Tomás Calvillo Unna
“Pronunciar con los labios del ser no con la esponja de nuestros temores”.
“Las perlas sueltas en las yemas de los dedos encuentran su collar”.
“No son mundos paralelos, somos también sonámbulos”.
“Al habitar el hálito el grillete de la muerte se quiebra”.
“La palabra, la bendición secular cuya meta no es vencer, si no comprender”.
“Ellas, las nubes, frente al vértigo, son islas de paciencia”.
“La sabiduría de las cactáceas, sus afiladas espinas que cortan con finura los estertores del último sueño”.
“Esa humedad de la dicha: la fértil lágrima del encuentro”.
“La vida y sus tres puntos suspensivos de siempre… La geometría del alma que prefiere esperar su eternidad”.
“La virtud de saber compartir esta soledad única en las entrañas mismas de toda edificación posible”.
“Acaso quisiera perdurar entre nosotros en estos aciagos días”.
“Estamos preparados aunque no lo hemos advertido del todo”.
“Es la médula misma de esta entrañable soledad de cada quien”.
“Dulces segundos de sonrisas atajadas por el veloz descalabro de sus vuelos”.
“Cuando se es fiel a sí mismo sucede la fusión de la fe y la certeza”.
“Este fuego y esta paz que portamos son el día y la noche entrelazados”.