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El sabio del sur

CLOSE UP ¬ Mujica: el símbolo uruguayo que cautivó al mundo con su palabra

18/01/2025 - 10:03 pm
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José Alberto Mujica Cordano, el expresidente, exguerrillero y pensador uruguayo se ha retirado de la vida pública. Detrás de él hay una historia de vida que le ha permitido hablarle al mundo entero de los riesgos que pesan sobre la humanidad. Se trata, por lo mismo, de un símbolo internacional.

Ciudad de México, 18 de noviembre (SinEmbargo).– "Me quiero despedir de mis compañeros y de mis compatriotas. Lo que pido es que me dejen tranquilo, que no me acosen con entrevistas y nada más. Se terminó mi ciclo hace rato. Sinceramente me estoy muriendo". De esa manera se despidió José Mujica de la vida pública el pasado 9 de enero. El exguerrillero, expresidente y pensador uruguayo de 89 años lucha contra un cáncer que se ha extendido por su cuerpo. Su adiós, hecho en una entrevista para el semanario uruguayo Búsqueda, ha cimbrado al mundo entero, al cual supo cautivar con su discurso, congruencia y sobriedad.

José Alberto Mujica Cordano es el primer hijo del matrimonio entre Demetrio Mujica y Lucy Cordano. El periodista Miguel Ángel Campodónico relata en su libro "Mujica", que Pepe –como se le conoce– nació en su propia casa, después de que su madre fuera asistida por la partera del barrio, “una vieja comadrona que, si bien no poseía título alguno, cumplía su trabajo a la perfección”. De hecho, expone que su chacra en el Rincón del Cerro está ubicada muy cerca de su hogar familiar.

Campodónico cuenta cómo a lo largo de su vida Mujica ha establecido una relación cercana con el trabajo de la tierra sobre todo por la influencia que produjeron en él las largas estadías en el campo de su abuelo materno. “Pepe Mujica, ni siquiera en los peores momentos de su vida, cuando encerrado en prisiones inhumanas parecía que lo había perdido todo y que el propio futuro se había esfumado, dejaría de pensar en volver a tener una chacra en la cual pudiera nuevamente realizar los trabajos que había descubierto siendo un niño”, escribe.

Esa misma relación con la tierra lo ha mantenido viviendo en el mismo lugar durante décadas junto a su pareja y compañera, la exvicepresidente uruguaya Lucía Topolansky, quien como él fue parte de la guerrilla de los Tupamaros. Él tenía 37 años y ella 27 cuando, relata el periodista Jack Nicas de The New York Times, durante una operación clandestina se encontraron por primera vez. Muchos años después Mujica, añade, compararía su primera noche juntos, escondidos en la ladera de una montaña, como un destello de luz en la noche.

“En medio de la guerra, hallaron el amor. Pero apenas unas semanas después, fueron encarcelados y sometidos a torturas y maltratos. Durante 13 años, solo lograron intercambiarse una carta. Los guardias confiscaron el resto. En 1985 terminó la dictadura uruguaya. Fueron liberados de inmediato y no tardaron en encontrarse”, relata Nicas.

José Mujica ha llegado a relatar a la prensa que el encierro de ambos les impidió tener hijos. Lo cierto, es que es de sobra conocido que Topolansky y Mujica dan resguardo a perritos como Manuela, a quien se le ha visto en numerosas ocasiones acompañar al expresidente uruguayo.

El guerrillero que llegó a la Presidencia

El documentalista y activista Saúl Alvidrez pudo conversar y conocer a Pepe Mujica como parte de su proyecto Sobreviviendo al siglo XXI: Chomsky y Mujica. En entrevista para este CLOSE UP, compartió una semblanza del “sabio del sur”, como se le conoce:

“Es una persona rebelde desde nacimiento, muy adepto a la lectura autodidacta y que desde joven se unió la militancia, sabemos que en el Cono Sur, en el continente latinoamericano, durante décadas anteriores hubo muchísimos problemas con las dictaduras y una represión terrible desde el Gobierno, Pepe Mujica participó en la guerrilla urbana Tupamaros, allí en Uruguay, en su juventud lo cual le costó seis balazos, 15 años de cárcel, casi la última etapa fue de 7 años en la cual estuvo en un aislamiento prácticamente total, en la cual él dice que estuvo a punto de perder la cordura y en situaciones muy duras, prácticamente inhumanas”.

