Por Erick Morales
Ciudad de México, 20 de noviembre (SinEmbargo/LaCiudadDeportiva).– Los ojos del mundo llevan unos cuantos años puestos en Siria. El país que colinda con Iran y con Turquía ha vivido noches, días y tardes de terror. Sus habitantes ya no saben a dónde ir para refugiarse de todo lo que está pasando. La oposición, en contra de lo que las fuerzas rebeldes de Bashar al-Assad, ha creado un estado fallido. Las millones de vidas que ha cobrado esta guerra son una muestra de lo que vive en estos momentos el territorio.
No solamente en lo social, económico y político ha pegado este conflicto. El deporte, una posible para un pueblo que vive en el terror, también ha sido blanco de esta guerra. En el estadio nacional, donde suele jugar la Selección de aquel país, ha sido tomado por las fuerzas y ahí se han cometido asesinatos atroces. La liga fue suspendida y la gente no tiene con que tratar de olvidar lo que están viviendo.
La última noticia, relacionada con el mundo del futbol, estremeció a más de uno en territorio sirio y en Alemania. Mustafa Karan, hermano de Burak Karan, ex internacional alemán sub-17, confirmó (al diario Bild) la muerte de este futbolista después de un atentado con bomba. Desde el pasado 11 de octubre ocurrió este hecho, pero hasta el 18 de noviembre se pudo corroborar.
26 años tenía el ex futbolista cuando murió. Pero años antes, en 2008, él había tomado una decisión que cambiaría su vida. Karan dejó la pelota y tomó las armas como su nuevo aliado. Su paso por las inferiores de los equipos Bayer Leverkusen, Hertha Berlín, Hamburgo y Hannover quedó atrás. Ahora pertenecía al grupo terrorista del líder salafista Emrah Erdogan.
Burak era de origen turco pero con ideales extremistas. Cuando decidió sumarse al “Yihad” o “Guerra santa islámica”, aceptó todo lo que el salafismo conlleva. Es decir, reivindicar el retorno a los orígenes del islam, fundado en el Corán y la Sunna (Ley Islámica).
Su pasado como compañero de equipo de Sami Khedira o de Kevin Prince-Boateng pareció no darle un sentido a su vida. Algunos, como su propio hermano relató al medio citado, decían que el talento que tenía era grande y podía llegar a ser un buen futbolista. Pero el ideal sunnita lo orilló a que entrara en acción, olvidar el futbol y colgarse un “Kalashnikov” (rifle de alto poder) para luchar en el movimiento mencionado.
Sabiendo de qué bando era realmente, el ex futbolista perdió la vida durante un bombardeo por parte de las fuerzas del dictador al-Assad en la ciudad de Azaz. Curiosamente, en 2003, él y su familia se habían mudado a ese lugar porque es frontera con Turquía. Por las declaraciones de su hermano, según publicó el rotativo, defendía la causa del pueblo sirio que quiere derrocar al líder del gobierno.
El final de este hombre, que dejó el deporte por la guerra, consternó a toda Alemania. A tal grado llegó la noticia que se difundieron dos cosas en su honor. El primero un video casero en donde describía perfectamente bien lo que hacía cuando luchaba por sus ideales: “se adentraba como un león en el territorio de los no creyentes y se lo pasaba en grande luchado contra ello”. Y por último, una carta que Prince-Boateng escribió lamentando la pérdida de su ex compañero.
Una vida más fue lo que cobró la “Guerra santa islámica” en territorio sirio. Así como el caso de Burak Karan habrá muchos, algunos se darán a conocer y otros no, pero la realidad es que el conflicto bélico dentro de esa nación parece no tener un punto final que esté cercano.