Francisco Ortiz Pinchetti
17/01/2025 - 12:03 am
¿Y don Manuel Bartlett?
Sigiloso como siempre ha sido –ladino, dirían otros--, Manuel Bartlett Díaz se fue como acostumbran hacerlo los franceses, sus ancestros: sin despedirse. El 30 de septiembre pasado dejó su oficina de director general en la Comisión Federal de Electricidad (CFE) e hizo mutis apenas cayó el telón del aciago sexenio de Andrés Manuel López Obrador. […]
Sigiloso como siempre ha sido –ladino, dirían otros--, Manuel Bartlett Díaz se fue como acostumbran hacerlo los franceses, sus ancestros: sin despedirse. El 30 de septiembre pasado dejó su oficina de director general en la Comisión Federal de Electricidad (CFE) e hizo mutis apenas cayó el telón del aciago sexenio de Andrés Manuel López Obrador. No se ha vuelto a saber de él.
Bartlett Díaz, hombre del viejo --y del nuevo-- sistema, es el prototipo más deleznable de un priista. Encarna la corrupción, el autoritarismo, la prepotencia, el oportunismo y el cinismo del sistema que suponíamos ido. Es capaz hasta de traicionarse a sí mismo. Su currículum es un catálogo de atrocidades. No por los sucesivos cargos que ocupó como dirigente partidista y funcionario público, sino por la forma en que este revolucionario y patriota se valió de ellos para sus fines personales, a cualquier costo.
Fue Secretario general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el que militó durante cuatro décadas. Luego de ocupar diversos puestos menores en las secretarías de Relaciones Exteriores y Gobernación y Programación Presupuesto, se desempeñó como Secretario de Gobernación de 1982 a 1988 durante la Presidencia de Miguel de la Madrid; fue Secretario de Educación Pública de 1988 a 1992 con Carlos Salinas de Gortari, férreo Gobernador de Puebla, su entidad natal, de 1993 a 1999, y senador de la República por el PRI entre 2000 y 2006.
Durante la campaña Presidencial de éste último año, se alejó del candidato del entonces su partido, Roberto Madrazo Pintado, y llamó a los priistas a dar un "voto útil" a favor del candidato perredista Andrés Manuel López Obrador. Desde entonces su cercanía con el tabasqueño fue cada vez mayor e incluyó evidentes apoyos para sostener su campaña proselitista por todo el país.
Renunció finalmente al PRI y en 2012 Andrés Manuel lo hizo Senador por el Partido del Trabajo (PT), el pequeño cómplice de Morena, Durante su estancia en el Senado, el legislador converso comentaría un día su satisfacción por ocupar ese escaño.
“Es como un aterrizaje suave y grato al final de mi trayectoria”, dijo feliz. No fue sin embargo el final. El propio López Obrador lo nombró director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tras ganar la elección presidencial de
2018. No importó por supuesto que Bartlett Díaz, ahora nacionalista y “de izquierda”, no tuviera ningún conocimiento del ramo. Tampoco las acusaciones, sospechas y evidencias en su contra.
De su estilo es muestra este episodio: un viernes por la noche de noviembre de 1983, el director de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), José Antonio Zorrilla Pérez, se presentó con una recua de guaruras en la redacción de la revista Proceso, en Fresas 13, para impedir la publicación de un reportaje que involucraba a dos sobrinos de Bartlett Díaz, su jefe, en un asunto originado en Venezuela. El funcionario amenazó abiertamente a Julio Scherer García, el director del entonces semanario, y a Vicente Leñero, el subdirector, que acabaron por ceder y retirar el texto de la edición que estaba por salir. Ha sido el único caso de censura directa sufrido en 48 años por esa publicación política fundada en 1976.
