Las Galápagos se componen por 13 islas grandes, 9 pequeñas y unos 107 islotes, pero solo cuatro están habitadas: San Cristóbal, Santa Cruz, Isabela y Floreana. Es imposible visitarlas e irte de allí sin haber visto una gran cantidad de especies, muchas de ellas endémicas, como cientos de iguanas marinas que toman el sol en rocas volcánicas, leones marinos que campan a sus anchas y muestran curiosidad al verte, viejas tortugas terrestres gigantes que pueden alcanzar los 150 años, además de infinidad de aves como las grandes fragatas, los simpáticos piqueros de patas azules, pingüinos o los históricos pinzones de Darwin, precisamente en los que se basó el naturalista inglés.
Por Roberto Ruiz
Ciudad de México, 15 de abril (ElDiario.es/SinEmbargo).- Si hablamos de riqueza natural pocos sitios encontrarás tan exclusivos y únicos como las Islas Galápagos, y es que su ubicación aislada en medio del océano Pacífico ha convertido este archipiélago en un verdadero santuario para una de las faunas más peculiares del mundo.
En estas islas pertenecientes a Ecuador la vida evolucionó a su manera, siguiendo su rumbo en cada una de las islas al estar aisladas entre sí, y las especies se desarrollaron según las condiciones de cada una de ellas. De ahí que Charles Darwin, cuando llegó aquí a bordo del HMS Beagle en 1835, observara cómo pinzones y tortugas terrestres habían evolucionado de manera diferente en cada isla para adaptarse a su medio. Tanto que su obra El origen de las especies vio la luz en 1859.
Hoy las Galápagos son un destino imprescindible para los amantes de la fauna, tanto terrestre como submarina, y no es raro que tras pasar unos días inmersos en una naturaleza que parece que te abraza uno no quiera salir nunca más de allí.
EL LUGAR DONDE LOS ANIMALES NO HUYEN DE TI
Las duras condiciones de las Islas Galápagos, volcánicas y con escasa agua dulce, ha hecho que en ellas no haya mamíferos, y si a esto le añadimos la ausencia de depredadores el resultado es una fauna que no le tiene miedo a nada. Hay que respetar las distancias cuando nos acercamos a los animales, al menos debes dejar un par de metros, pero ya sean iguanas, pájaros o leones marinos verás que nadie huye de ti.
Las Galápagos se componen por 13 islas grandes, 9 pequeñas y unos 107 islotes, pero solo cuatro están habitadas: San Cristóbal, Santa Cruz, Isabela y Floreana. Es imposible visitarlas e irte de allí sin haber visto una gran cantidad de especies, muchas de ellas endémicas, como cientos de iguanas marinas que toman el sol en rocas volcánicas, leones marinos que campan a sus anchas y muestran curiosidad al verte, viejas tortugas terrestres gigantes que pueden alcanzar los 150 años, además de infinidad de aves como las grandes fragatas, los simpáticos piqueros de patas azules, pingüinos o los históricos pinzones de Darwin, precisamente en los que se basó el naturalista inglés.
Si quieres profundizar en la fauna de Galápagos, además de dedicar tiempo a recorrer las islas, es altamente recomendable visitar la Estación Científica Charles Darwin, en Puerto Ayora (isla de Santa Cruz), donde podrás ver a la perfección la importancia que han tenido las Galápagos para comprender el reino animal.
LAS ISLAS GALÁPAGOS BAJO EL AGUA
Si la vida es única en la superficie de las Galápagos no lo es menos bajo sus aguas. En ellas confluyen tres importantes corrientes: Humboldt, Cromwell y Panamá, y la concentración de nutrientes hace que sus aguas se conviertan en un verdadero festín para mamíferos marinos y grandes peces pelágicos.
Si buceas… te damos la bienvenida al paraíso submarino. Verás que la vida es abundante, lo mismo te sumerges en un gran banco de barracudas que unos leones marinos se acercan a jugar contigo, te quedas atónito ante un grupo de rayas águilas o sobrecogido ante una escuela de decenas y decenas de tiburones martillo. Eso si además no coincides también con algún tiburón ballena o unas cuantas tortugas marinas, claro.
Puedes contratar excursiones de buceo en las islas de Isabela, Santa Cruz y San Cristóbal, pero si quieres llegar a los puntos de inmersión más exclusivos lo mejor que puedes hacer es contratar un crucero de vida a bordo dedicado al submarinismo, el desembolso sin duda merecerá la pena.
Y si no buceas, pero sí te gusta el snorkel, también podrás disfrutar de algunas experiencias increíbles. Lo de llegar a una cala con tu máscara y tu tubo, zambullirte y nadar con tortugas, iguanas y leones marinos a tu alrededor suena idílico ¿verdad? Pues aquí es posible y podrás hacerlo sin pagar un euro. Eso sí, si contratas una excursión específica de snorkel siempre tendrás posibilidades de ver más cosas y recibirás mucha más información.
CÓMO LLEGAR, CÓMO MOVERSE Y CÓMO VISITAR LAS ISLAS GALÁPAGOS
Puedes visitar las Islas Galápagos de dos maneras: o a través de un crucero de varios días, para el que por ejemplo podrías pagar unos 6 mil euros en uno de cinco días; o a tu aire, contratando visitas por tu cuenta.
Si optas por esta segunda opción lo primero que tienes que tener claro es que las Islas Galápagos no son solo para millonarios. Es un destino caro, sobre todo por el precio de las excursiones, pero no imposible. Para llegar hasta las Galápagos puedes volar tanto desde Quito como desde Guayaquil, y un vuelo de un par de horas te llevará a las islas de Santa Cruz o San Cristóbal, las dos que tienen aeropuerto. Al salir del continente deberás pagar una tasa de 20 US$ para obtener la Tarjeta de Control de Tránsito y una vez en las islas otra tasa de 100 dólares como entrada al Parque Nacional nada más pongas los pies en la tierra.
Para moverte entre las islas están las "fibras", las lanchas que comunican Isabela, Santa Cruz y San Cristóbal entre sí en trayectos de un par de horas y unos 30 US$ de precio, y para desplazarte en cada isla dependerá. En todas ellas hay taxis todoterreno que puedes contratar pero en Santa Cruz hay incluso algunos autobuses públicos mucho más económicos, aunque de rutas limitadas.
Para visitar las Galápagos a tu aire tendrás que recurrir a las excursiones organizadas que se ofrecen en cada isla ya que todas las visitas han de contar con un guía oficial. Podrás contratar rutas de un día o de medio día, tanto para visitar la isla en la que estés como para navegar hasta otras islas cercanas, pero no para llegar hasta las islas más recónditas, ya que eso queda reservado para quienes puedan permitirse un crucero de varios días.