Mónica Cerbón
Ubicado en el centro norte del país, Zacatecas se ha convertido, de acuerdo con las autoridades estatales, en una de las rutas del tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos, lo que ha provocado una sangrienta disputa por el territorio por parte de cinco grupos del crimen organizado. El conflicto ha dejado como saldo enfrentamientos armados, asesinatos y desplazamiento forzado. La Comisión Local de Búsqueda de Personas (CLBP) ha asegurado que una de las causas de las desapariciones es el reclutamiento de jóvenes, que son obligados a trabajar para los cárteles.
Sentados en una larga mesa, las y los niños trabajan en un manifiesto que más tarde leerán a los adultos que regresan de escarbar en los campos, de vigilar exhumaciones en una fosa clandestina, de entrar a cárceles y de realizar actividades de sensibilización.
Las autoridades presentes no se comprometieron formalmente al cumplimiento de ninguno de estos acuerdos.
Luis y Juan recogen los cartuchos percutidos y desperdigados por los costados de la carretera que conduce hacia la comunidad rural de Palmas Altas, en el municipio zacatecano de Jerez. Es abril de 2022 y ambos niños corren por esa vía desierta, custodiada ahora por el Ejército Mexicano. Se guardan algunos entre las bolsas y con otros juegan como si fueran silbatos.
Las investigaciones por las desapariciones de personas en la carretera Monterrey-Nuevo Laredo no avanzan, tampoco hay resultados en su búsqueda y los operativos de seguridad en ese camino han fallado.