Ciudad de México, 8 de julio (SinEmbargo).- Cuatro misteriosas y gigantescas explosiones captadas a miles de millones de años luz de la Tierra, son el tema de investigación del momento, mientras que científicos intentan determinar el origen de estos fenómenos extremadamente violentos.
Las señales, captadas entre febrero de 2011 y enero de 2012, por un grupo de científicos que usaron el telescopio Parkes en Nueva Gales del Sur, Australia, son las primeras de este tipo registradas con seguridad fuera de nuestra galaxia.
Hasta el momento se desconoce qué las causó. Algunos expertos apuntan que podrían deberse a la colisión de dos magnetoestrellas (estrellas de neutrones con un gran campo magnético) o la desintegración de un agujero negro, publicó la revista Nature.
Al momento de ser registradas, el radiotelescopio Parkes sólo registró la enorme cantidad de energía durante unos pocos milisegundos, y en un inicio los responsables del telescopio pensaron que podía deberse incluso a un error de los instrumentos de medición hasta que vieron otros tres incidentes similares a lo largo del año.
Sin embargo, Dan Thornton, de la Universidad de Manchester, la cual pertenece además a la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth en Australia (CSIRO), indicó que los hallazgos señalan acontecimientos de una gran magnitud y que implican la liberación de ingentes cantidades de masa y energía.
“Una única ráfaga de emisión de radio de origen desconocido fue detectada fuera de nuestra galaxia hace unos seis años, pero nadie estaba seguro de lo que era o de si era real, por lo que hemos pasado los últimos cuatro años en busca de más ráfagas explosivas de corta duración", dijo Thornton.
De acuerdo con el artículo publicado, se describen cuatro explosiones más, lo que las dudas sobre los acontecimientos. Por su parte, las ráfagas de radio duran sólo unos pocos milisegundos y el que fue detectada más lejos se encontraba a 11 mil millones de años luz.
Los investigadores dicen que, de acuerdo con el brillo y distancia, las explosiones pudieron haber ocurrido hace aproximadamente siete mil millones de años, y que pueden estar causadas por estrellas de neutrones o agujeros negros.
Por otra parte, los resultados indican que este tipo de señales pueden ser muy numerosas. Sin embargo, un asunto distinto es poder detectarlas debido a esta rapidez con la que ocurren.
Al respecto, Michael Kramer, director del Instituto Max-Planck en Bonn, Alemania, dijo que “los estallidos duran sólo una décima parte de un abrir y cerrar de ojos.
Ante este panorama, queda claro que con los instrumentos de observación actuales se necesita suerte para ver el lugar correcto en el momento adecuado. No obstante, con una tecnología que pudiera captar visualmente las ondas de radio se podrían distinguir estos resplandores sobre el cielo a diario.
Por otra parte, se sabe que estas explosiones tienen una energía similar a la que genera nuestro sol a lo largo de 300 mil años, por lo que las investigaciones –además de estudiar el origen de este tipo de fenómenos– también pretenden indagar en la naturaleza de estas mismas.