Los panameños acudieron a las urnas este domingo para escoger al nuevo Presidente de los próximos cinco años, con la sombra del exmandatario Ricardo Martinelli sobrevolando la candidatura del favorito en las encuestas, y con los dos grandes desafíos de la migración y las dificultades económicas en el horizonte nacional.
Por Juan Zamorano y Megan Janetsky
Ciudad de Panamá, 5 de mayo (AP) — José Raúl Mulino, el delfín y persona de confianza del exmandatario Ricardo Martinelli, inhabilitado electoralmente tras una condena por blanqueo de dinero, se encaminaba el domingo a ganar la elección presidencial en Panamá con más del 85 por ciento del escrutinio preliminar y el reconocimiento por parte la autoridad electoral y de sus rivales de su victoria.
Mulino, exministro de Seguridad de Martinelli de 64 años que reemplazó en la boleta al popular exmandatario por los partidos Realizando Metas y Alianza, obtuvo el 34.43 por ciento de los votos, mientras que Ricardo Lombana, del Movimiento Otro Camino, quedó segundo en el conteo preliminar con un 25.03 por ciento del conteo.
Desde el Tribunal electoral, el presidente Magistrado Alfredo Juncá llamó por videollamada a Mulino y lo proclamó “ganador extraoficial” con base en el avance del conteo, a lo que Mulino se comprometió para dar lo mejor de sí como gobernante.
La jornada electoral destacó por la alta participación de votantes, con más del 77.28 por ciento de los panameños.
A Mulino y Lombana, les seguían en el conteo preliminar el expresidente Martín Torrijos, con 16.02 por ciento, y Rómulo Roux, de Cambio Democrático, con 11.28 por ciento en una votación.
Antes de concluir el escrutinio, los dos últimos reconocieron su derrota en pronunciamientos públicos y felicitaron a Mulino. “El pueblo panameño eligió este 5 de mayo una propuesta distinta a la que nosotros presentamos. Quiero felicitar a José Raúl Mulino por su elección como presidente de la República”, dijo Roux. Poco antes, Torrijos también reconoció la victoria del delfin de Martinelli.
Finalmente, Lombana también admitió su derrota y, aún sonriente, indicó públicamente que su movimeinto eran la principal fuerza de la oposición.
El próximo presidente de Panamá recibirá un país con desafíos apremiantes, ante la ralentización de la economía este año después del cierre de una mina de cobre tras protestas multitudinarias a fines del año pasado y una sequía que restringió el tránsito de barcos por el Canal de Panamá.
Además, deberá enfrentar la creciente migración irregular por la jungla del Darién, que el año pasado atravesaron medio millón de personas con rumbo a Estados Unidos.
Mulino fue el candidato puntero en campaña, capitalizando el respaldo que una parte de la población aún profesa por el exmandatario, pese a su condena a 10 años de cárcel por blanqueo de dinero y la inhabilitación política que le impidió participar en la pugna electoral.
Mientras sus tres rivales más directos —el expresidente Martín Torrijos y dos candidatos que participaron en las pasadas elecciones de 2019, Ricardo Lombana y Rómulo Roux— buscaban evitar el regreso del “martinellismo” al poder con un recordatorio constante a los escándalos de corrupción.
Su sustituto prometió dinamizar la economía y poner más dinero en el bolsillo de los panameños, además de frenar la migración irregular por el Darién, por donde cruzaron más de medio millón de personas el año pasado. Los críticos de Mulino temen que con él regrese también una época de confrontación y escándalos de corrupción en el país.
A Mulino y Lombana, les seguían en el conteo preliminar el expresidente Martín Torrijos, con 15,96%, y Rómulo Roux, de Cambio Democrático, con 11,52% en una votación.
A medida que avanzaba el escrutinio, en el hotel donde estaba el cuartel de campaña de Mulino se escuchaba música y un ambiente de festejo entre sus partidarios.
Modesta de Negrete, una pastora evangélica de 58 años, dijo en las afueras del lugar que los resultados eran los esperados. “Como pueblo panameño esperamos que Mulino cumpla lo prometido. Necesitamos la activación de la economía, fuentes de empleo”.
El ganador de estos comicios, cuyo tramo final estuvo rodeado por la incertidumbre en torno a la constitucionalidad de la candidatura de Mulino, conducirá al país por los próximos años con fuertes desafíos en economía —por la desaceleración esperada tras el cierre de una mina de cobre y la sequía que restringió el tránsito en el Canal de Panamá— y en migración, ante el incesante cruce de personas por la jungla del Darién.
“Creemos que Mulino puede hacer un buen papel”, dijo Yanela Ríos, una ama de casa de 58 años que sufragó temprano en Boca la Caja, un barrio marginal de casas de concreto y techo de zinc que está incrustado en medio de rascacielos residenciales lujosos en Ciudad de Panamá. “Si, en realidad, él tiene otra mentalidad en ayudar al pueblo y al que lo puso en ese puesto (Martinelli), será bueno para el país”.
