En el PRI hay dos fracciones. Por un lado, la de los políticos conformada por personajes como Miguel Ángel Osorio Chong, quien era presidenciable, y Manlio Fabio Beltrones, quien fue removido de la dirigencia tras los resultados electorales a nivel estatal en 2016. Por el otro, están los tecnócratas dirigidos por Luis Videgaray Caso, quien impulsó a José Antonio Meade Kuribreña como candidato, y cuyo equipo se integró por funcionarios sin carrera política que no conocen al partido: Enrique Ochoa, Aurelio Nuño y Javier Lozano, explicaron analistas políticos.
Dado que el candidato presidencial se quedó estancado por una estrategia de discurso de confrontación y falta de experiencia política de sus colaboradores, ese grupo cedió y llegó el priista de bases René Juárez Cisneros a intentar conectar con la militancia. No obstante, dijeron los consultados, es demasiado tarde y la ciudadanía está harta del tricolor. A menos de 50 días del primero de julio, sólo pueden aspirar a cargos en el Congreso para equilibrar el Poder Legislativo.
Ciudad de México, 13 de mayo (SinEmbargo).- Como parte del relanzamiento de campaña del candidato priista José Antonio Meade Kuribreña, quien continúa en tercer lugar de la preferencia electoral, su equipo de tecnócratas fue relevado por la parte política que conoce al partido, dada la estrategia fallida de un discurso de confrontación, una mala coordinación y falta de vinculación con las bases militantes, dijeron analistas.
A menos de 50 días de la elección y durante el arranque de campaña de gubernaturas, en la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Ochoa Reza fue sustituido por René Juárez Cisneros, y tanto el coordinador general de campaña, Aurelio Nuño Mayer, como el vocero, Javier Lozano Alarcón, han perdido presencia mediática.
"Finalmente los tecnócratas terminaron doblando las manos al reconocer que del PRI no sabían una jota, porque es un partido muy complejo. En cuanto llegó René Juárez le quitaron el freno de mano a un coche que se estaba sobrecalentando y las cosas empezaron a funcionar", aseguró el analista político José Fernández Santillán. "Si hoy hay una gran distancia porcentual entre Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya, eso se lo debe agradecer el tabasqueño a los tecnócratas".
El miércoles pasado, cuando Juárez Cisneros tomó el cargo de dirigente provisional, se colocó a lado de Meade. "Vengo de la entraña propia del PRI, del que me siento profundamente orgulloso", afirmó durante su toma de protesta. Ochoa comenzó su discurso de agradecimiento y despedida del cargo que ocupó por casi dos años y Nuño, dubitativo, intentó también ponerse a lado de Meade, pero finalmente se regresó a la esquina contraria. Desde Twitter, Lozano felicitó al nuevo presidente del tricolor.
"Son tiempos de demostrar de qué estamos hechos", dijo Juárez al siguiente día frente a la Comisión Política Permanente. "Aquí cabemos todas las generaciones de priistas". Sin embargo, pese a su experiencia política a diferencia de la de Ochoa, Nuño y Lozano, este giro "no les alcanzará" para revertir los resultados por "el hartazgo" de la ciudadanía hacia el tricolor, por lo que se enfocarán en el Congreso, consideraron los especialistas.
En el PRI hay dos fracciones. Por un lado la de los políticos conformada por Miguel Ángel Osorio Chong, quien era presidenciable, y Manlio Fabio Beltrones, quien fue removido de la dirigencia tras los resultados de las elecciones estatales de 2016. Por el otro, están los tecnócratas que estaban en Secretarías de Estado y son dirigidos por Luis Videgaray Caso. Antes del relevo, se intentó acercar a Osorio Chong, Beltrones, Juárez Cisneros y a Beatriz Paredes al equipo de campaña de Meade, pero no bastó.
El PRI, evocó el analista Fernández Santillán, nunca había sido "colonizado" por la tecnocracia. Se llegaba a la gran dirigencia del PRI después de una larga carrera política. No obstante, tras la salida de Beltrones, "Videgaray puso a un hombre de su máxima confianza, Enrique Ochoa, el cual no tenía ninguna experiencia política ni trayectoria de puestos de elección popular. Se hicieron del poder, pero no del respaldo de los priistas. También pusieron como candidato de la Presidencia a otro tecnócrata (Meade), quien pertenece al grupo del ITAM".