Para entender al Pepe Mujica guerrillero es imprescindible comprender que Uruguay era un país casi militarizado durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco, un político de derecha. El periodista Mauricio Rabuffetti escribe en José Mujica: La revolución Tranquila indicó que mientras Pacheco había decidido que una guerrilla no era algo que estuviera dispuesto a tolerar y para combatirla haría todo lo que considerase necesario. “La guerrilla de los tupamaros creía desde mediados de los años 1960 que Uruguay se dirigía inevitablemente hacia el autoritarismo y hacia un golpe de Estado. Para ellos, además, las urnas no eran un camino posible para defender sus ideas en un país que consideraban dominado por la burguesía y cuyo sistema político estimaban corrupto e inmoral. Tampoco estaban dispuestos a esperar”.

Precisamente, Mujica era un líder militar de una columna de esta agrupación, una de las más disciplinadas y eficaces de la organización, según relata Rabuffetti. Un día, en el marco de la planeación de un golpe que daría a la guerrilla fondos para seguir operando, Mujica y otros miembros de la guerrilla fueron capturados y él baleado en seis ocasiones.

Las versiones que recupera Rabuffetti indican que Mujica fue trasladado al Hospital Militar, donde fue operado de emergencia. Escribe que José Mujica sobrevivió de milagro y fue a dar a la cárcel como muchos de los integrantes de los Tupamaros. Pero en 1971 protagonizó junto a otros 101 presos –la mayoría miembros de la guerrilla– una espectacular fuga del penal donde estaba recluido en Montevideo. Fue recapturado en 1972, un año antes del golpe de Estado y posterior dictadura de Juan María Bordaberry. Salió en 1985, a los 50 años. Sobre su periodo encarcelado, Mujica no habla ni en privado.

Rabuffetti expone que Mujica tenía 37 años cuando perdió por última vez la libertad. “Durante ese tiempo en prisión fue torturado de forma brutal y sistemática, física y psicológicamente. Sufrió golpes y humillaciones. Estuvo a media ración de alimentos y agua. Se enfermó de los intestinos y los riñones. Pasó períodos de tiempo imposibles de establecer con exactitud sin contacto con seres humanos. Perdió sus dientes. Su cuerpo llegó al límite de lo soportable. Su psiquis, también. La locura fue por momentos su única compañera. Como pudo se refugió en sus pensamientos como mecanismo para salir del infierno en el que sus ideales políticos y sus carceleros lo habían metido. De la forma más dura que se pueda imaginar, Mujica dejó atrás, en la cárcel, su vida de guerrillero. Salió convertido en un político”.

“Una vez terminada la dictadura en Uruguay, se hace una liberación de estos presos políticos, él sale, te hablo más o menos del 85, y él entonces dice que asume que el pueblo uruguayo no estaba preparado para las ideas que le estaba planteando desde la guerrilla y entonces toma la vía de la democracia liberal, él se configura en una creación de un conjunto, de una organización, que conglomera distintos partidos de izquierda y él participa, por supuesto, en la fundación de esto”, ahondó Alvídrez.

Ya fuera del encierro, y ante una apertura democrática en el Uruguay, Mujica creó junto con otros liderazgos de la guerrilla del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros el Movimiento de Participación Popular. En las elecciones de 1994 fue elegido Diputado por Montevideo y con su estilo franco logró hablarle al descontento de los uruguayos. En 1999 fue elegido Senador y cinco años después el Frente Amplio se consolidó como la primera fuerza dentro del partido de Gobierno.

Entre 2005 y 2008, Mujica se sumó al Presidente Tabaré Vázquez como Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. Posteriormente, regresó al Senado desde donde impulsó su candidatura a la Presidencia. Rabuffetti así lo narra:

“José Alberto Mujica Cordano resultó el vencedor de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales uruguayas el domingo 29 de noviembre de 2009. Su victoria se produjo tras una dura campaña electoral en la que de forma permanente afloraron los recuerdos de su pasado guerrillero y los señalamientos por su forma de vestirse o hablar. Obtuvo 52.59 por ciento de los votos según los datos oficiales definitivos ante su rival, el expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera”.

El expresidente José Mujica anunció este jueves que los médicos le han informado que el cáncer de esófago que padece se ha extendido por su cuerpo y pidió que lo dejen morir tranquilo.
José Mujica, expresidente de Uruguay. Foto: Europa Press.

El símbolo uruguayo que conquistó el mundo

La fama de Pepe Mujica fuera de Uruguay se debió a la falsa imagen que la prensa internacional dio de él como “el Presidente más pobre del mundo”, un calificativo que molesta al pensador uruguayo y que se debe por la sobriedad en la que vivió durante su mandato, en el cual donó el 80 por ciento de su salario, un monto que ascendió a 550 mil dólares durante sus cinco años de Gobierno. En su gestión también rechazó vivir en la Residencia Presidencial de Suárez y Reyes para seguir morando en su chacra, sin mayor seguridad que la de dos guardias.

