Los diseñadores locales están ofreciendo algunas a la venta en internet, pero no pueden satisfacer la demanda, en momentos en que las personas tratan de cumplir las nuevas directrices de salud pública de cubrirse la nariz y la boca.
HONOLULU, 17 de abril (AP) — Las mascarillas protectoras son omnipresentes, pero en Hawai un nuevo tipo es la última moda: tiene los mismos colores y patrones de las tradicionales camisas hawaianas.
En momentos en que los isleños tratan de prevenir la diseminación del coronavirus, escasean las mascarillas desechables y la gente las quiere reservar para los médicos y enfermeras que están trabajando con los enfermos de COVID-19, así que quienes saben coser están rescatando pedazos de tela o cortando camisas hawaianas viejas para hacerse mascarillas en casa.
Los diseñadores locales están ofreciendo algunas a la venta en internet, pero no pueden satisfacer la demanda, en momentos en que las personas tratan de cumplir las nuevas directrices de salud pública de cubrirse la nariz y la boca.
Los diseños hawaianos sirven como una respuesta alegre de Hawai a la carga deprimente y molesta que significa para la gente quedarse en casa durante días, evitando a otras personas y rehuyendo los habituales besos y abrazos.
Es "otra forma de mostrar realmente el amor y el espíritu entre nosotros", dijo Candy Suiso, una maestra que usa mascarillas hechas por su hermana. "Especialmente en estos tiempos, cuando no podemos ver a nuestras familias, a nuestros amigos ni a nuestros compañeros de trabajo".
Hasta el martes, Hawai había reportado 517 casos confirmados de coronavirus y nueve muertes.
Las camisas hawaianas, conocidas localmente como “camisas aloha”, surgieron en Hawai en la década de 1930 y tres décadas después se volvieron parte del vestuario aceptable en oficina. A menudo tienen colores brillantes y diseños de figuras locales como hibiscus, conchas y palmas. También tienen caligrafía china o carpas koi, reflejando la miríada de culturas que han dado forma a la cultura moderna en Hawai.
Suiso llevaba una mascarilla con aves del paraíso cuando fue recientemente a su oficina a recoger algo.
Su esposo, que trabaja en un banco y sigue yendo al trabajo, luce una con mangos, un reflejo de la granja de mangos que tiene su familia en Makaha.
"A él le dicen el Hombre Mango, así que cuando lleva su mascarilla es un buen tema de conversación", afirmó Suiso.