas a la semana, y el 86 por ciento de esas horas las devengan mujeres. Eso quiere decir que, al final de su jornada, las mujeres disponen de poco o nada de tiempo para actividades de asueto, y a veces incluso tampoco disponen de tiempo para el trabajo remunerado”.
“La identidad afromexicana no se basa en un tono de piel, sino que remite a culturas vivas”.
“El hecho de que la política sea un tema de conversación generalizado y cotidiano implicaría, de manera natural, que las opiniones se vayan diversificando y complejizando, de modo que un escenario así iría en contra de la imagen de que las posturas políticas son simples, inamovibles y únicamente dos”.
Que los políticos y sus cargos se presenten como opciones en un mercado de alternativas es una práctica tan vieja que hasta nos ha llegado a parecer normal. Sin embargo, el fracaso de la campaña de Xóchitl Gálvez -una campaña mercadológicamente impecable pero políticamente inviable- nos muestra que, en una sociedad debidamente politizada, el discurso publicitario como vehículo del convencimiento político está destinado al fracaso.
Los catorce puntos de ventaja entre la mujer mejor posicionada entre las mujeres y el segundo hombre mejor posicionado entre los hombres, no reflejan en absoluto una “falta de competitividad” de Clara Brugada, sino que son el efecto de otro fenómeno: el que el proceso de selección en la CdMx despertó un interés activo de la población (…).
El colmo de la situación es que a quienes difunden las acciones del gobierno en la reconstrucción de Acapulco se les llama “propagandistas”. Merece todo un estudio aparte cómo esa idea de que los medios deben “incomodar al poder” ha retorcido tanto los conceptos de “poder” y “propaganda”, de modo que no se reconoce el poder donde lo hay y el papel de propagandista se le achaca a quien intenta desmentir falsedades.