Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).– Las personas involucradas en prácticas sexuales consideradas como fetichistas, en donde se involucran cosas tales como las ataduras y el sadomasoquismo, en realidad puede ser más mentalmente sanos que aquellos que no lo hacen, según un estudio.
BDSM es un término general que une principalmente a la subcultura de las ataduras o amarres y la disciplina (B&D, por sus siglas en inglés), con el sadismo y el masoquismo (S&M). Sin embargo, la cultura BDSM no se limita a estas cosas y muchas veces incluye a aquellas personas que sienten una especial predilección por el látex, fetichistas y otros tipos de personas con gustos peculiares.
Curiosamente, el BDSM aparece en la última edición (la quinta, para ser precisos) del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el cual a menudo es denominado como la "biblia del psiquiatra". Sin embargo, en el manual no aparece el BDSM como un trastorno. al contrario, se refiere a esta práctica como una parafilia, o fijación sexual inusual.
De cualquier manera, los estudios no han logrado vincular al Bondage y el Sadomasoquismo y otras "perversiones" como problemas psicológicos, por lo que algunos psiquiatras ven la inclusión de las prácticas en el manual como algo estigmatizante, publicó LiveScience.
En el estudio, publicado este año en la revista Journal of Sexual Medicine, los investigadores reunieron a 902 practicantes del BDSM y 434 personas apáticas a estas prácticas o de "vainilla", como ellos mismos los denominaron. Así, los participantes llenaron varios cuestionarios, sin embargo, nunca se les dijo el verdadero propósito de las encuestas, en las que se les realizaron muchas preguntas acerca de su personalidad, sensibilidad al rechazo, el estilo de apego en las relaciones y sobre su bienestar general.
Como era de esperar para los expertos, los practicantes de BDSM que se inclinaban por jugar el papel dominante en sus actos sexuales obtuvieron la mayor puntuación en todos los ámbitos, en comparación con aquellos sumisos y los que transitaban indistintamente entre ambos roles. No obstante, incluso los sumisos –que tuvieron la calificación más baja de los tres grupos– lograron mejores resultados que los participantes de vainilla en las encuestas de salud mental y nunca menores a estos.
Según publicó LiveScience, los nuevos resultados muestran que en un nivel básico, los practicantes de BDSM no parecen estar más agobiados que la población en general. "Ellos son más extrovertidos, más abiertos a nuevas experiencias y más consciente que los participantes de vainilla. También son mucho menos neuróticos, un rasgo de personalidad marcado por la ansiedad."
Por otra parte, los aficionados al BDSM también obtuvieron calificaciones más bajas que el público en general en lo referente a la sensibilidad al rechazo, una medida que indica qué tan paranoica es la gente sobre los disgustos de otras personas.
Así mismo, la gente involucrada en la escena BDSM reportó mayores niveles de bienestar en las últimas dos semanas previas a la encuesta que aquellas personas fuera de ella, mientras que los investigadores hallaron en ellos sentimientos mayor seguridad y apego en sus relaciones.
Los investigadores aún no están seguros de por qué las personas que practican el BDSM parecen ser psicológicamente más saludables que el resto de la población, pero sugieren que podría tener que ver con ser más conscientes de sus necesidades y deseos sexuales, lo que lleva a una menor frustración en términos generales y en sus relaciones físicas y emocionales.