México

Jesuitas acusan impunidad

A 6 meses del asesinato de 2 curas en la Tarahumara no han llegado ni justicia ni paz

19/12/2022 - 6:05 pm

Los homicidios de los religiosos, junto con los de un joven y un guía de turistas, fueron perpetrados por José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, lugarteniente del Cártel de Sinaloa y supuesto líder criminal del grupo delictivo “Gente Nueva”, sin embargo hasta el momento el sospechoso aún no ha sido detenido.

Ciudad de México, 19 de diciembre (SinEmbargo).– Los jesuitas de la Sierra Tarahumara denunciaron que a seis meses de los asesinatos de los sacerdotes Javier “El Gallo” Campos Morales y Joaquín “El Morita” César Mora Salazar, además de los crímenes del guía de turistas Pedro Palma y el joven Paúl Osvaldo Berreleza, el caso sigue impune y la violencia persiste en la región, donde continúan los asesinatos, extorsiones y los desplazamientos forzados.

“Los Jesuitas que trabajamos en la Sierra Tarahumara seguimos exigiendo verdad y justicia por el asesinato de los padres jesuitas Javier Campos, Joaquín Mora, del guía de turistas Pedro Palma y del joven Paúl Osvaldo Berrelleza. Reconocemos los esfuerzos, pero condenamos la vergonzosa impunidad que se vive ante estos y miles más de homicidios”, expusieron los jesuitas a través de un comunicado en el que hicieron un llamado a los tres niveles de Gobierno.

El 20 de diciembre se cumple medio año del asesinato de los sacerdotes Javier “El Gallo” Campos Morales, y Joaquín “El Morita” César Mora Salazar, además del guía de turistas Pedro Palma y del joven Paúl Osvaldo Berrelleza. Todos perpetrados en Urique, Chihuahua.

Los homicidios, ocurridos el 20 de junio, fueron perpetrados por José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, lugarteniente del Cártel de Sinaloa y supuesto líder criminal del grupo delictivo “Gente Nueva”, sin embargo, hasta el momento el sospechoso aún no ha sido detenido.

Otras 18 personas que presuntamente participaron en los homicidios, han sido detenidas en estos seis meses. La última detención ocurrió en agosto pasado cuando en un operativo conjunto en Urique autoridades capturaron a Gilberto “N”, conocido como “El Shakira”, primo y hombre de confianza de “El Chueco”.

“Hacemos un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno para que se revise la estrategia de seguridad pública de la región y se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar los derechos de las víctimas, pues continúan los asesinatos, las extorsiones, la tala clandestina y los desplazamientos forzados en la Sierra Tarahumara”, exigieron los jesuitas.

Además pidieron evaluar la situación de seguridad de Cerocahui y todo el municipio de Urique; diseñar un plan de restablecimiento de las condiciones de paz a largo plazo que implique garantizar el buen ejercicio de la función pública y la coordinación interinstitucional.

“Nuestros hermanos jesuitas donaron la vida hasta el final, fueron asesinados sirviendo. Se llevaron sus vidas, pero nos dejaron la memoria para seguir resistiendo, la fuerza para seguir caminando en la Sierra y la dignidad para seguir hermanándonos con otras y otros”, señalaron en el comunicado.

Aseguraron que seguirán levantando la voz para exigir justicia: “ La realidad actual de violencia visibilizada por estos homicidios no es una novedad y la Sierra Tarahumara atraviesa desde hace muchos años por una situación de inseguridad y violencia que no ha sido atendida de forma adecuada por las autoridades”.

Los jesuitas insistieron en que a seis meses de los homicidios, “no hemos encontrado la prometida justicia pronta”.

EL ASESINATO

Los crímenes generaron conmoción en México, un país mayoritariamente católico, y llamaron la atención de la comunidad internacional ante la creciente violencia que golpea a la nación latinoamericana.

Tras los asesinatos de los sacerdotes, las autoridades anunciaron un amplio despliegue de las fuerzas de seguridad en la sierra de Tarahumara para capturar a “El Chueco”, quien a pesar de tener desde hace varios años orden de captura se paseaba por las calles de Cerocahui con absoluta impunidad e incluso patrocinaba un equipo de beisbol local.

Por información que lleve a su captura se ha ofrecido una recompensa de cinco millones de pesos.

Las detenciones relacionadas con el asesinato de los jesuitas se dieron durante el operativo de búsqueda y localización de José “N”, alias “El Chueco”. Foto: Captura de pantalla.

Portillo Gil es señalado desde 2018 como el principal sospechoso del homicidio del profesor estadounidense Patrick Braxton-Andrew, quien según las autoridades fue asesinado a balazos tras ser confundido con un agente de la agencia antidrogas estadounidense DEA.

Luego de los hechos dentro de la misión de Cerocahui fue instalado un campamento de militares y guardias nacionales que custodian a los sacerdotes en sus salidas, precisó González Candia, quien fue designado por la Compañía de Jesús para atender la crisis que se generó tras los asesinatos, acompañar el traslado de los cuerpos de Campos y Mora desde el lugar donde fueron localizados hasta el cementerio y apoyar a la misión religiosa.

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