Juan José Tinoco, un transportista de turismo de 63 años, reconoció haber dado su apoyo a Mulino. “Aquí tenemos dinero, este es un país que tiene mucha plata, pero necesitamos un líder que piense y se dedique realmente a los intereses de Panamá”, defendió desde temprano.
Con el sol estrenándose en la jornada, los primeros votantes empezaron a llegar a los centros de votación pasadas las 7:00 de la mañana, en uno de los procesos electorales más intrincados en la historia reciente de Panamá. Las casillas en las más de siete mil 574 mesas en todo el país estarán abiertas hasta las 16:00 de la tarde (21:00 GMT).
En una entrada al barrio, una anciana colocó una bandera con las letras RM (Realizando Metas) fuera de su casa, donde tendía su ropa lavada y una pancarta que decía “Ayuden al loco”, en referencia a Martinelli.
El exmandatario, condenado por lavado de activos a más de 10 años de prisión está inhabilitado políticamente y refugiado en la Embajada de Nicaragua desde febrero tras recibir asilo político, apoyó intensamente la campaña de su correligionario y hombre de confianza.
Mulino, que votó pasadas las 9:00 de la mañana tras ser recibido en el centro de convenciones Atlapa al grito de “se siente, se siente, Mulino Presidente”, reemplazó a Martinelli en la nómina de los partidos Realizando Metas y Alianza. Estuvo a punto de quedarse fuera de la pugna electoral por una demanda que buscaba declarar su postulación como inconstitucional y no fue hasta el viernes en la madrugada que la Corte Suprema se pronunció para mantener a Mulino en la pugna presidencial.
Después de sufragar, el candidato visitó a Martinelli en la Embajada. “Hermano”, le dijo, antes de estrecharse en un abrazo en la sede diplomática. El Gobierno de Panamá ha protestado con anterioridad ante el de Nicaragua por permitir al exmandatario realizar actividades políticas.
“Todo el mundo decía si (Martinelli) corre, gana”, dijo en entrevista con The Associated Press Ragnhild Melzi, vicepresidenta de Programas Públicos y Relaciones Corporativas de Americas Society/Council of the Americas en Nueva York. “Mulino es el sucesor y creo que se beneficia de lo que tenía Martinelli, de lo positivo que una parte muy grande del pueblo panameño le veía. El dinamismo que hubo”.
El candidato que resulte ganador tendrá que lidiar con los grandes retos de la migración por el Tapón del Darién y la crisis del agua en el Canal de Panamá, que junto al cierre de una mina de cobre tras protestas multitudinarias el año pasado contraerán la económica, según los expertos.
Judith Wald, de 48 años y que dijo que hace toda clase de emprendimientos para buscar dinero, aseguró que votó por Martinelli en 2009, pero que esta vez no le dio el voto a su candidato. “Mulino está corriendo por él (Martinelli). No he escuchado sus propuestas, evadió todos lo debates, no me convenció para nada. Martinelli quiere que gane Mulino para que lo indulten”.
“Tenemos problemas con la economía, trabajo y la salud que nos ha llevado a un momento de crisis”, reclamó por su parte Carmen González, una ama de casa de 56 años que llegó a votar con su madre Manuela, de 81 años. "Esperemos que todo esto sea para el bien. Espero que el próximo Presidente haga las cosas bien que cumpla cada una de las promesas”. Su apoyo fue para Lombana, uno de los tres que va detrás de Mulino y el primero de los candidatos que acudió a votar el domingo también en Atlapa.
De acuerdo con los analistas, esta elección en Panamá es una de las más complejas de su historia moderna.
"La votación está marcada por una mayor fragmentación política y descontento social bajo el Presidente saliente Laurentino Cortizo”, indicó Arantza Alonso, analista senior para América de la firma de consultoría estratégica y riesgo Verisk Maplecroft con sede en Bath, Inglaterra. En un análisis enviado a AP, refirió que una encuesta de principios de abril mostró que casi una cuarta parte (23 por ciento) de los ciudadanos estaban indecisos o poco inclinados hacia alguno de los aspirantes, lo que indica “los bajos niveles de satisfacción de los panameños con los candidatos ofrecidos”.
Mulino ha ofrecido marcar el comienzo de una economía próspera como la que se vio durante el Gobierno de Martinelli (2009-2014) y detener la migración a través del Tapón del Darién, las peligrosas selvas que unen Colombia y Panamá, y que fueron atravesadas por medio millón de migrantes el año pasado.
En tanto que Torrijos, Lombana y Roux han ofrecido cambiar el país, con reformas a la Constitución para desmantelar, según ellos, las estructuras que permiten la corrupción y la impunidad. Los tres enfilaron sus dardos en la recta final de la campaña contra Mulino.
“Estamos tranquilos, contentos de estar aquí, con mucha esperanza; hoy gana Panamá, la juventud”, dijo Lombana al llegar a votar. El abogado de 50 años recibió un fuerte apoyo del voto joven en los pasados comicios.