Mientras Cemeren Yilmaz, de 16 años, suplicaba por su vida, sus atacantes grabaron el crimen y publicaron el video en Snapchat.
Por Kevin EG Perry, traducido por Álvaro García
Reino Unido, 19 de julio (VICE).– Era de noche el domingo 16 de septiembre de 2018 cuando Cemeren Yilmaz, de 16 años, estaba agonizando en un parcela de pasto entre Ashmead Road y Westrope Way. Estaba desangrándose por una puñalada profunda que un miembro de la pandilla Black Tom de Bedford, en Inglaterra, le había propinado cuando otros dos pandilleros de 15 años, Ramon Djauna y Caleb Brown, llegaron a la escena. Llevaban un martillo. Uno de ellos lo usó para golpear a Cemeren en la cabeza, un golpe que le causó una fractura por compresión de cráneo, lo que laceró su cerebro y lo dañó irremediablemente.
Cemeren dejó escapar un gemido: "Creo que voy a morir".
Sabemos que dijo esto porque Djauna estaba parado sobre él, grabando el ataque con su teléfono. Cemeren le rogó misericordia. En cambio, Djauna publicó el video en Snapchat.
Este asesinato —insensible, impulsivo y carente de sentido— fue solo uno de los cientos infligidos con cuchillo en el transcurso del año pasado, mientras la crisis de crímenes con cuchillo del Reino Unido continuaba aumentando desde 2017. Muchos de estos asesinatos fueron reportados como el resultado de disputas relacionadas con pandillas, que en primera instancia podrían hacerte pensar en los ataques por ajuste de cuentas que verías en Narcos o un documental sobre asesinatos de pandillas en Honduras. Sin embargo, la realidad aquí, como en muchos de esos casos, es mucho más mundana.
La noche de Cemeren había comenzado varias horas antes, cuando tomó un taxi desde su casa en el pueblo de Harrold, Bedfordshire, a una zona de viviendas sociales en Bedford. Allí se encontró con un amigo, antes de dirigirse a Ashmead Road. A las 9:06 PM vieron a Jacob Morgan, otro miembro de 15 años de la pandilla Black Tom, que estaba parado en la calle con dos amigos junto a una motocicleta dañada. Cemeren corrió hacia Morgan y le robó una bolsa que pertenecía a Morgan o a uno de sus amigos. Como represalia, Morgan llamó a su primo de 19 años, Aaron Miller, para pedirle ayuda y fue a buscar un cuchillo de cocina. El que logró obtener tenía una hoja de 18 centímetros.
Esto no fue, de ninguna manera, el primer contacto de Cemeren con la pandilla Black Tom. De hecho, ya había sido miembro o había sido un socio cercano de la pandilla, quienes tomaron su nombre de un área de Bedford que fue nombrada por un bandolero del siglo XIX. El individuo llamado Black Tom fue sentenciado a la horca por sus crímenes y fue enterrado en un lugar que ahora se encuentra debajo de una rotonda cercana. En su camino al patíbulo, se dice que un arrendador local le ofreció una copa de vino. El bandolero la bebió y le dijo al cantinero que se lo pagaría en su camino de regreso. Aunque fue enterrado con una estaca en el corazón para evitar su retorno, la leyenda local dice que el espectro de Black Tom aún puede verse en las caminos que rodean Bedford.
El pleito entre Cemeren y la pandilla Black Tom había comenzado cuando cambió de bando a su pandilla rival, London Road. Morgan, Djauna y Brown grabaron la tensión entre ambas pandillas en un video de práctica y lo subieron a YouTube mucho antes de la noche del asesinato. En algún punto hubo una mención sobre "darle su merecido a Cemz". Como consecuencia de su cambio de bando, Cemeren le había confiado a su hermano que sospechaba que un ataque estaba en puerta.
"La gente así no tiene piedad", le dijo. Además le comentó que esperaba un ataque con cuchillo, y que si lograban dar con él "acabaría mal". Esa predicción resultó ser funestamente precisa.
Poco después de las 10 PM, Morgan, Miller, Brown y Djauna se reunieron en Ashmead Road para buscar a Cemeren, armas en mano. No tardaron mucho. Morgan y Miller fueron los primeros en encontrarlo. Alrededor de las 10:15 PM, vieron a Cemeren caminando por Ashmead Road con su amigo. Después de encarar a Cemeren, Miller comenzó a pelear con él. Los dos intercambiaron golpes y patadas hasta que acabaron en el piso. Cuando Miller se levantó, Cemeren lo apuñaló en el cuello con una navaja.
