La crisis por la subida de precios que provoca la política económica del Presidente Macron, se ha ampliado en los últimos días con protestas violentas en diferentes puntos de Francia y principalmente en la capital, París, donde incluso se han incendiado automóviles durante los enfrentamientos de los protestantes y las autoridades. El Presidente ahora busca una salida, y pidió al Primer Ministro reunirse con los llamados Chalecos Amarillos para encontrar una solución.
Por María D. Valderrama
París, Francia, 3 de diciembre (EFE).- El Presidente francés, Emmanuel Macron, pidió hoy al Primer Ministro, Édouard Philippe, que se reúna con la oposición y con los "chalecos amarillos" para buscar una salida a la crisis nacional provocada por sus protestas por la subida del coste de la vida, mientras el movimiento insta a nuevas manifestaciones.
Macron se dejó ver a primera hora en la zona más afectada por los tumultos de ayer -el Arco del Triunfo y sus avenidas- para comprobar los daños provocados por las protestas contra la subida de impuestos al carburante.
Después se reunió después en el Elíseo con Philippe; el ministro del Interior, Christophe Castaner; el secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez; la ministra de Justicia, Nicole Belloubet, y el ministro de Ecología, François de Rugy.
No hubo comunicado tras el encuentro ni intervención del Presidente, a quien políticos y prensa nacional esperaban escuchar, tras solo haber hecho una breve referencia desde Buenos Aires, donde participaba en la cumbre del G20.
"Siempre respetaré el desacuerdo, siempre escucharé a la oposición pero jamás aceptaré la violencia", dijo el sábado.
Según fuentes del Elíseo, Macron instó a Philippe a reunirse con los jefes de los partidos con representación parlamentaria y con los representantes de los manifestantes, sin dar una fecha concreta, con la voluntad de "dialogar". Y solicitó además una "reflexión sobre la adaptación del dispositivo de mantenimiento del orden en el futuro".
Philippe podría encontrarse de nuevo con la inverosímil situación que vivió el pasado viernes tras haber invitado a una delegación de "chalecos amarillos". Solo se presentaron dos miembros de este colectivo: uno que quiso guardar el anonimato y otro que se marchó minutos después de llegar ante la negativa del primer ministro a que se filmara la reunión.
Antes de irse, este "chaleco amarillo" dijo a la prensa que había recibido fuertes amenazas y presiones por parte de otros miembros del movimiento para no acudir a la cita pues "no les representaba".
Sin organización de por medio y dada la diversidad y disparidad de visiones de los insurrectos -cuyo elemento común es únicamente vestir esta prenda de seguridad vial-, el diálogo se anuncia complicado.
En su tercer sábado de movilización contra la nueva subida de impuestos al carburante y el endurecimiento del coste de vida, la protesta se saldó con 682 detenciones en toda Francia (412 en París) y 263 heridos, entre ellos cinco graves y 81 miembros de las fuerzas del orden.
Los enfrentamientos con las autoridades y las imágenes de violencia, con establecimientos públicos y privados en llamas, vehículos calcinados y destrozos en un gran número de comercios se reprodujeron ayer en menor o mayor escala en París, Marsella o Burdeos y los "chalecos amarillos" llaman ahora al "Acto 4".
En Facebook, red social que han utilizado para organizarse hasta la fecha y en la que líderes improvisados difunden sus consignas a través de vídeos en directo, un nuevo evento fechado el 8 de diciembre a las 07:00 marca la cita de la semana que viene: Acto 4: Todos al Elíseo (sede de la Presidencia).
Pero la infiltración de alborotadores -3 mil en París de los 10 mil manifestantes, según Interior- y la dificultad de diferenciarlos del resto, divididos entre los que justifican el uso de la violencia y los que se reivindican pacíficos, amenaza con "demonizar" al colectivo.
Antes de este sábado, los sondeos les daban el apoyo mayoritario de los franceses.
En paralelo, el Ejecutivo insistió la semana pasada en que no se echará atrás en la subida de las ecotasas y no parece dispuesto a flaquear ante las demandas de los manifestantes.
Marine Le Pen, presidenta de la ultraderechista Agrupación Nacional (AN), y Jean-Luc Mélenchon, de la izquierdista La Francia Insumisa (LFI), solicitaron hoy la disolución del Parlamento y la instauración de una representación proporcional.
Tanto ellos como el líder de Los Republicanos, Laurent Wauquiez, exigieron al Gobierno que renuncie a la subida de los impuestos, mientras que los socialistas han convocado este lunes una reunión extraordinaria para tratar esta crisis nacional.
Ante el desbordamiento de las fuerzas del orden en París el sábado, Castaner dijo ayer que no descartaba la instauración del estado de emergencia - sugerencia del sindicato policial Alliance -, pero hoy la ministra de Justicia aseguró que el país tiene otras herramientas para garantizar el orden.
Castaner y Nuñez comparecerán el martes en el Senado sobre el dispositivo de seguridad, que muchos critican y tachan de anticuado, insuficiente e incluso erróneo en su análisis por haber tratado de concentrar en una avenida a un movimiento desorganizado e indisciplinado que de momento no responde ante ningún líder.