Ciudad de México, 10 de mayo (SinEmbargo).- El 24 de marzo de 2007 se inauguró el nuevo estadio de Wembley con sus imponentes arcos en el mismo lugar donde años antes yacía oliendo a historia el viejo estadio con sus torres al norte de Londres. El nuevo césped se impregnó de los aires míticos. La Federación de futbol de Inglaterra programó las dos semifinales y la gran final de la FA Cup. Los partidos de esta copa parecen ser de otra época con sus historias de fuertes contra débiles en estadios con gradas de madera y campos llenos de lodo.
Llegar a semifinales es un premio al esfuerzo de los equipos que lograron acceder a esta fase. Se les premia con pisar Wembley. Año tras año, el aura que hace distinta a esta competencia fue adueñándose del ambiente del nuevo estadio que de pronto parecía añejo. Este sábado se miden Manchester City frente al Wigan. El Ultra poderoso millonario frente al humilde equipo. Una historia más que regala las peculiares circunstancias de la copa.
Las circunstancias son distintas. El equipo de Roberto Mancini tiene el presupuesto de varios países tercermundistas juntos para gastarlo en jugadores de futbol. Aún así, el rendimiento del equipo ha estado por debajo de lo esperado por los aficionados que han sabido saborear un título de FA cup pero no una UEFA Champions League. Para los citizens, ganar la copa será un premio de consolación al final de temporada.
Del otro lado está el director técnico español Roberto Martínez que ha sabido situar al Wigan como un equipo en crecimiento. Sin embargo, esta temporada 2012-2013 ha sido muy dura. Estando en puestos de descenso, en el antepenúltimo lugar de la clasificación, a dos puntos de la salvación con seis por jugar; la final de la emblemática copa se presenta como el anhelo máximo de un equipo estancado.
En 2009 el Portsmouth ya descendido, llegó a la final frente al poderoso Chelsea. El partido se recuerda por la entereza que mostró el pequeño equipo sabiendo que era la última oportunidad de dejar huella en la élite del futbol británico. Al final Chelsea superó al aguerrido equipo herido. La maldición de aquella final perdida persigue a “Pompey”. Cuatro años después han descendido hasta la cuarta categoría de Inglaterra con alto riesgo de desaparecer.
Martinez sabe que es una vitrina que viste mucho. Una copa que da prestigio. La situación es crítica si se tiene en cuenta que un descenso en liga, retrasaría un proceso de muchos años que ha sido alabado por grandes entrenadores. Una encrucijada que ha llevado al español a utilizar psicólogos con sus jugadores. La maldición del Portsmouth ha vuelto en estos días
Este sábado Inglaterra se paralizará para ver a Wembley de lujo. Un equipo en busca de consuelo y otro por la gloria de brillar actuarán un libreto único y exclusivo de una copa de la que dicen, no se gana, ella escoge al ganador.