De hecho, Mujica donó su sueldo a un programa de viviendas de bajo costo para personas con dificultad de acceso a un techo, particularmente madres solteras. Como parte del plan las propias familias construían sus viviendas con apoyo de terceros como el Estado o voluntarios, incluso el propio Mujica llegó a participar en la construcción directamente.

Lo cierto es que a Mujjica siempre le ha molesto que se le vea como el "Presidente más pobre del mundo". Así se lo relató a Saúl Alvídrez cuando dijo que quienes sólo vieron eso no entendieron un carajo, pues "pobre" es el que precisa mucho y su definición es estoica, porque si el mundo no aprende a vivir con cierta sobriedad, a no despilfarrar, a no desperdiciar, si no aprende esto pronto, nuestro mundo no va a resistir.

“Él es una suerte de neo-estoico, el estoicismo es una corriente filosófica clásica que viene desde los griegos y los romanos y parte de lo que plantea es el tema de la austeridad. Séneca dice, y lo repite mucho Pepe, que el más rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita; entonces, cuando a él le dicen que es el Presidente más pobre del mundo, una de las razones por las cuales se hizo muy famoso, él se enoja y no le gusta, dice ‘yo no soy pobre, yo soy austero y luego dice ‘no, ni siquiera austero porque las políticas de austeridad en Europa corrompieron estas palabras, yo soy sobrio, ligero de equipaje’, porque él plantea que tener muchas cosas te quita tiempo de vida”, comentó Alvídrez.

Mujica anuncia la extensión del cáncer, que no seguirá con el tratamiento y pide morir "tranquilo"
El expresidente uruguayo José Mujica comparece en rueda de prensa con motivo del Premio Derechos Humanos 2019 otorgado por Consejo Valenciano de Colegios de Abogados (CVCA) y la Fundación por la Justicia. Foto: Europa Press.

Si bien su manera de vivir le acaparó la atención, su discurso y sus iniciativas como la de regular el mercado del cannabis, promover el matrimonio entre personas del mismo sexo o legalizar el aborto cautivaron al mundo entero, como cuando pronunció su célebre su discurso del 24 de septiembre de 2013 en la asamblea general de la ONU.

“Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales. Les ocupamos el templo con el dios mercado, que nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida y hasta nos financia en cuotas y tarjetas, la apariencia de felicidad. Parecería que hemos nacido solo para consumir y consumir, y cuando no podemos cargamos con la frustración, la pobreza, y hasta la autoexclusión. Lo cierto hoy es que para gastar y enterrar los detritos en eso que se llama la huella de carbono por la ciencia, si aspiramos en esta humanidad a consumir como un americano medio promedio, sería imprescindible tres planetas para poder vivir. Es decir nuestra civilización montó un desafío mentiroso y así como vamos, no es posible para todos colmar ese sentido de despilfarro que se le ha dado a la vida. En los hechos se está masificando como una cultura de nuestra época, siempre dirigida por la acumulación y el mercado. Prometemos una vida de derroche y despilfarro, y en el fondo constituye una cuenta regresiva contra la naturaleza, contra la humanidad como futuro”, comentó en esa ocasión.

Con ese capital de influencia internacional, Mujica llevó más allá de las fronteras su congruencia. En marzo de 2014 anunció que Uruguay estaba dispuesto a recibir a presos de Guantánamo, la prisión militar de Estados Unidos en Cuba donde se cometían todo tipo de atrocidades y torturas a personas acusadas de terrorismo. Al final recibió a seis de esos detenidos en medio de una serie de críticas tanto dentro como fuera de su país.

Ese mismo año, pero en abril, en medio de su segunda nominación al Premio Nobel de la Paz, y luego de no tener éxito en el proceso de paz en Colombia entre la guerrilla y el Gobierno, dijo que Uruguay podría albergar a niños refugiados de la cruenta guerra civil en Siria. Fueron 120 personas que fueron acogidas por su país, entre ellas familias con niños, que fueron recibidas por el Presidente al tocar tierra.

Cada una de estas acciones, pero sobre todo la congruencia que ha demostrado, son las que han convertido a José Mujica en un símbolo de la humanidad, un símbolo que ya ha visto pasar sus mejores momentos y ha decidido esperar el último de sus días, como inició su vida, junto a su tierra y en sobriedad.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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