Ernesto Hernández Norzagaray
28/12/2024 - 12:01 am
Trump, ¿podrá cumplir sus amenazas?
Todo esto ha creado una atmósfera mediática de irritabilidad e incertidumbre que es necesario intentar situar en su justa dimensión para no aumentar el pánico y formular hipótesis a las conveniencias conservadoras.
A la memoria de la Dra. Guadalupe Dobler,
víctima de la violencia en Sinaloa.
Felices fiestas le deseo al equipo
y a los lectores de SinEmbargo.Mx
En las últimas semanas el Presidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica literalmente se ha deschavetado lanzando misiles verbales a diestra y siniestra contra Europa, Canadá, México y Panamá.
Los misiles van en la dirección de comprar al reino de Dinamarca, la isla geoestratégica de Groenlandia, como si fuera un traje a la medida imperial, la reducción de contribuciones económicas estadounidenses a la OTAN y a las ayudas a la Ucrania de Volodímir Zelenski.
Vamos, hasta algo que suena chusco que es convertir a Canadá en el estado 51 de la Unión Americana y por si esto no fuera mucho, dice que combatirá desde el primer día a los cárteles de la droga como “organizaciones terroristas” y buscará la anexión del Canal de Panamá a los intereses estadounidenses.
Todo esto ha creado una atmósfera mediática de irritabilidad e incertidumbre que es necesario intentar situar en su justa dimensión para no aumentar el pánico y formular hipótesis a las conveniencias conservadoras.
Daniel Inmerwhar, un historiador que se desempeña como académico en la Northwestern University, da una pauta en su libro Cómo ocultar un imperio y en una entrevista que recientemente concedió al diario español El País sostiene convenientemente una duda imperativa, cuando afirma: “No sé hasta dónde son creíbles esas aspiraciones de Trump… sí creo que estamos ante una vuelta a una visión antigua del poder, donde la seguridad se logra a través de la superficie. Después de 1945, recordemos para entender el despropósito trumpista, Estados Unidos ha buscado formas más difusas de influencia, a través de pactos comerciales, asociaciones de seguridad, flujos de armas y bases militares…”.
Y por eso el profesor Inmerwhar agrega algo medular y oportuno: “Todo esto requiere conexiones estrechas con gobiernos extranjeros. La visión de Trump de una América fuerte, en cambio parece ser una gran extensión de tierra, encerradas entre altos muros. Quiere poder sobre el mundo, pero no presencia en él. Así que, en lugar de obtener beneficio estratégico en Groenlandia, por ejemplo, operando una base militar o comerciando con Dinamarca, está tratando de comprarla de nuevo”, como lo intentó fallidamente Harry Truman en 1946, al ofrecer a la Corona danesa 100 millones dólares. Y ante este nuevo intento de compraventa las autoridades danesas han dicho que “Groenlandia no está en venta, no se vende”.
Esto cobra sentido domésticamente en la amenaza de combatir a los cárteles en general de la droga y aunque, no dijo mexicanos, al buen entendedor pocas palabras. Así lo interpretó correctamente la Presidenta Sheinbaum pues podría ir de la incursión abierta a la velada en territorio nacional -vamos, de hecho, acaba de ocurrir con la administración “amiga” de Biden con la detención y traslado a territorio estadounidense del capo Ismael "El Mayo" Zambada.
Claro, este ejercicio de intervencionismo se ve potenciado con la llegada de Trump y me atrevo a pensar que al otro lado de la frontera norte sus operadores ven a México como eslabón más propicio para mostrar que los dichos de Trump no sólo son palabrería de campaña, sino que hay un Presidente que “cumple” lo prometido de “primero los estadounidenses”.
Y es que por razones geográficas, y capacidades de una y otra Nación, hay dos variables poderosas que le dan un alto sentido de oportunidad por el alto impacto emocional que tiene en los dos lados de la frontera norte: el de las 100 mil muertes anuales por fentanilo en EU, y la violencia extendida en nuestro país producto frecuentemente de la connivencia de la política y el crimen organizado.
Ante la manifiesta incapacidad de las fuerzas de seguridad del Estado mexicano para tenerla bajo control como sucede hoy en estados como Chiapas, Guerrero, Michoacán, Guanajuato, Sinaloa o Baja California.
El sector más conservador y atemorizado del país ve en Donald Trump una tabla de salvación ante la crisis de inseguridad y muerte que cada día asola al país.
Pero no hay que engañarse. Si bien el discurso amenazante de Donald Trump ha sacudido la inercia y el acomodo de los primeros meses de la administración Sheinbaum, es un dardo al residente de Palenque, quien sigue supervisando a pie juntillas las decisiones políticas que se toman en nombre de la 4T y la administración Sheinbaum lo ha entendido mandando señales de Estado en los tres temas más urgentes en la relación bilateral.
Uno, ante la amenaza de deportaciones masivas, para lo cual dice Sheinbaum se han reforzado las capacidades de atención en nuestros consulados como de reingreso al país de los connacionales, o sea, saben que viene esa deportación masiva y con un millón de repatriaciones ya es un problema social mayúsculo pues muchos volverán sólo con la ropa que traerán puesta.
Dos, la migración mayoritariamente de latinoamericanos buscando llegar a México para trasladarse a territorio estadounidense es el otro tema que se busca controlar mediante la “atención” de migrantes para que no lleguen a la frontera norte lo que esto signifique.
Y, por último, la captura de personajes criminales y políticos menores de los cárteles, y los decomisos y destrucción de laboratorios clandestinos de fentanilo es la respuesta al tema más escabroso mediáticamente.
Incluso, en otro orden de política exterior, está la confiscación de mercancías y alza de aranceles a las mercancías chinas buscando con todo ello y no es poco, tener una carta de presentación en las futuras negociaciones bilaterales, manifestando que no se es indiferente a los problemas que Trump esgrime y están en el imaginario estadounidense para favorecer una agenda consensuada.
En definitiva, el paso que a gritos ha dado Donald Trump busca una sacudida de fichas del tablero mundial y podría tener un doble destino: fracasar al encerrarse con una suerte de proteccionismo político que lo desatienda a EU de su papel histórico con los llamados valores occidentales, o que lo dicho sirva para dar el siguiente paso como sucede frecuentemente entre los tiburones de Walt Street que aprietan para llegar más fuertes a una mesa de negociación y, quizá, eso explique el silencio de Xi Jing Ping, que en todo esto, no ha dicho esta boca es mía, a diferencia de Vladímir Putin, que no ha escondido su simpatía por el regreso de Trump a la Casa Blanca.
Al tiempo.
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