En respuesta, Morgan apuñaló a Cemeren con el cuchillo de cocina. La hoja pasó a través de su riñón izquierdo y laceró su hígado. El corte fue tan profundo que el cuchillo estuvo cerca de atravesar el cuerpo de Cemeren. Tenía una contusión en la parte frontal de su abdomen, donde la punta de la hoja casi había salido por el otro lado. Al ver lo que había hecho su primo, Miller le dijo a Morgan que "recogiera su cuchillo". Continuaron golpeando y pateando a Cemeren mientras yacía en la calle y se desangraba.
De alguna manera, Cemeren logró levantarse y abrirse paso hasta la parcela de pasto donde lo encontraron Djauna y Brown, que habían llegado con un martillo. Para este punto, el amigo de Cemeren había pedido una ambulancia y durante la llamada se escuchó que les decía a los pandilleros: "Sus muchachos lo acabaron, amigos".
Djauna, además de grabar el ataque con su teléfono, también le dio una patada en la cabeza a Cemeren. Más tarde, en el tribunal, Djauna afirmaría, de manera inverosímil, que había grabado el ataque por accidente cuando intentaba encender la linterna de su teléfono, y luego lo había subido por accidente a Snapchat mientras trepaba una cerca.
Al darse cuenta de que la policía y una ambulancia ya estaban en camino, los cuatro atacantes huyeron de la escena. Cemeren fue llevado al hospital, donde de inmediato ingresó al quirófano. A pesar de la cirugía para extirparle el riñón dañado, murió al día siguiente. Había sufrido lesiones internas masivas, fractura de cráneo, daño cerebral y dos paros cardíacos.
Miller y Morgan también se dirigieron al hospital de Bedford; el mismo auto que llevó a Miller a Ashmead Road más temprano en la noche había llegado a la sala de emergencias a toda velocidad. Miller fue tratado por las puñaladas que había recibido, mientras Morgan lo acompañaba, sosteniendo una sudadera empapada en sangre. La policía arrestó a Miller y Djuana a las pocas horas del asesinato de Cemeren, y a Brown y Morgan tres días después del ataque. El jueves siguiente, los cuatro fueron acusados de asesinato.
Las autoridades encontraron el cuchillo con el que habían apuñalado a Cemeren en un desagüe cerca de Ashmead Road; un examen forense reveló la presencia del ADN de Morgan en el mango, y el de Cemeren en la hoja. El martillo que Djauna y Brown usaron en el ataque aún no ha sido hallado.
Una grabación realizada después de que la policía lo arrestara a él y los otros adolescentes y los colocara en la parte trasera de una camioneta ofrece una explicación de cómo Djauna justificó su participación en el asesinato. Puede escucharse a Djauna decir claramente: "Él hizo mal a nuestra gente, y en la Biblia dice que debes defender a tu gente, ¿no es así? Dice que ames a tu prójimo y mi prójimo es mi gente, ¿no es así? Si estoy defendiendo a mi gente... no se suponía que llegaría tan lejos... no es que lo haya acabado sin ninguna razón".
Más tarde, se escuchaba su risa mientras decía: "Él me decía: '¡Sálvame!' y yo le contestaba: '¡Jódete!'".
Cuando llegó a la sentencia, Miller, el mayor de los cuatro, quien supuestamente no era miembro de la pandilla Black Tom, recibió un mínimo de 21 años. Djauna y Brown recibieron 17 años, mientras que Morgan cumplirá al menos 16 años en prisión. El juez dijo que el asesinato de Cemeren era el resultado "tristemente común de la rivalidad entre pandillas y de la portación y uso asociado de armas con trágicas consecuencias y la pérdida de una vida joven".
El juez Simon Bryan describió como "ridícula la afirmación de Djauna de que había filmado y publicado el ataque en Snapchat por error. El juez agregó que estaba: "seguro de que hiciste ese video deliberadamente, como un trofeo y una advertencia a cualquier otro que pudiera insultar a la pandilla con la que estabas asociado, de que serían recibidos con extrema violencia si te hacían enojar".
