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Diego Petersen Farah

02/09/2022 - 12:02 am

Monreal, el incómodo

Mientras que Claudia, Marcelo y Adán han apostado por ser los herederos del poder, Monreal ha decidido disputarlo.

En el otro extremo, el senador Ricardo Monreal, al que el presidente ni si quiera considera entre sus corcholatas. Foto: Cuartoscuro.

En política hay dos formas de destacar: siendo el más cercano, el más abyecto, el que adivina el pensamiento del líder y se mimetiza con él, o siendo el incómodo, el que tiene fuerza propia, el que es capaz de romper la siempre precaria estabilidad. Claudia Sheinbaum ha apostado por ser la primera, la niña de los ojos del líder, la mejor portada del salón y la que hace todas las tareas para agradar al maestro. Marcelo apuesta por convertirse en el político potable, en la menos mala de las opciones; Adán Augusto López quiere ser la extensión misma del presidente, el que habla igual, piensa igual y hasta es del mismo pueblo. En el otro extremo, el senador Ricardo Monreal, al que el presidente ni si quiera considera entre sus corcholatas, apuesta por convertirse en el político incómodo, la aduana por la que tiene que pasar el proyecto del presidente.

Mientras que Claudia, Marcelo y Adán han apostado por ser los herederos del poder, Monreal ha decidido disputarlo. Cualquiera diría que no tiene oportunidad alguna, que en un partido como Morena la única opción es que el presidente te imponga las manos y transfiera su poder y su carisma (lo cual, por cierto, nunca sucede, porque no son cualidades contagiosas) sin embargo, el senador no tiene de otra.

La próxima gran batalla será la iniciativa de la Guardia Nacional que, fiel al estilo de este sexenio, saldrá de la Cámara de Diputados rápido y sin cambiar ni una coma. El paso por la Cámara alta no será un mero trámite. Monreal ya mandó mensaje de que tiene dudas sobre la legalidad de la iniciativa y también dejó en claro que tiene el control de la bancada. No solo eso, el único morenista que, a pesar de todo, tiene diálogo con la oposición, es Ricardo Monreal. El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, en su afán de convertirse en corcholata, lo rompió. De ser un buen interlocutor se convirtió en un porro de la llamada Cuarta Transformación que amenaza diputados, consejeros electorales y magistrados. En unos cuantos meses acabó con lo poco de institucional que le quedaba a la secretaría de Gobernación.

Por las razones correctas o no, pensado o como resultado perverso de las políticas atropelladas del presidente y su gabinete Montessori, lo cierto es que el senador Monreal tiene hoy una posición de fuerza que no tiene nadie más. No estoy seguro de que eso le alcance para ser el candidato del presidente, pero lo cierto es que es el único de los cuatro precandidatos de Morena que tiene algo que decir y una opinión que pesa. Los otros tres, las corcholatas, solo tienen derecho a ver, oír y alabar al presidente.

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