Michael Carter-Williams, la joven sensación de la NBA, rompe los malos pronósticos de los juveniles 76ers

04/11/2013 - 12:30 am
Foto: nba.com
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Ciudad de México, 4 de noviembre (SinEmbargo).- Una de las tradiciones más emblemáticas de la NBA acapara en la actualidad las portadas deportivas, recién iniciada una nueva temporada. En Filadelfia existe una pasión por su equipo que ha perdurado cambios de logos y un vaivén de nombres referentes. Los 76ers han hecho una gran labor para cimentar lo que significa el basquetbol en Estados Unidos. Un deporte que se creó para seguir ejercitándose bajo techo en épocas de intenso frío, no solo cumplió su propósito sino que se estableció para siempre como una pasión.

Partidos como los Syracuse Nationals, los 76ers se ilusionan con un nuevo nombre. A sus 22 años, Michael Carter-Williams ha dejado claro que ser novato no va de la mano con  la determinación por ganar. En sus primeros dos partidos de temporada, Filadelfia se enfrentó al Heat de Lebron James y a los Bulls de Derrick Rose, sumando dos victorias que retumbaron con fuerza en toda la palestra mediática. Desde la época de Will Chamberlain, una ciudad que se ha entregado a una figura de nombre y apellido para contar su historia en forma de eras.

Invictos y llenos de intensidad, en tres partidos han vencido a dos equipos con mote de favoritos. En Chicago, la ilusión por el regreso de su base armador ha generado una expectativa inusitada en los últimos tiempos. Rose volvió frente a Miami sucumbiendo ante un esfuerzo colectivo de los actuales campeones. En casa, frente a un rival que teoría resultaba a modo, la sorpresa fue doble. Los bulls perdieron, y la liga terminó de conocer a un joven descarado. Carter-Williams le anotó 26 puntos y repartió 10 asistencias para una actuación sólida, sobre todo frente a una figura emblemática como Rose. El MVP del 2011 se fue de la cancha cabizbajo, no sin antes darle la mano al joven ganador.

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Una noche antes, Miami visitó Filadelfia tras vencer en casa a Chicago. Al igual que Derrick, Lebron James vio a su equipo caer con un nuevo espectáculo en la liga. Los 76ers rompieron los pronósticos en días consecutivos. Fueron 22 puntos y 12 asistencias, en una noche memorable para Michael Carter-Williams. La lógica, carente siempre de elementos pasionales tan definitorios en cualquier disciplina deportiva, se ha hecho a un lado para darle paso a una realidad tan imprevista como agradable, fungiendo como un refrescante recién en el inicio de una larga temporada. Por ahora, dos de los grandes protagonistas, sucumbieron como bienvenida ritual de una promesa.

Con el orgullo por delante, pisoteados por los analistas y las casas de apuestas, los 76ers han iniciado dejando claro que no están dispuestos a cumplir con todos aquellos que los pusieron en los últimos lugares de la clasificación, aún sin haber puesto el balón en juego. Las razones de ese fatalista pronóstico, hoy son las mismas halagadas desde cualquier mesa analítica. La deliberada juventud del roster, para intentar tener un lugar de preferencia en el draft del próximo año, donde se espera una camada universitaria de época, ha puesto una nueva esperanza incluso en la misma organización de Filadelfia.

Con nombres en su historia como Will Chamberlain, Julius Erving, Charles Barkley y Allen Iverson, la afición de los 76ers vuelven a dejarse llevar por un personaje singular. Su apellido compuesto de a poco se empieza a vender en las tiendas oficiales. Mientras tanto, los nuevos análisis siguen sacrificando un buen inicio. Muy pocos esperan que estos tres partidos sean el inicio de un camino constante. La larga y complicada temporada, es el reto más grande para un equipo joven en el que nadie, ni su propia organización, anticipaban un registro ganador. Michael Carter-Williams juega en contra de lo establecido, rompiendo el protocolo del análisis deportivo, en un país donde eso es sagrado.

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