Antonio María Calera-Grobet
Las mesas decembrinas suelen ser un desastre. Parecen un juego de dominó que se abre paso por donde puede más que por donde debe. Unos se sientan a la mesa principal, otros se atiborran en las laterales (y todo es cosa de abolengo y antigüedad), los niños son agolpados en un sector al que siempre hay que atender.
Bien. Entenderá quien lea esto que me quedé un segundo congelado, para luego caer en cuenta que esa misma noche, por eso lo de las sillas en el patio, lo olvidé por tanto trabajo, se presentaría ahí, con bomba y platillo, el libro “Psicomagia” del maestro chileno.
“¿A dónde se corre si, quizá, no se trate de una mariposa en soledad?”
El 17 de diciembre de 1997, pocos meses antes de morir, Octavio Paz apareció en la antigua Casa Alvarado, en Coyoacán. En silla de ruedas y hecho añicos por el cáncer que sufría
En cuanto a sus posibilidades miméticas para “decir” el mundo, diferencia original que guarda con la pintura, la fotografía apareció entre nosotros para no perder la forma.
“A unos y otros los sentaremos a la mesa juntos, con júbilo, para que partan el pan con gusto a sus niños y sus viejos”.
“Un plato comienza muy lejos de una mesa, más allá de sembradíos y de los rastros”.
“Se trata de un material en verdad explosivo propio del estudio de los musicólogos del mundo”.
Esta gente cuando camina o cabalga a lomos de mula vieja, no sufre la enfermedad de la prisa, ni siquiera, cosa extraña, en sus días de paseo, sus días de fiesta. Esta gente no conoce la vulgaridad del ansia en sus días de ocio o de descanso.
“Lo que primero saltaba a la vista era la honesta valentía de los empleados”.
“Mando campos de trigo, campos magnéticos y resemánticos y bocanadas de agilidad con los puños”.
“Lo de hoy no eres tú, ni soy yo, y por ello no somos ninguno de nosotros”.
“Por cuenta del sol torna el petróleo en latas de sardinas, y saca las arañas de las covachas, atibórralas en tu mimbre, saca tu luz”.
“La cámara de Rulfo es una cámara fotográfica para crear historias cinematográficas”.
“No es esta una carrera de saber hacer recetas (regurgitar la tradición oral), sino justo un deseo de superar la técnica”.
La acción fue dedicada a todos los niños y niñas de México: su porvenir.