Hideaki Kumazawa, ex burócrata del Ministerio de Agricultura y embajador en la República Checa, de 76 años, dijo que había matado a su hijo de 44 años, Eiichiro, para evitar que tuviera un arranque violento; “Mi hijo tendía a encerrarse en casa. A veces cometía actos violentos contra mí y mi esposa", dijo a la policía.
El asesinato de Eiichiro destaca el creciente problema de los hikikomori de Japón, que se traduce literalmente como "aquellos que se retraen", y suelen ser parte de un grupo demográfico de edad avanzada que elige vivir encerrado y alejarse de la sociedad.
Tokio, 8 de junio (Vice Media).- Es natural que los padres quieran proteger a sus hijos a toda costa, de cualquier forma de daño. Pero eso también puede significar protegerlos de ellos mismos. ¿Pero matarías a tu propio hijo para protegerlo de sí mismo? Este hombre japonés lo hizo. Y, según él, sólo así podría detenerlo de llevar a cabo una masacre.
La semana pasada, hubo un ataque masivo en Tokio que dejó dos muertos y casi 20 heridos. Un hombre apuñaló a un montón de niños antes de suicidarse.
Hideaki Kumazawa, ex burócrata del Ministerio de Agricultura y embajador en la República Checa, de 76 años, dijo que había matado a su hijo de 44 años, Eiichiro, para evitar que tuviera un arranque violento.
Según los informes, Eiichiro se había mudado de casa de sus padres hace un mes y había vivido como recluso desde entonces.
“Mi hijo tendía a encerrarse en casa. A veces cometía actos violentos contra mí y mi esposa", dijo la policía japonesa informando el reporte de Kumazawa. "Su violencia había empezado desde que iba a la secundaria". Según informes, una vez quemó a su mamá con un encendedor, uno de sus numerosos arranques violentos.
La hostilidad de Eiichiro se intensificó la mañana del 1 de junio, cuando Kumazawa afirma que se estaba irritando por el ruido proveniente del festival deportivo de una escuela primaria cercana. Después de que su padre lo enfrentó, Eiichiro perdió el control.
Lo cual provocó que Kumazawa temiera que Eiichiro fuera capaz de repetir los ataques del 28 de mayo contra los niños de la escuela cercana. "Quería evitar que se desquitara con los niños", dijo, según la policía.
Después de apuñalar a su hijo varias veces en el pecho y otras partes de su cuerpo, Kumuzawa llamó a la policía.
El asesinato de Eiichiro destaca el creciente problema de los hikikomori de Japón, que se traduce literalmente como "aquellos que se retraen", y suelen ser parte de un grupo demográfico de edad avanzada que elige vivir encerrado y alejarse de la sociedad.
Aunque las personas que evitan la interacción con otros, por lo general, son inofensivas, ha habido múltiples casos en los que personas identificadas como hikikomori han tenido arranques violentos. Por ejemplo, el infame "Asesinatos de Otaku" de 1988-89, donde Tsutomo Miyazaki secuestró y asesinó a cuatro niñas después de haber sido inspirado por escenas espantosas de su colección de manga.
De acuerdo con la Oficina del Gabinete Japonés, hay aproximadamente 541 mil hikikomori encerrados entre edades de 15 a 39 años, y unos 613 mil personas de 40 a 64 años. Se les ofrecen servicios de apoyo. STEP Kitakyushu, una organización sin fines de lucro, ofrece consultas y otros servicios de apoyo a los hikikomori.
Miho Tanaka, el director de STEP Kitakyusho le dijo a el Mainichi sobre el caso de Kumazawa, que "al hacerse mayores, tanto el padre como el hijo, tal vez la negatividad hacia la situación de su hijo llegó a su límite, y el incidente de apuñalamiento masivo de Kawasaki (que involucraba a un hikikomori la semana anterior) fue el motivo para entrar en acción".
El fenómeno hikikomori no solo es un problema creciente en Japón, sino en toda Asia. En Hong Kong, se estima que 140 mil personas viven como hikikomori. En una ciudad tan densamente poblada, esto a menudo significa vivir toda su vida en pequeñas habitaciones en los apartamentos de sus padres.
En cuanto al caso de Kumazawa, se espera que sea juzgado. El South China Morning Post informa que los tribunales japoneses muchas veces son indulgentes con los escenarios que tienen un caso fuerte de compasión. Si Kumazawa es un asesino o un héroe depende de cada quien, pero lo que no se puede negar es que se debe prestar atención a la creciente población de hikikomori.
Aunque el comportamiento aislado es generalmente inofensivo, vivir completamente excluido de la sociedad tiene un costo en la salud mental, lo que puede escalar a algo que amenaza la vida del individuo o de otras personas que lo rodean.