Con la llegada de las festividades de Navidad y Año Nuevo llega también el implacable invierno, para muchos animales esta temporada no es motivo de celebración, sino una combinación letal de peligro y sufrimiento.
Mientras los humanos disfrutamos de luces, festejos y comidas, los animales enfrentan una dura realidad. En el caso de los perros y gatos que viven en las calles, el frío es una amenaza constante. Aunque algunos han aprendido a sobrevivir en condiciones adversas, no todos corren con la misma suerte. Los más jóvenes, nacidos en esta temporada, tienen pocas posibilidades de sobrevivir sin la protección de un refugio cálido y alimento.
Pero no son sólo los animales callejeros los que padecen. Entre las víctimas de esta época se encuentran también los animales que viven en hogares humanos. Muchas personas ignoran el impacto devastador que la pirotecnia puede tener en los perros y gatos. Estos ruidos, que para nosotros son parte de la celebración, representan un infierno auditivo para ellos. Las explosiones pueden provocarles taquicardias, ataques cardíacos, heridas graves al intentar huir del sonido o incluso enfermedades crónicas debido al estrés.
En algunos casos, el terror es tan intenso que salen despavoridos de sus hogares, a los que probablemente nunca puedan volver, rompiendo rejas o aprovechando puertas mal cerradas. Una vez en la calle, estos animales, acostumbrados a la protección de un hogar, se enfrentan a un entorno hostil. Sin saber cómo encontrar comida, refugio o protegerse del frío, se vuelven vulnerables. Imaginen a un perro de casa, de tamaño mediano, con un suéter que sus humanos le colocaron para protegerlo del frío. Si llueve, ese suéter se empapa, intensificando el frío que siente. Sus patas, heridas por rascar la puerta en su intento desesperado de escapar del ruido, le duelen y sus uñas rotas lo hacen sufrir aún más.
Cuando en invierno el frío cae en algunos lugares a temperaturas bajo cero -como es el caso en donde yo vivo que baja hasta -5 grados- este perro, incapaz de encontrar refugio ni alimento, sucumbe al frío. Su final es trágico pero no único, pues muchas otras vidas se pierden de manera similar cada invierno.
La temporada de festividades, que para muchos simboliza alegría y unión, es para los animales una época de sufrimiento extremo. Como humanos, tenemos la responsabilidad de proteger a las criaturas que desafortunadamente hemos domesticado y que dependen de nosotros para sobrevivir. Tomar medidas simples como evitar el uso de pirotecnia, asegurar proporcionarles un entorno seguro para los animales y brindarles ayuda a todos aquellos que viven en la calle puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. En este tiempo de celebración, no olvidemos a quienes necesitan nuestra empatía y acción.
Si en tu barrio sabes que hay animales en la calle, que seguro que sí, puedes ayudarlos con esta fácil acción, consigue cajas de cartón grandes, fórralas con plástico por afuera y colócalas en sitios donde puedan servir de refugio.
El frío se siente más cuando nadie te quiere.
Sé un poco más humano, siendo un poco más animal.