Manuel Bartlett Díaz estuvo involucrado en la tortura y asesinato del agente norteamericano Enrique “Kiki” Camarena, en 1985. Diversos documentos del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, que estuvieron reservados durante tres décadas, confirman su participación en el caso. “El 25 de septiembre de 2024 (a cinco días de terminar su gestión en CFE), el gobierno de Estados Unidos desclasificó un memorando enviado desde la embajada en la Ciudad de México al director del FBI en marzo de 1986 sobre el caso del asesinato de Camarena, que confirma lo publicado por Proceso desde 2021: que Manuel Bartlett Díaz está involucrado en el caso”, publicó la revista.
También se vio inmiscuido en el asesinato del periodista Manuel Buendía Tellezgirón el 30 de mayo de 1984, por el cual fue encarcelado como autor intelectual precisamente José Antonio Zorrilla Pérez, director entonces de la DFS y como tal subordinado directo del secretario de Gobernación. Nunca se ha dilucidado la participación del político poblano en ese crimen, pese a las promesas de AMLO hace cuatro años de abrir los expedientes del caso para aclarar esos hechos.
En 1986, Bartlett Díaz fue el autor confeso del escandaloso fraude electoral en Chihuahua, cuando el PRI aplicó todo su catálogo de triquiñuelas para imponer a Fernando Baeza Meléndez como gobernador. Él mismo confirmaría después que en su oficina de Bucareli se elaboró el plan para impedir que Francisco Barrio Terrazas, el candidato del PAN, llegara a la gubernatura, en la consumación del llamado “fraude patriótico”.
Y dos años después, en 1988, fue el responsable directo de la tristemente célebre “caída del sistema” (frase que no es suya, sino de Diego Fernández de Ceballos, representante entonces del PAN ante la Comisión Federal Electoral presidida por el titular de Gobernación), con la que se encubrió la manipulación de los resultados de la elección presidencial a favor de Carlos Salinas de Gortari.
De su enriquecimiento ilícito hay también abundantes evidencias. Prácticamente desde un nombramiento al frente de la CFE fue acusado de haber ocultado una millonaria fortuna en su declaración patrimonial: 25 propiedades en colonias de alta plusvalía de la capital, por un valor superior a los 800 millones de pesos, además de 12 empresas --alguna incluso dedicada al sector de la energía--, registradas a nombre de su no esposa, Julia Abdala, e hijos. Las acusaciones, hechas públicas en el portal Latinus por el equipo de Carlos Loret de Mola no procedieron legalmente, claro...
El mismo día en que la investigación se hizo pública, Bartlett intentó desmentir las acusaciones a través de su cuenta de Twitter; pero en esa misma red social, Loret de Mola respaldó el trabajo de su reportera Arelí Quintero y confirmó que contaban con documentos, registros catastrales y fotografías de sus 23 casas y dos terrenos, los cuales estaban disponibles al público través de su portal de noticias.
El 11 de septiembre de ese mismo año, durante la conferencia de prensa matutina del Señor de Macuspana, que lo solapó siempre, el ex priista fue cuestionado nuevamente por periodistas. Don Manuel ya no intentó negar su fortuna; por el contrario, dijo con inaudito cinismo que su larga trayectoria en la función pública había contribuido a su patrimonio personal (sic). "Tengo toda una vida en el servicio al gobierno mexicano y tengo el patrimonio que he desarrollado en estos años, perfectamente definido en mis declaraciones patrimoniales, año con año", respondió a los medios con su eterna cara dura.
Hoy desaparecido de la escena pública, Manuel Bartlett Díaz es también a sus 88 años de edad el prototipo de la impunidad que prevalece en México en tiempos de la cuatroté. Válgame.
DE LA LIBRE-TA
DESPILFARROS. Durante su reunión en Ciudad de México con dos mil alcaldes de las 32 entidades del país, Claudia pidió a los munícipes invertir en “Caminos de Paz” y en el Plan Nacional Hídrico. Un buen enganche habría podido darse con los millones y millones de pesos que habrán gastado en su traslado. Sale cara lademagogia, mecai.
@fopinchetti
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