La Organización Mundial de la Salud ha exhortado a las farmacéuticas, cuyas vacunas contra la COVID-19 ya son usadas, que "aumenten masivamente su capacidad de producción" y que emitan permisos para que otros productores —en particular en países en desarrollo— produzcan sus fórmulas. La organización alertó que, de no hacerlo, existe el riesgo de que el virus sufra mutaciones en las naciones más pobres.
Ginebra, 5 de febrero (EFE).- La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió este viernes a la industria farmacéutica que haga más para que los países de menores recursos tengan acceso a las vacunas contra la COVID-19, en vista de la desigual repartición que se observa de éstas.
El organismo de la ONU pidió concretamente a las compañías con vacunas que están siendo utilizadas que "aumenten masivamente su capacidad de producción" para atender la demanda mundial".
"La semana pasada (la farmacéutica) Sanofi anunció que pondrá a disposición sus plantas para producir la vacuna de Pfizer/BioNTech, pedimos a otras compañías que sigan este ejemplo", dijo en una rueda de prensa el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
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Otra forma de contribuir a la lucha contra la pandemia es que las compañías acepten emitir permisos para que otros productores —en particular en países en desarrollo— produzcan sus vacunas, utilizando para ello un mecanismo internacional que en el pasado permitió expandir los tratamientos contra el VIH y la hepatitis C.
Tedros recordó que la industria prometió vender sus vacunas a precio de coste mientras dure la pandemia, pero consideró que podría hacer más, sobre todo, teniendo en cuenta que varias compañías recibieron subvenciones públicas para acelerar sus investigaciones en favor de una vacuna.
"Les pedimos que ya que han recibido fondos públicos compartan sus datos y tecnologías para asegurar un acceso global y equitativo a las vacunas", dijo el director general.
Pidió además a los productores que a la brevedad compartan los expedientes completos de sus investigaciones con la OMS para que sus expertos puedan revisarlos y se les dé la autorización de uso de emergencia.
Entre las últimas en haber entregado esta información a la OMS figuran dos compañías chinas.
No está claro si la OMS ya ha recibido la información del Instituto Gamaleya de Investigación en Epidemiología de Rusia, detrás de la vacuna Sputnik V, la que se ha administrado ampliamente en este país y ha comenzado igualmente a utilizarse en varios países en desarrollo.
La OMS es el único organismo internacional que puede hacer una recomendación de uso de una vacuna o medicamento, lo que en este caso es particularmente importante para países que no tienen experiencia en la producción de vacunas y no cuentan con el conocimiento necesario para evaluarlas.
A seis semanas de que empezaran a administrarse las primeras dosis de vacunas en el mundo, las dos terceras partes se están inoculando únicamente en 10 países, lamentó Tedros. En cambio en 130 países, que albergan conjuntamente una población de dos mil 500 millones de personas, no se ha puesto ni una sola dosis.
La OMS también pidió a los países ricos que han vacunado a los grupos de riesgo más importantes —sanitarios y personas mayores— que compartan las vacunas que han comprado con otros países que están rezagados.
Tedros advirtió que cuanto más se tarda en vacunar en tantos países pobres aumenta el riesgo de que el virus sufra mutaciones y pueda evadir la acción de las vacunas.