Héctor Alejandro Quintanar
“Los números electorales del PAN en ese entonces debieron pintarle una alerta roja y llevarlo a una situación autocrítica”.
“En suma, querer que una reforma ganada a la buena negociara con un grupo que perdió a la buena, fue un acto asimétrico”.
“Hoy, en una cuestión parecida, diversos miembros del Poder Judicial hacen algo similar: asumen un rol partidista o se erigen como juez y parte no para hacer cumplir la ley, sino para hacer frente a un gobierno con el que discrepan”.
“¿Qué pretendía una jueza con la decisión de contrariar a un cambio constitucional ya institucionalizado?”
“El incendio provocado por García Luna, Calderón y sus compinches hoy nos aqueja aún en colectivo”.
“El calderonismo no fue un mal bombero que no pudo contener un incendio”.
“Sheinbaum, así, no es alguien que se sumó a un barco ya navegante en el altamar de la política, sino que ha sido constructora desde su etapa de astilleros”.
“Decir que el obradorismo se queda no es una recapitulación de los mitotes, engaños y sandeces que pregonan los que, desde hace años, crearon el cuento de que López Obrador tenía intenciones reeleccionistas o, por lo menos, de permanecer en el poder tras bambalinas una vez terminado su sexenio”.
Esas fueron las consecuencias reales del mito de la deriva autoritaria: darle insumos a personajes del PRIAN que deberían estar fuera de la vida pública para siempre, y darle voz desmedida a ideólogos que habían demostrado no tener un buen diagnóstico de país.
En una zona del centro de la capital, unos jóvenes a favor de la Reforma Judicial hicieron patente su simpatía al colgar una manta con un mensaje alusivo a esa propuesta política. Con las venas del rostro a reventar y con gritos biliosos, un grupúsculo de energúmenos la tiró, mientras un personaje enervado y blandiendo una navaja, le gritaba a otro agresivamente por el hecho simple de grabar la escena. No hay ninguna sorpresa: los orcos enfurecidos eran personajes en contra de la Reforma Judicial.
“Las protestas pacíficas son, en un contexto democrático, una expresión legítima que no se le debe escatimar a nadie, aunque sea válido discrepar de sus metas y sus proclamas”.
“Incapaces de tener la menor autocrítica, a ideólogos como Krauze y otros poco les han importado los hechos, porque el prejuicio a priori fue el eje rector de sus diatribas”.
Hoy México no vive una polarización. Por el contrario. Vive un consenso inédito. Claudia Sheinbaum triunfó con una holgura histórica de 36 millones de votos, 20 millones de ventaja sobre el segundo lugar, y en una proporción de 60 por ciento contra 27 de la minoría más grande.
En estos días también, afloraron las pruebas, entre comillas, con que los partidos de la alianza Fuerza y Corazón por México trataron de echar atrás a todo un ejercicio comicial. El argumento central para alegar la anulación de la elección y que sus resultados eran presuntamente fraudulentos, consistió en señalar que hubo una operación de Estado y laceración generalizada de la equidad en la contienda.
Las voces públicas mexicanas, más allá de ideologías, hoy deberían tener un consenso acerca de que ese sexenio fue uno de muerte y corrupción, y que sus actores, por negligentes o corruptos, deberían estar en el escarnio público sin contemplaciones.
“Pero lo que olvidó el PAN y los precursores de Gálvez es que las campañas políticas se hacen menos con saliva que con memoria”.