El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (conocido como T-MEC o por sus siglas en inglés, USMCA) le daría tanto a Trump como a su principal opositora, la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, un triunfo legislativo pese a la crisis política en Washington por el proceso para una posible destitución de Trump.
Por Andrew Taylor y Lisa Mascaro
WASHINGTON (AP).— Los demócratas en el Congreso llegaron a un acuerdo preliminar con los sindicatos y con la Casa Blanca sobre la nueva versión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que ha sido una de las prioridades del Gobierno de Donald Trump.
Aún falta finiquitar los detalles y el representante comercial estadounidenses deberá presentar la legislación correspondiente ante el Congreso, informó una fuente demócrata que pidió guardar el anonimato. Por ahora no se ha fijado la fecha de la votación.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (conocido como T-MEC o por sus siglas en inglés, USMCA) le daría tanto a Trump como a su principal opositora, la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, un triunfo legislativo pese a la crisis política en Washington por el proceso para una posible destitución de Trump.
El anuncio podría darse el lunes mismo, aunque Pelosi aún no ha aprobado el plan según sus allegados.
El nuevo pacto comercial reemplazaría al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA), que eliminó casi todos los aranceles y otras barreras comerciales entre Estados Unidos, México y Canadá. Críticos _entre ellos Trump, los sindicatos y muchos legisladores demócratas_ llevaban años denunciando que el TLCAN estaba eliminando empleos en Estados Unidos porque las compañías mudaban sus fábricas al sur, donde le pagaban menos a los obreros, y enviaban los productos al norte sin aranceles.
Las tensas negociaciones, que duraron semanas y fueron estrechamente observadas por importantes sindicatos estadounidenses, derivaron en un acercamiento. Pelosi siempre ha sido partidaria del libre comercio y estuvo a favor del TLCAN cuando se firmó en 1994.
Los demócratas en distritos electoralmente competitivos han estado presionando para que se aprobado el nuevo acuerdo, a fin de demostrar un logro de la mayoría demócrata en la cámara baja.
Si se ratifica el acuerdo, el Congreso podría quitarle algo de incertidumbre al futuro de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Canadá (su segundo mayor socio comercial) y México (el tercero), y posiblemente estimularía a la economía estadounidense. Los agricultores estadounidenses, particularmente, están ansiosos de asegurarse de que sus exportaciones a Canadá y México sigan sin interrupciones.
El representante comercial estadounidense Robert Lighthizer negoció el año pasado el nuevo acuerdo con Canadá y México. Pero el T-MEC requería un voto del Congreso y la aprobación de demócratas sumidos en intensas negociaciones sobre aspectos técnicos del pacto.
MÉXICO PODRÍA ACEPTAR PEDIDO DE EU
México podría aceptar el pedido de Estados Unidos de mayor contenido regional de acero siempre y cuando el proceso sea gradual a lo largo de cinco años.
El Secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, declaró que el pedido estadounidense de 70 por ciento de contenido regional de acero podría ser incluido en un anexo al nuevo acuerdo de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, aclaró que México no aceptará las mismas condiciones para el aluminio, porque su país no produce aluminio. Asimismo, el Canciller reiteró el rechazo de México a las exigencias estadounidenses de colocar inspectores en fábricas mexicanas para cerciorarse de que las leyes laborales locales están siendo respetadas.
Los sindicatos pro-gerenciales desde hace tiempo han podido firmar contratos colectivos de bajos salariales, a escondidas de los trabajadores. Las bajas remuneraciones permiten que decenas de miles de empleos en la industria automotriz hayan migrado de Estados Unidos a México.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador declaró el lunes que Estados Unidos había aceptado la oferta de México de permitir que comisiones mediadoras inspeccionen el acatamiento de las leyes laborales locales.
Estados Unidos, Canadá y México ya negociaron un nuevo acuerdo, pero los demócratas en el Congreso estadounidense se han negado a ratificarlo, en parte porque quieren cerciorarse de que México respetará sus propias leyes que permiten el voto secreto en los sindicatos sobre contratos laborales.