Violeta Vázquez-Rojas Maldonado
20/11/2023 - 12:04 am
Catorce puntos
Los catorce puntos de ventaja entre la mujer mejor posicionada entre las mujeres y el segundo hombre mejor posicionado entre los hombres, no reflejan en absoluto una “falta de competitividad” de Clara Brugada, sino que son el efecto de otro fenómeno: el que el proceso de selección en la CdMx despertó un interés activo de la población (…).
Hoy lunes, 20 de noviembre de 2023, arranca oficialmente la precampaña presidencial, que concluye el 18 de enero. También comenzarán algunas precampañas estatales, como las de Morelos, CdMx y Jalisco.
Hasta ahora, el único proceso de designación de (pre-)candidatos conocido cabalmente por la opinión pública es el de Morena. Como todo el mundo seguramente recordará, se sometieron al escrutinio de una encuesta nacional la actual precandidata presidencial Claudia Sheinbaum y otros cuatro contendientes (Marcelo Ebrard, Gerardo Fernández Noroña, Adán Augusto López y Ricardo Monreal). La primera resultó ganadora indiscutible con más de diez puntos de ventaja sobre el segundo lugar, que no aceptó los resultados de la encuesta. La designación de la precandidata presidencial del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez, ocurrió como efecto de una serie de declinaciones, unos cuantos foros y finalmente una decisión cupular que dio por terminado el proceso antes de que se concluyera su última etapa.
El método de designación por encuesta de morena se repitió unas semanas después para elegir a los y las candidatas a las gubernaturas de Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
En el caso de las gubernaturas hay una complicación añadida que no se presentó en la selección de la candidatura presidencial, y es la aplicación de la regla de paridad de género, de acuerdo con las modificaciones constitucionales aprobadas en 2019 que mandatan a los partidos políticos a garantizar la paridad entre hombres y mujeres en los cargos de elección popular. La letra en la constitución es tajante al respecto, pero no decreta exactamente qué se debe hacer para garantizar el principio, cuestión que se deja a la determinación de cada partido político y cada legislación local.
En lo que los estados arreglan sus leyes para cumplir con la paridad de género, y en lo que los partidos políticos se ponen de acuerdo para lo mismo, el INE propuso una regla: que, de las nueve gubernaturas en juego, cinco tengan candidatas mujeres. Otra parte de la regla es que estas mujeres deberán tener probabilidades de ganar, es decir, los partidos deberán designarlas en estados en los que estén bien posicionados y evitar relegarlas a contiendas donde saben de antemano que van a perder.
Morena estuvo de acuerdo con la regla. Acató, desde un inicio, que designaría a cinco mujeres y cuatro hombres, las cinco más competitivas y los cuatro más competitivos. El orden en el que se acata la decisión importa: dado que se trata de una regla de acción afirmativa, es decir, es una medida que se toma para paliar una desigualdad estructural, tiene sentido que se busque cumplir con esa norma antes que con la de designar a los hombres más competitivos. Entonces, la regla del INE no sólo tiene una encomienda, sino un orden: primero se designan las mujeres, luego los hombres. Esto es importante porque el orden de la aplicación de la regla incide en el resultado, que es algo que se han negado a ver los analistas políticos que tachan el proceso interno de morena como una “imposición” y que llaman al principio de paridad “principio de caridad”, reafirmando el prejuicio social de que las mujeres sólo podemos acceder a puestos de poder por una consideración especial -sea de lástima o de interés- y nunca por nuestras capacidades.
Queda a la discreción de cada partido el criterio con el que deciden quiénes son sus candidatos y candidatas más competitivos. Morena recurrió a su consabido método de la encuesta. Con base en ella se seleccionó, en cada entidad, a las dos personas con mayor porcentaje de preferencia, un hombre y una mujer. Con base en las respuestas a la pregunta “¿A quién prefiere como candidato o candidata de Morena?” la Comisión de Encuestas seleccionó, primero, a las dos mujeres que aventajaban a su par masculino: Margarita González Saravia, en Morelos, y Rocío Nahle, en Veracruz. Las tres mujeres restantes se seleccionaron con base en el porcentaje más alto de preferencia en términos absolutos: así quedaron Clara Brugada en la CDMX, con 26.7 por ciento; Alma Alcaraz, de Guanajuato, con 23.4 por ciento y Claudia Delgadillo, de Jalisco, con 18.6 por ciento. Nótese que, aunque Margarita Saravia y Rocío Nahle obtuvieron, respectivamente 20.4 por ciento y 16 por ciento, y fueron elegidas por haber sido las de mayor preferencia en sus encuestas. Clara Brugada fue quien obtuvo, de las nueve candidatas, el mayor porcentaje de preferencia.
