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Tomás Calvillo Unna

04/12/2024 - 12:04 am

El desafío de toda encrucijada

"Todos los tesoros del universo imaginable están en el inhalar y exhalar".

Pintura de Tomás Calvillo
“El extraviado espejo”
Pintura: Tomás Calvillo Unna

 

I

La necesaria soledad de la conciencia.

La velocidad implacable del tiempo;

la alacena de imponderables que rige

sus escuetos y rotundos dictados.

La innata contundencia de su ritmo;

su afamado plumazo de tres letras,

la firma infalsificable del ya estuvo

y hasta aquí.

 

II

Todos los tesoros del universo imaginable

están en el inhalar y exhalar;

en la bisagra biológica ontológica y demás,

ahí se codifican los destinos innumerables

y el singular de cada uno.

No requiere ornamentos, ni discursos, ni arrogancia

en sí misma se expresa

y ataja las rutinas de los calendarios.

 

III

Sí,

este inmenso azul glorificado como cielo

es su espejo…

El horizonte ya no alcanza

se absorbe en la cadencia de su estar.

La desnudez del ser arropa la visión

y el viento esparce las semillas

de sus luces y sombras.

Convertidos en imágenes e impresos,

cuerpos biografías afectos

los constantes desprendimientos,

líneas a pie de página

en apariencia capturadas:

del pergamino de asfalto

que es toda carretera.

En el resplandor metálico de los autos,

el sol despliega sus acertijos.

En este atardecer;

es la advertencia,

la confianza en los caminos

que atraviesan las montañas.

 

IV

Ocho mil doscientos millones

y esa necesidad

de ser uno

en la desmesurada proporción

de la humanidad propagada.

Las líneas en las frentes y las manos;

pasiones y sinos que trazan

el paisaje de los pensamientos.

Su contenido evita ir a la deriva

más allá del retrovisor de sus recuerdos.

 

V

Empañados los espejos y las ventanas;

en este único mirador que compartimos

al advertir la rectitud que nos enlaza;

rescatar el horizonte

en su esencial frescura del misterio:

el arte de amar sobre todas las cosas

en la geometría mágica

de los días y las noches que habitamos

sin dejar de ser nómadas,

revestidos de peregrinos;

a sabiendas del abismo

que circunda nuestras tareas,

y de los extraordinarios puentes

que levantamos y heredamos

para perdurar ante los destellos

de los dioses ausentes.

 

VI

Ese zumbido que nunca se ha ido

y se aproxima…

Nos interroga más allá de los sentidos;

es una huella de vibración cósmica

que llevamos en nuestras células.

Ahí en esas finas palpitaciones

se reúnen las promesas

de montañas y desiertos,

los antiquísimos versos que apuntan

a la inmensidad de cada uno,

al navegar en el océano nuestro de la vida.

 

VII

A orillas de esa línea de sombras

de aquellas mujeres que se refugiaron en los ríos.

La medicina de la imaginación;

horadar las horas con la creatividad,

esa primigenia enseñanza de caricias

entre las cortantes piedras de los años.

Las copas de los árboles y las aves vigías

saben de ese valeroso orgullo,

de sus lágrimas fértiles

en el mar y sus tormentas:

las olas que doman los sueños,

y ese perfume del amanecer

que orienta los días.

 

Rendija:

La ansiedad es la enfermedad de enfermedades que las nupcias de la ciencia y tecnología han convertido en una epidemia para conquistar el territorio de la mente en todos los órdenes de la vida.

El congestionamiento civilizatorio corre el riesgo de no encontrar los cauces adecuados para distender las experiencias de vidas de miles de millones, que asisten a la puesta en escena de un guion cada vez más cargado y estrecho con pocas salidas de emergencia.

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