En Bitna bajo el cielo de Seúl, Le Clézio, con su habitual potencia narrativa, capaz de establecer un vínculo maternal entre una joven y un ave herida, habla de la supervivencia, del mundo áspero de la familia, de los sentimientos que se descubren equivocados, de las mentiras que encierran verdades a veces inexplicables.
Ciudad de México, 27 de julio (SinEmbargo).- "Estoy sola, soy libre, voy a empezar a vivir", con estas palabras en mente, Bitna concluye su historia, sus historias, después de despedir a la única persona a la que probablemente le importó de verdad en Seúl -según comenta-.
Salomé fue el vehículo con el que la protagonista de la última novela del premio Nobel de literatura (2008) encontró una respuesta a la tristeza de hacer una vida en una ciudad ajena, donde tuvo que enfrentarse con familiares hostiles y con las dificultades económicas que sufre cualquier persona que se atreve a ser, o intentar ser, independiente.
Bitna, la protagonista, es una joven de 18 años. Sus padres son pescadores. Decide mudarse a Seúl para seguir estudiando. Al principio cuenta con el apoyo de una de sus tías, quien le permite alojarse en su casa. Pero la familia le cobra caro el favor y la convierte en una esclava.
Cansada del rigor, de lo visceral del vínculo, decide mudarse. Encuentra un departamento, que más bien es una habitación, y un empleo en una librería. Su tranquila vida como hija de pescadores, y luego como esclava de su propia familia, poco a poco comienza a quedar atrás.
Un día, Bitna, que al principio de su aventura se refugia en los libros, recibe una misteriosa oferta. Se trata de ayudar a una mujer enferma contándole historias.
La joven narra la vida del señor Cho, que perdió a su familia en la guerra y entrena a palomas para enviar mensajes a su pasado sin divisiones, más allá de la frontera con Corea del Norte. O la de Kitty, una mensajera encargada de encontrar, en un salón perdido en la afanosa ciudad, a una mujer sensible y con imaginación.
Las historias que Bitna narra, no necesariamente falsas, se entremezclan con el desarrollo de sus propias aventuras: luchar contra una rata; escapar de un acosador; enfrentarse a una pareja egoísta; resolver las necesidades económicas; convertirse en la familia de quien fue abandonada por sus propios padres.
En Bitna bajo el cielo de Seúl, Le Clézio, con su habitual potencia narrativa, capaz de establecer un vínculo maternal entre una joven y un ave herida, habla de la supervivencia, del mundo áspero de la familia, de los sentimientos que se descubren equivocados, de las mentiras que encierran verdades a veces inexplicables. Pero también de los mensajes guardados con recelo por la memoria; de las horas en un vagón del metro que parecen anodinas pero están cargadas de significados; o incluso de los monólogos frente un árbol, donde te despediste de un ser amado.
Novela que se detiene en los detalles más triviales de la realidad, observados una y otra vez por el oído del autor, y de la protagonista, Bitna bajo el cielo de Seúl es el testimonio de una joven que, quizá sin quererlo, se descubre comenzando a vivir.