Corrió también la versión de que el criterio en el que se basaría la Comisión de Encuestas de Morena para seleccionar a las candidatas mujeres sería, no la preferencia absoluta, sino la brecha relativa al primer lugar de la encuesta con base en esa misma pregunta. De haber sido ese el criterio, los resultados no habrían cambiado para Alma Alcaraz, que quedó a un punto de diferencia de Ricardo Sheffield, ni para Claudia Delgadillo, cuya brecha respecto a Carlos Lomelí fue de 5.3 puntos. Sin embargo, sí habría cambiado el destino de Clara Brugada, que quedó a 14.8 puntos de Omar García Harfuch, en comparación con Sasil de León, en Chiapas, que quedó apenas un punto y medio atrás de Eduardo Ramírez.
Si bien a algunos les puede haber parecido que “lo justo” era considerar la brecha entre primer y segundo lugar y no el porcentaje absoluto de preferencia, la verdad es que la brecha entre primer y segundo lugar no es una buena medida de la competitividad de una candidata de cara a la elección general, sino sólo en relación con su contendiente varón, que después de este proceso de selección ya no será su contrincante. En otras palabras, Sasil de León era más competitiva si la elección fuera contra Eduardo Ramírez, pero no goza, en términos absolutos, de mayor preferencia como candidata que Clara Brugada. Habría sido un descalabro atender esta regla y concluir que la mujer que obtuvo el mayor porcentaje de preferencias de entre las nueve tendría que quedar fuera porque su contendiente varón también resultó altísimo en las preferencias.
Los catorce puntos de ventaja entre la mujer mejor posicionada entre las mujeres y el segundo hombre mejor posicionado entre los hombres, no reflejan en absoluto una “falta de competitividad” de Clara Brugada, sino que son el efecto de otro fenómeno: el que el proceso de selección en la CdMx despertó un interés activo de la población, que se concentró casi exclusivamente en estas dos figuras. Y es que aunque en otras entidades los contendientes se llevaron porcentajes más o menos parejos, con brechas pequeñas de separación entre unos y otros, la elección en la CDMX dejó prácticamente fuera de la conversación a los otros tres aspirantes. Castigar a Clara Brugada por eso habría sido cobrarle el haber hecho algo bien: concentrar la atención del electorado y mantener el interés en la contienda.
Mientras tanto, el proceso de selección de las candidaturas del Frente Amplio por México es un misterio. Adrián Rubalcava, al no ser designado precandidato, rompió con su partido, el PRI de Alito Moreno, bajo cuyo sello es alcalde de Cuajimalpa. Santiago Taboada parece el único abanderado de un frente en decadencia, bajo el peso de un grueso expediente judicial. Con las perspectivas de derrota que les acechan, no sólo en los lugares consabidos, sino incluso en sus bastiones históricos, como Guanajuato, y con una candidata a la presidencia, Xóchitl Gálvez, que ya dejó de emocionar hasta a sus principales publicistas, el Frente Amplio por México se dedicará a hacer lo posible por cosechar escaños legislativos con la esperanza de complicarle a morena la labor de gobernar.
En ese camino, usarán lo que tienen a su alcance a falta de apoyo popular: el prejuicio, el chantaje y la publicidad y dinero a raudales. Insistirán, por vía de sus “analistas políticos” en la teoría de que Claudia Sheinbaum en realidad no está al mando del relevo de poder (y de hecho, el obradorismo sabe que no lo está, que lo que ostenta es la legitimidad que le otorga el apoyo multitudinario de sus bases, igual que a su predecesor), y nos recordarán a la menor provocación que, según su lectura retorcida de las reglas, Clara Brugada “perdió la encuesta por 14 puntos”, cuando en realidad tuvo el porcentaje de preferencia más alto entre las contendientes. Con estas consignas, y la creatividad con la que el obradorismo decida contestarlas, se inicia hoy nuestro periodo de precampañas.
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