Durante el acto de inauguración de una unidad quirúrgica en un centro oncológico de Ufá, el funcionario indicó que los primeros en recibir la inyección serán los trabajadores de salud y las personas de mayor edad, los sectores de la población más vulnerables.
Rusia, 7 de agosto (RT).- El Viceministro de Salud de Rusia, Oleg Grídnev, ha asegurado este viernes que la vacuna rusa contra el nuevo coronavirus desarrollada por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya entrará en el registro oficial, dando a entender que esto podría suceder ya la próxima semana al responder afirmativamente a la pregunta de la agencia Interfax de si iban a registrarla el 12 de agosto, aunque no ha anunciado oficialmente la fecha exacta.
"Ahora empezará la última etapa de las pruebas, es sumamente importante, debemos entender que la vacuna debe ser, ante todo, segura", afirmó Grídnev, agregando que en estos momentos los esfuerzos de los especialistas rusos se centran en preparar la vacuna para su fabricación masiva.
Durante el acto de inauguración de una unidad quirúrgica en un centro oncológico de Ufá, el funcionario indicó que los primeros en recibir la inyección serán los trabajadores de salud y las personas de mayor edad, los sectores de la población más vulnerables.
Grídnev no precisó cuánto tiempo se cree que durará la inmunidad después de la inyección, pero señaló que el efecto de la vacunación se verá "cuando se forme la llamada inmunidad de rebaño y cuando la transmisión del virus sea prácticamente imposible".
Este plazo dependerá de la cantidad de vacunados y de lo generalizada que sea la administración del fármaco, añadió.
La vacuna, creada de forma artificial sin ningún elemento del coronavirus en su composición, está en forma liofilizada y representa un polvo para preparar una disolución administrada por vía intravenosa. El director del centro Gamaleya, Alexánder Guíntsburg, ha enfatizado este viernes que la vacunación no puede provocar COVID-19.
En los ensayos clínicos de la vacuna, que tenían como objetivo evaluar su seguridad y los efectos en el organismo, participaron un total de 38 voluntarios de entre 18 y 60 años.
Los médicos dieron la investigación por exitosa y concluyeron que la vacuna es segura y al final del proceso "todos los voluntarios tenían inmunidad".
Yelena Smoliarchuk, directora del Centro de investigación clínica sobre medicamentos de la Universidad Séchenov, afirmó que la protección máxima se forma tres semanas después de la inyección, cuando se desencadena la respuesta del sistema inmunológico.
Los científicos rusos no precisaron qué cantidad de anticuerpos fue detectada en los voluntarios, ni tampoco detallaron qué concentración es la que garantiza esa inmunidad que destacaron tras los primeros ensayos clínicos.
Determinar la eficacia de una vacuna puede conllevar años. A día de hoy, la comunidad científica no sabe con exactitud qué concentración de anticuerpos es necesaria para hablar de inmunidad a la COVID-19 o, al menos, de una lucha eficaz del organismo contra el virus.
Además, los científicos han determinado recientemente que la concentración de los anticuerpos de la COVID-19 disminuye rápido con el tiempo, y no se sabe si este hecho puede influir en la resistencia del organismo y, por lo tanto, la eficacia de una vacuna, aunque en el caso del brote del SARS en los años 2000 los anticuerpos en los recuperados estaban presentes durante un período relativamente largo.