Las mujeres embarazadas se consideran una población de alto riesgo de infección por COVID-19, pero menos de una cuarta parte ha recibido al menos una dosis de la vacuna, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Madrid, 15 de agosto (EuropaPress).- En tiempos en se hace un llamado a la vacunación contra la COVID-19 de embarazadas, dado el mayor riesgo de estas mujeres de contraer enfermedad grave y, por tanto, de ingresar en UCI, un amplio estudio de la Universidad de California-San Francisco (Estados Unidos) añade un aliciente más para convencer a las embarazadas de los beneficios de la inmunización. Según este informe, las personas que contraen la COVID-19 durante la gestación se enfrentan a un mayor riesgo de tener un parto muy prematuro.
Según la investigación, el riesgo de parto muy prematuro, que se produce con menos de 32 semanas de gestación, era un 60 por ciento mayor en las personas infectadas con COVID-19 en algún momento de su embarazo, mientras que el riesgo de dar a luz con menos de 37 semanas (todos los partos prematuros) era un 40 por ciento mayor en las infectadas. En el caso de las personas que, además de COVID-19, tenían hipertensión, diabetes y/u obesidad, el riesgo de parto prematuro aumentaba un 160 por ciento. El trabajo se ha publicado en The Lancet Regional Health-Americas.
"El nacimiento prematuro se asocia con muchos resultados desafiantes para las personas embarazadas y los bebés, y los nacimientos muy prematuros conllevan el mayor riesgo de complicaciones infantiles", ha afirmado la autora principal, Deborah Karasek, profesora asistente en el Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias de la Reproducción, e investigadora de la Iniciativa de Nacimiento Prematuro de California en dicha universidad.
"Nuestros resultados señalan la importancia de las medidas preventivas para reducir la infección por COVID-19 entre las personas embarazadas para prevenir el parto prematuro, incluida la vacunación", ha expresado. "Las personas embarazadas pueden tener preocupaciones sobre las vacunas y la salud de su bebé, por lo que poder mantener un diálogo abierto que valore esas preocupaciones, describa las pruebas sobre la seguridad y transmita los riesgos que supone la infección por COVID-19 durante el embarazo es de vital importancia", añade Karasek.
People who contract COVID-19 during pregnancy have a higher risk of having a preterm birth, according to a new @UCSFPTBI study. https://t.co/ckj1EPlrwW
— UC San Francisco (@UCSF) August 11, 2021
El 30 de julio, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) emitió una guía actualizada en la que se recomienda encarecidamente que todas las personas embarazadas se vacunen contra la COVID-19. Las embarazadas se consideran una población de alto riesgo de infección por COVID-19, pero menos de una cuarta parte ha recibido al menos una dosis de la vacuna, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Ante el aumento de incidencia de COVID-19 en embarazadas en España durante la quinta ola, la Comisión de Salud Pública, integrada por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, y la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) acordaron la semana pasada una serie de recomendaciones para la vacunación contra la COVID-19 en mujeres embarazadas. Entre sus consejos, destaca que las mujeres embarazadas lleguen "completamente vacunadas" al periodo de máximo riesgo de complicaciones en caso de infección por COVID-19, es decir, finales del segundo trimestre y tercer trimestre del embarazo. De hecho, en la Actualización 7 de la Estrategia, y dada la evidencia disponible hasta el momento, se acordó recomendar la vacunación a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia con vacunas de ARNm (Pfizer o Moderna) cuando les correspondiera según el grupo de priorización al que pertenecieran.
DESIGUALDADES SOCIALES TAMBIÉN EN LAS TASAS DE PREMATURIDAD
Así las cosas, el estudio de la Universidad de California-San Francisco fue el primero de este tipo lo suficientemente amplio como para identificar los riesgos de COVID-19 por subtipo específico de parto prematuro, así como por raza, etnia y situación en cuanto a los seguros. Los datos del estudio reflejaron tanto las disparidades existentes en las tasas de nacimientos prematuros de los afroamericanos y los indígenas en comparación con los blancos, como la conocida carga excesiva de la pandemia en las comunidades afroamericanas.
Los latinos, los indios americanos/nativos de Alaska y los nativos de Hawái/las islas del Pacífico, así como las personas con seguro público, tenían tasas de COVID-19 desproporcionadamente más altas durante el embarazo. Por ejemplo, aunque el 47 por ciento de las personas embarazadas del estudio en general eran latinas, representaban el 72 por ciento de las personas con diagnósticos de COVID-19.
"Dado que la carga de COVID-19 es mayor en estas poblaciones, al igual que la carga de los nacimientos prematuros, esto señala realmente la necesidad de un enfoque de equidad", ha dicho Karasek. "Con el aumento de las infecciones y el incremento de la variante delta, debemos pensar en las personas embarazadas, especialmente en las poblaciones negras, como los grupos a los que hay que dar prioridad, con políticas de apoyo para reducir la exposición y el estrés, y aumentar el acceso a la atención".
We are happy to share the results of this outstanding effort led by @karasekd and the @ucsf team at @LancetRH_Americ!
And you can read the full story for #free here:
👉https://t.co/s2CCqMXUxz https://t.co/hZG9jOJXyx— The Lancet Reg Health-Americas (@LancetRH_Americ) August 13, 2021
Los investigadores analizaron todos los nacimientos vivos entre julio de 2020 y enero de 2021 documentados por los certificados de nacimiento de California Vital Statistics. De los 240 mil 157 nacimientos registrados, casi 9 mil, o el 3.7 por ciento, indicaron un diagnóstico de COVID-19 en el embarazo. La tasa de nacimientos prematuros entre las personas que dieron a luz con un diagnóstico de COVID-19 fue del 11.8 por ciento en comparación con el 8.7 por ciento entre las que no tenían COVID-19.
La muestra global incluía un 47.2 por ciento de latinos, un 26.8 por ciento de blancos, un 4.9 por ciento de negros, un 13,2 por ciento de asiáticos, un 0.03 por ciento de indios americanos/nativos de Alaska, un 0.4 por ciento de hawaianos/isleños del Pacífico y un 7.3 por ciento identificados como otros, desconocidos o de dos o más razas. El 40 por ciento de las personas del estudio tenían un seguro público en el momento de dar a luz, y el 15.9 por ciento tenía hipertensión, diabetes, obesidad o una combinación de éstas.
Tener comorbilidades junto con la infección por COVID-19 aumentó el riesgo de parto prematuro. Las personas con hipertensión, diabetes y/u obesidad, así como con un diagnóstico de COVID-19, tenían un riesgo 160 por ciento mayor de tener un parto muy prematuro y un riesgo 100 por ciento mayor de tener un parto prematuro en comparación con las que no tenían comorbilidades o COVID-19.
Además, los investigadores descubrieron que las tasas de nacimientos prematuros no variaban en función de si los partos eran espontáneos o con indicación médica, lo que podría indicar la existencia de múltiples vías entre el diagnóstico de COVID-19 y el nacimiento prematuro, ha señalado Karasek.
Las limitaciones del estudio incluyen que no se pudo determinar en qué momento del embarazo las personas contrajeron COVID-19, ni la gravedad de las infecciones. Estos detalles son importantes para comprender los mecanismos por los que la Covid-19 afecta al riesgo de parto prematuro. Al respecto, la autora principal ha anunciado que se están estudiando actualmente en la Universidad de California-San Francisco y en otros lugares.