Leopoldo Maldonado
31/12/2021 - 12:01 am
Alfaro, el intolerante
"Jalisco está en el ojo del huracán por muchas razones. Las principales no está de más recordarlas. Desapariciones, asesinatos, represión policial, violencia desmedida. Actos atroces protagonizados por fuerzas estatales y grupos criminales en un estado donde se difuminan las fronteras entre Estado y crimen organizado".
El Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, ha protagonizado episodios preocupantes en su relación con la prensa. También ha mostrado un talante represor en contextos de manifestaciones públicas como las ocurridas el 4 y 5 de junio de 2020 en la entidad que gobierna.
Jalisco está en el ojo del huracán por muchas razones. Las principales no está de más recordarlas. Desapariciones, asesinatos, represión policial, violencia desmedida. Actos atroces protagonizados por fuerzas estatales y grupos criminales en un estado donde se difuminan las fronteras entre Estado y crimen organizado. Pero es con el ejercicio crítico de la libertad de expresión donde el Gobernador Alfaro pierde la cabeza y suma a la cadena de agravios que padecen los jaliscienses. Para muestra un botón.
Su intolerancia a la crítica era bastante conocida, un sello particular del político jalisciense. Cuando se desempeñaba como presidente municipal de Guadalajara, en junio de 2017, se manifestó en contra de algunos medios de comunicación, refiriendo en aquella ocasión: “Yo quiero ver a todos esos que escriben tantas cosas de mí, al periódico Mural, al NTR, a La Crónica, todas esas basuras, que escriben cosas todos los días, denigrando, ofendiendo, atacando. ¿Qué han hecho a parte de criticar, de atacar, de ofender, de mentir? Eso es lo que hay que cambiar”.
El sábado 30 de junio de 2018 (un día antes de las elecciones) se publicó en Aristegui Noticias la nota “Enrique Alfaro: bajo investigación de EU por presuntos vínculos con el narcotráfico”, firmada por la periodista Anabel Hernández, en la cual daba a conocer testimonios sobre posibles vínculos entre el entonces candidato por Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Jalisco y el Cartel Jalisco Nueva Generación. El día que se publicó la nota, Enrique Alfaro interpuso denuncia ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco (IEPCJ) contra Anabel Hernández y Aristegui Noticias. En dicha denuncia solicitó la suspensión de la difusión de la nota periodística por que, a su parecer, se trataba de “propaganda electoral encubierta” afirmando que se realizan imputaciones “sin contar con elementos probatorios que sostengan la veracidad de sus aseveraciones”. El órgano electoral local dictó la medida cautelar en contra del portal Aristegui Noticias y Anabel Hernández, validando todos los argumentos expuestos por Alfaro Ramírez en su denuncia. La nota se bajó y Alfaro nunca aclaró por qué se trataba de información falsa.
Ya como Gobernador en funciones, el 31 de enero de 2019, Alfaro Ramírez atacó al diario NTR Guadalajara, a partir de una nota periodística que cuestiona la determinación de desaparecer el Instituto Jalisciense de las Mujeres. En ese momento señaló que la nota tenía información “totalmente falsa” sin aportar ni contrastar datos para calificarla así. Un día después, al finalizar una gira en el municipio de Sayula, cuando el medio NTR Guadalajara le preguntó sobre el motivo por el cual se le retiró un millón de pesos a la atención de la Alerta de Género, el Gobernador Enrique Alfaro respondió “siguiente pregunta; eso contéstenselo ustedes solos; no les contesto a mentirosos”. En el mismo acto, cuando fue cuestionado sobre la desaparición del Instituto Jalisciense de las Mujeres, el Gobernador expresó al mismo medio de comunicación “al medio que tu representas no les voy a contestar más”, “se acabó el tema”, “porque no le contesto a mentirosos”.
La Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI), dio cuenta de más actos de descalificación en contra de la prensa durante 2019 y 2020. En marzo de 2019, se generó otro desencuentro con el Diario NTR y sus periodistas, luego de que se difundiera una investigación sobre la licitación de maquinaria pesada para la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader). Ante los cuestionamientos que implicó dicho trabajo periodístico, Alfaro respondió que “no contestaba mentiras”. En octubre de 2019, en medio de una alza en los contagios por dengue, varios medios de comunicación presentaron investigaciones críticas sobre el desempeño del Gobierno. Como respuesta, se refirió a la prensa como “genios que critican”. En enero de 2020 se confrontó con El Informador ante la discrepancia de cifras sobre seguridad pública entre su Gobierno y el medio, descalificando el ejercicio periodístico por temas de compra de publicidad oficial. Finalmente, el 22 de febrero de 2020, tras la publicación de un artículo de opinión sobre desapariciones de mujeres en Jalisco de la autoría del periodista Rubén Martín, lo descalificó a través de Twitter tanto los datos referidos como la trayectoria del autor.
