Khabib después de ganarle a McGregor no olvidó todos los insultos que el equipo irlandés estuvo gritándole durante el combate, por lo que a pesar de los esfuerzos del staff por tranquilizarlo saltó de la jaula y comenzó una pelea campal entre espectadores, staff y miembros del equipo contrario.
Por: Álvaro Carrera
Ciudad de México, 7 de octubre (ASMéxico/SinEmbargo).-Ni el mejor guionista de Hollywood hubiese ideado un final tan rocambolesco para el combate más esperado del año en la UFC. Conor McGregor regresaba casi dos años después de su última pelea y lo hacía contra el mayor dominador de la compañía. Nadie había hecho sangrar a Khabib Nurmagomedov, ni le habían puesto en aprietos... y el irlandés tampoco fue ese hombre. El ruso retuvo el cinturón del peso ligero con gran maestría. Debería ser recordado por su combate, pero todo lo bueno lo emborronó después. Khabib sometió a McGregor, saltó la jaula y se fue a pegar al equipo del irlandés. Espectáculo bochornoso que le deja en muy mal lugar. No había entrado en ninguna provocación previa (tampoco cuando McGregor le atacó en el autobús) y lo hizo en el momento menos oportuno, cuando tenía que disfrutar de su trono.
El combate fue claro para Khabib. Salió a moverse y en cuanto pudo llevó la pelea al wrestling y al suelo.
Treinta segundos tardó en el primer round. Metió presión al irlandés y ahí se vio que la pelea llevaba un único camino. Restaba aire y esperaba. Trabajo de demolición. En el segundo asalto le dejó un poco más de chance a McGregor, que siempre estaba fuera de distancia. Por ello se quedó mal posicionado y con una derecha Khabib casi le noquea. Resistió, pero llegó el vendaval. En el suelo, con sus puños, el campeón arrasó al irlandés. Cambió de tercio, muy inteligente, en el tercero. Peleó de pie para buscar fisuras y acabó contra la jaula. La misma estrategia usó en el cuarto asalto y ahí fue letal. McGregor cada vez estaba más cansado y Khabib fue ganándole terreno hasta que le ganó la espalda y con un "Mataléon" le sometió. Quedaban 2,03 minutos para acabar el round.
Ahí finalizó lo deportivo y empezó lo sonrojante. El árbitro separó a Khabib, que quería volver a pegar a su rival. Evitó el incendio el referí, pero no pudo hacer más. El ruso se encaró con la esquina de McGregor. Se fue a por ellos, saltó la jaula y se lió a golpes formando una tangana descomunal. Aprovechando la confusión y mientras McGregor se recuperaba en el suelo de su derrota, un miembro de su equipo saltó al octágono y le agredió. Habían perdido la cabeza. Todas las provocaciones que el irlandés había hecho estaban en la mente del equipo del campeón y se las cobraron, en el peor momento.
Tras unos segundos de tensión en los que la realización de la UFC dio un plano general, llegó la paz. Dana White, presidente de la UFC, pidió a McGregor que se retirase al vestuario. El irlandés lo hizo. Después Khabib, que tuvo que ser apaciguado por Daniel Cormier, reclamó su cinturón y el mandamás de la compañía, muy enfadado, le mandó al vestuario (después dijo que era por seguridad). No podía festejar nada. El mayor día de fiesta de la compañía se convirtió en el más bochornoso.