Alberto Ruy-Sánchez
En la breve tenacidad del despertar con quien se ama, espacio y tiempo se cierran y se ensanchan con vida propia. Un poema del libro Luz del colibrí.
En medio de la campaña de fondos lanzada por Ediciones Era, Almadía y Sexto Piso (en Fondeadora.org), y en tres días de enormes descuentos de ERA, acompaño la oferta de mi libro Luz del colibrí, leyendo este poema sobre el amanecer compartido de los amantes, tema del libro.
Libro de letras es un libro de artista con veinte grabados de Vicente Rojo, que él ha donado para que sea la mayor recompensa en la campaña para apoyar a Ediciones Era, Almadía y Sexto Piso. Una oportunidad única, para impulsar a estas tres grandes pequeñas editoriales independientes y hacerse, incluso entre varios, de una […]
En las manos de los amantes se desbordan y se contienen las horas, los delirios, los deseos.
Es una de las medidas del amor transformar el tacto encerrado en visión.
Cómo el sueño de tus labios los volvió imagen, metáfora de todo el cuerpo
Cada ramo en la rama amoratada es el ritmo alterado de su savia. Delirio de sus venas que florece, hervor de tierra dócil, embriagada.
Por eso dicen los sabios que cuando mueren los perros nos mostrarán el camino que prefigura la vida.
La larga historia de los gatos y las plagas tuvo uno de sus comienzos bajo las faldas largas de un oscuro Papa canino.
He llegado a creer que es sonámbulo y estos días tan extraño sueña que es perro.
Manuscritos medievales lo pintan como demonios o acompañantes de brujas, su negrura manifestó lo que oculta su silencio
El gato está en boca de todos y hay un buen gato para decir lo esencial en cada ocasión.
Algo se mueve y te llama, es el hambre matutina que lo vuelve intransigente y te hace seguir sus pasos que en la penumbra se escurren.
El misterio del gato tiene una peculiar explicación en la mitología del viento helado embarazado por un león.
En un mito lejano, los gatos descienden de un viento fértil y helado que entró en un león y lo hizo estornudar haciendo de aquel rugido debilitado el primer maullido.