Todo lo que percibían provenía de las ventas logradas durante el día en las diferentes playas del puerto de Acapulco, pero la ausencia de turistas por la pandemia terminó con sus ingresos.
Ciudad de México, 8 de septiembre (SinEmbargo).- Decenas de vendedores de las playas de Acapulco se fueron a vivir a un asentamiento irregular, al no tener a dónde ir luego de quedarse sin fuentes de trabajo a causa de la pandemia del COVID-19.
Los comerciantes afirman que no tuvieron otra alternativa, pues ya no contaban con dinero para pagar la renta del lugar en que vivían.
Todo lo que percibían provenía de las ventas logradas durante el día en las diferentes playas del puerto de Acapulco, pero la ausencia de turistas por la pandemia terminó con sus ingresos.
Por esa razón, las más de 150 familias decidieron asentarse en un terreno irregular conocido como Bosques de la Cañada, que no cuenta con servicios básicos como agua, luz o drenaje.
La mayoría son vendedores de playa y piden al Gobierno les ayude a regularizar el asentamiento y que no los criminalicen, ya que ellos sólo buscan un pedazo de tierra en donde poder vivir.
ACAPULCO REABRIÓ SUS PLAYAS
El pasado 29 de junio, el Secretario de Turismo municipal, José Luis Basilio Talavera, confirmó que las playas de Acapulco reabrirían con restricciones, no habría mobiliario de playa ni convivencias mayores de tres personas, sólo se permitiría nadar, caminar o correr. Y así ha sido.
En declaraciones por teléfono, indicó que las fuerzas de seguridad pública que integran la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz se encargarán de cuidar que se respeten las restricciones en playas, mientras que las autoridades estatales y municipales se encargarán de verificar y supervisar que hoteles y restaurantes cumplan con el filtro sanitario para disminuir el riesgo de contagio de COVID-19.
Para el jueves 2 de julio, el Gobierno estatal y municipal acordaron la reapertura de la actividad turística, pero limitada al 30 por ciento de la capacidad de hoteles y restaurantes. Explicó que abrirían todas las playas del puerto y todos los hoteles y restaurantes, pero no debían rebasar la capacidad estipulada.