No es todo. En marzo de 2021, periodistas integrantes del equipo de MVS Noticias Jalisco denunciaron ser despedidos debido a presiones por parte del Gobierno del estado. Según testimonios, durante más de un año el equipo de Comunicación Social intentó que el medio cambiara su línea editorial por una menos crítica.
El pasado 8 de diciembre, la reportera del Canal 44 Rocío López Fonseca asistió a la inauguración del Laboratorio Estatal de Salud Pública, donde se encontraban el Gobernador y el secretario de Salud Estatal, Fernando Petersen Aranguren. López se acercó primero al Gobernador para realizarle algunas preguntas sobre el hospital, a lo que él contestó: “no porque esta semana he hablado mucho”. Ante esa respuesta, posteriormente se acercó al Secretario para comentarle sobre unas denuncias que había recibido sobre la falta de medicamentos. En ese momento, antes de que contestara el secretario, el Gobernador le dijo “déjala no demos más entrevistas, no hay que darle entrevistas a quien viene a reventar el evento”.
Este es el camino andado hasta el más reciente acto de amedrentamiento por parte del Gobernador, ahora contra el periodista Ricardo Ravelo. Otra vez sin aportar datos de contraste y tildando de “falsos” los señalamientos hechos por el periodista en dos de sus columnas publicadas en Sin Embargo respecto a los posibles vínculos del jefe del Ejecutivo estatal con el crimen organizado, anunció el 27 de diciembre que había presentado una demanda por daño moral contra Ravelo y “solicitado medidas cautelares”.
En este convulso contexto, el martes 28 un grupo armado atacó las instalaciones de transmisión de Canal 44 en Tlaquepaque, Jalisco, asesinando a dos guardias de seguridad. Canal 44 dio un seguimiento puntual al caso Ravelo y los amagos del Gobernador en su contra. La Fiscalía de Jalisco desestimó en las primeras horas cualquier intento de intrusión a las instalaciones. Una vez más los intereses políticos priman en las investigaciones que deben conducirse con imparcialidad, seriedad, profesionalismo y objetividad desde el primer momento. Las conclusiones parece que ya fueron construidas y seguramente se dirá que no tiene que ver con la libertad de expresión.
La virulencia contra la prensa es un signo de nuestros tiempos. El Gobernador Alfaro es un síntoma de una enfermedad que carcome a la élite política de este país: la intolerancia a la crítica y el afán censor. Está en el ADN de nuestros partidos, de nuestro sistema político que sigue sin sacudirse décadas de “zanahoria y garrote” para la prensa. Ese rechazo al escrutinio se cristaliza a lo largo y ancho del país en leyes prohibitivas o criminalizantes de la libertad de expresión; prácticas lamentables como el chayote o la publicidad oficial asignada de forma discrecional para comprar líneas editoriales; violencia imparable contra la prensa (cada 12 horas) y la impunidad casi absoluta.
Si hay “Alfaros”, es porque hay “Barbosas” y hubo “Bonillas” o “Corrales”, por mencionar a los más recientes. Ya no se diga de los “Duarte”, “Moreno Valle” o “Marín”. Que no nos sorprenda que ese ejercicio autoritario de poder se perpetúe en estados y municipios. Así está construida la “cultura política” de México, sobre la base de la opacidad y la intolerancia. Se ha normalizado peligrosamente la violencia contra la prensa sin comprender que la salud de nuestra magra democracia depende en buena medida de una sociedad con una prensa libre y crítica del poder.
Por más que quieran tergiversar su “derecho a defenderse” o “de réplica”, los gobernantes son garantes de la libertad de expresión de otros y otras, por lo que deben asumir que estando en posición de poder son blanco de críticas, burlas y hasta ofensas. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer ante cualquier ataque a la prensa, venga de quien venga, es condenarlo como sociedad.
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