Branston, el inspector en jefe de la Unidad de Delitos Graves de Bedfordshire, Cambridgeshire y de Hertfordshire, dijo: "Este es uno de los ataques más brutales que he visto en los últimos 25 años en el servicio policial. El hecho de que la mayoría de los involucrados fueran adolescentes lo hace aún más impactante. Los cuatro atacaron a Cemeren cuando yacía indefenso en el suelo. El mero volumen de lesiones es espantoso, pero la fuerza con la que infligieron algunos de estos golpes es nada menos que salvaje. Esto es violencia en el peor grado y no tiene lugar en las calles de Bedfordshire. Los responsables de este cobarde ataque merecen pasar un tiempo tan significativo en la cárcel. Espero que estas sentencias ayuden a impartir justicia y a que la familia de Cemeren pueda pasar la página".
Cemeren fue una de las 272 personas asesinadas por cuchillo en el Reino Unido entre enero y noviembre de 2018, según las estadísticas recopiladas por Anti-Knife UK. En el mismo período hubo un total de 1,887 ataques con cuchillo reportados. Si bien los medios de comunicación a menudo consideran que los crímenes con cuchillo son un problema particular de Londres, 205 de los apuñalamientos fatales ocurrieron fuera de la capital.
El asesinato de Cemeren se produjo poco más de un año después de otro grave incidente de violencia de pandillas en Bedford, cuya población es inferior a las 90,000 personas, y donde el 35 por ciento de los jóvenes viven en la pobreza. El 3 de junio de 2017, un hombre fue atacado en un parque por Saffa Gbonda, de 25 años de edad, miembro de la pandilla Kempston Block, quien ahora cumple 12 años de prisión por conspiración para cometer secuestro. Dos semanas después, la pandilla Two Mile Road tomó represalias mediante un ataque con machete por el cual Maksims Boikovs, de 19 años, y Terrell Romain, de 22, ahora cumplen sentencias de 14 y 18 años, respectivamente. Antonio Ziu, de 22 años, y Vincent Kingswell-Shaw, de 23, fueron condenados por conspiración para cometer lesiones corporales graves con intención, y por posesión de una escopeta con la intención de poner en peligro la vida. El juez Nigel Lithman dijo que la violencia de pandillas "había llevado los cuchillos y las armas a las calles de Bedford".
Las similitudes con el asesinato de Cemeren son obvias y comunes entre los incidentes de crímenes con cuchillo en áreas igualmente desfavorecidas en todo el Reino Unido. En declaraciones a VICE en marzo de 2019, James Treadwell, profesor de Criminología de la Universidad de Staffordshire, dijo: "Los perpetradores y víctimas de delitos con cuchillos tienden a ser hombres desproporcionadamente jóvenes; a menudo han tenido enormes cantidades de experiencias adversas en la infancia; una educación deficiente; exclusiones de la escuela; viven en áreas con altas privaciones sociales. Por lo tanto, si el tejido social es tal que produce más personas como éstas, habrá más violencia".
Lejos de esta generalización, muchos han tratado de identificar las causas específicas de los ataques con cuchillos individuales; dependiendo de a qué políticos o columnistas sigas, la culpa puede recaer en: la música drill, los usuarios de cocaína de la clase media, las redes sociales o el fenómeno de las "divisiones de condado". El problema con este razonamiento es que la generalización puede explicar el aumento de los crímenes con cuchillo. La austeridad —y sus diversos síntomas, como el aumento de la pobreza y la desigualdad, la falta de atención a la salud mental, el cierre de centros juveniles y escuelas con fondos insuficientes— fomenta el tipo de clima claustrofóbico en el que el aburrimiento y la violencia pueden arraigarse.
Como Adam Abdullah —el joven alcalde de Lewisham de 16 años, uno de los distritos más afectados de Londres cuando se trata de delitos con cuchillo— dijo a VICE en abril: "La austeridad no es solo el cierre de los centros juveniles. Implica cortes a los beneficios de tu madre y el presupuesto de la escuela a la que asistes. Es la producción de la pobreza. Es sistemática, y está llevando a nuestros jóvenes a su muerte".
En el caso de Cemeren, la forma de su muerte —transmitida a sus amigos, rivales y compañeros en Snapchat— podría parecer por un momento un problema moderno, pero de hecho, los factores que conducen a la delincuencia juvenil violenta son los mismos que han impulsado el problema durante cientos de años. Algo debe cambiar, pero incluso si ocurre, será demasiado tarde para Cemeren Yilmaz.