Los republicanos solo necesitan ganar uno de los escaños que están en juego en Georgia para retener el control del Senado al menos hasta 2023, mientras que los demócratas deberían conquistar los dos asientos que se disputan para arrebatar a los conservadores las riendas de ese hemiciclo.
Por Lucía Leal
Washington, 5 ene (EFE).- El estado de Georgia (EU) votó este martes en unas elecciones muy ajustadas que decidirán qué partido controla el Senado durante los dos primeros años en el poder del presidente electo, Joe Biden, y por tanto, si el nuevo líder podrá emprender reformas de cierto calado.
Más de tres horas después de que cerraran las primeras urnas, y con el 87 % escrutado, los dos candidatos republicanos al Senado lideraban por un estrecho margen el conteo de los votos, pero se esperaba que el cómputo oficial tardara aún horas en completarse.
UNA CONTIENDA AJUSTADA AL MÁXIMO
Los dos senadores republicanos en ejercicio, David Perdue y Kelly Loeffler, contaban con más del 51 por ciento de las papeletas a esas alturas del escrutinio, mientras que sus rivales demócratas -el periodista Jon Ossoff y el reverendo Raphael Warnock, respectivamente- rondaban el 49 por ciento.
Los resultados preliminares apuntaban a una alta participación de los afroamericanos, en su mayoría demócratas, y a una actuación más débil de lo esperado de Perdue y Loeffler en feudos republicanos del estado, lo que dio motivos para el optimismo al partido de Biden.
Además, Perdue tenía una ventaja más amplia respecto a su contrincante que la que ostentaba Loeffler sobre el suyo; por lo que algunos comentaristas auguraban ya una posible derrota de la segunda.
Sin embargo, las autoridades estatales y los medios de comunicación subrayaban que la contienda estaba demasiado ajustada como para pronosticar un ganador, mientras millones de estadounidenses esperaban en vilo unos resultados tan cruciales para Biden como para los republicanos que serán su oposición.
UNA PRUEBA TANTO PARA BIDEN COMO PARA TRUMP
Los comicios son una segunda vuelta después de que ninguno de los candidatos superara el 50 % de los votos en las elecciones del pasado 3 de noviembre, cuando había todavía más aspirantes en liza.
Los republicanos solo necesitan ganar uno de los escaños que están en juego en Georgia para retener el control del Senado al menos hasta 2023, mientras que los demócratas deberían conquistar los dos asientos que se disputan para arrebatar a los conservadores las riendas de ese hemiciclo.
Se espera que las elecciones demuestren también el grado hasta el que el presidente saliente de EE.UU., Donald Trump, ha influido en los votantes republicanos con sus denuncias sin pruebas de que las elecciones de noviembre fueron fraudulentas.
Trump, que perdió contra Biden en Georgia, ha presionado durante dos meses a las autoridades del estado para que "encuentren" votos a su favor al tiempo que difundía desinformación sobre un presunto fraude en el territorio, lo cual ha generado fuertes tensiones con los responsables electorales en el territorio, que son republicanos.
"LA CULPA SERÁ DE TRUMP"
"(Si los dos senadores republicanos pierden su escaño), la culpa será completamente del presidente Trump y las acciones que ha tomado desde el 3 de noviembre", dijo este martes a la cadena CNN el encargado de la implementación del sistema de votación de Georgia, Gabriel Sterling.
Ese mismo funcionario acusó este lunes a Trump de "socavar la fe de los habitantes de Georgia en el sistema electoral, especialmente la de los republicanos", y advirtió de que podría haber una menor participación de los conservadores debido a las denuncias infundadas de fraude del mandatario.
Trump hizo campaña este lunes en el estado, pero usó la mayor parte del mitin para defender sus propias maniobras antidemocráticas para interferir en el resultado de las elecciones presidenciales, una gesta estéril en la que ha contado con el apoyo de los dos senadores republicanos por Georgia.
Este martes por la noche, el mandatario volvió a intentar sembrar desconfianza en los resultados en Georgia, al tuitear que alguien en el estado parecía estar "esperando para ver cuántos votos más necesitan" para perjudicar a los candidatos republicanos.
RÉCORDS EN EL GASTO Y EL VOTO ANTICIPADO
Las elecciones de Georgia han sido la contienda legislativa más cara de la historia de EU, y más de 3 millones de los 7.6 millones de votantes registrados del estado emitieron sus sufragios por anticipado, un récord para unos comicios de segunda vuelta en el territorio.
La jornada electoral se desarrolló con pocos contratiempos, y aunque hubo filas de alrededor de una hora en ciertos condados mayoritariamente republicanos, el tiempo de espera medio para votar en el estado fue de un minuto, aseguró Sterling.
Ese funcionario advirtió de que los resultados definitivos no se conocerían probablemente hasta dentro de "un par de días" debido a la necesidad de procesar el voto anticipado y por correo, además de las papeletas emitidas por los militares en el extranjero, que pueden llegar hasta el viernes.
Si los dos candidatos demócratas ganaran en Georgia, el Senado quedará dividido en 50 escaños de un partido y otros 50 del otro, pero la vicepresidenta electa, Kamala Harris, podría romper cualquier posible empate, dado que su nuevo cargo implica ser también la presidenta de la Cámara Alta.
En ese caso, Biden tendrá mucho más fácil aprobar a los candidatos para su gabinete e impulsar sus prioridades legislativas, dado que en muchos casos basta una mayoría simple de 51 votos para aprobar o impedir un cambio en el Senado, y los demócratas ya controlan la Cámara Baja.