El analista José Antonio Crespo coincidió en que no basta con tener la credencial del PRI o una militancia, ya que se debe saber cómo operan las bases. "Meade ni siquiera es militante, pero Videgaray, que ha manejado y tomado muchas decisiones, incluso impulsando la candidatura, no lo conoce bien. Nuño tampoco. Son una élite tecnocrática que se maneja en el gobierno, que son funcionarios competentes, pero el manejo y conocimiento de las campañas es muy distinto; se necesita mucha experiencia y haber pasado por el partido en distintos niveles".
Dado que Ochoa Reza es "temperamental e iracundo", expuso Fernández Santillán, no hubo una compatibilidad entre la dirigencia tecnócrata "arrogante y sin tacto social" con las bases militantes priistas ni con los gobernadores estatales. Meade se quedó estancado.
"No entienden la política partidista, no tienen un roce social. Para hacer política hay que salir y rozarse con el pueblo, y estos son gente que se formó en las oficinas públicas", afirmó el analista. Además, no había coordinación entre la gente de Videgaray, Meade ni Lozano. "Hay una antipatía entre los jefes regionales del PRI y los tecnócratas que llegaron a querer ordenar e hicieron huelga de brazos caídos; no les hacían caso".
Otro error de este equipo de tecnócratas, dijo el analista José Antonio Crespo, fue "el lenguaje duro y de confrontación" con el que incluso metieron a José Antonio Meade y no les resultó. "Le pegaron a Anaya, pero con López Obrador fue contraproducente porque no crecía".
Durante el proceso de campaña, el equipo de Meade señaló al abanderado del Frente de supuesto lavado de dinero a través de la compra venta de una nave industrial en Querétaro. Luego alimentaron el discurso de miedo contra López Obrador. Meade siguió sin levantar.
Ahora, evaluó Crespo, ya dieron un giro a una posición más conciliadora y moderada, pues se ha visto a René Juárez ya sin descalificar. "Que era lo que hacía Ochoa, Lozano y también ya cambió Nuño en el tono. Movieron a los golpeadores, quizá no quitarlos públicamente, pero que ya no aparezcan casi e ir con un discurso de tranquilidad y propuestas", afirmó.
Fernández Santillán expuso que en la competencia electoral sirven las propuestas y contrastes. "Erraron al seleccionar el blanco polémico: no era Anaya, sino Andrés Manuel López Obrador. Fue un cálculo torpe. Para quien trabajaron los priistas fue para López Obrador".
Juárez Cisneros -del lado de los priistas con carrera política-, ha sido Diputado federal, Senador, Gobernador de su estado natal, Guerrero, y Alcalde de Acapulco. Además viene de las bases del tricolor al haber sido presidente del PRI en el Comité Directivo Estatal de Guerrero, miembro del Comité Ejecutivo Nacional en diversas ocasiones y delegado del Comité Ejecutivo Nacional en más de diez estados.
Del lado de los tecnócratas, el coordinador de campaña Aurelio Nuño fue Secretario de Educación y también participó en las campañas del PRI en 2012. Pero nunca ha estado en el Congreso. El vocero Javier Lozano, si bien es Senador, hasta hace unos meses era abanderado por el Partido Acción Nacional. La presencia de ambos se ha reducido en los últimos días.
Ochoa Reza por su parte pasó en el verano de 2016 de titular la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a la presidencia del PRI. Acompañó a Meade en su arranque de campaña en Yucatán el primero de abril y en otros de sus eventos realizados en bastiones priistas como el Estado de México. Aseguró que seguiría apoyando desde su diputación plurinominal. Como dirigente no dio el ancho.
VAN POR EL CONGRESO
El dirigente René Juárez Cisneros lleva una semana de intensa campaña tanto en las calles, por ejemplo, el evento con los petroleros y su líder Carlos Romero Deschamps, como en medios de comunicación y redes sociales con entrevistas y debates. Ha recibido el respaldo y felicitación de Miguel Ángel Osorio Chong, César Camacho, Claudia Ruiz Massieu, Vanessa Rubio Márquez, entre otros. Es decir, de los dos polos priistas. Se ha reunido con priistas y con la Confederación de Trabajadores de México, el brazo sindical del tricolor.
Durante una entrevista radiofónica con Joaquín López Dóriga, reconoció que la campaña necesitaba reforzarse uniendo a la militancia priista. El viernes por la tarde se reunió con los tecnócratas Meade y Nuño para definir estrategias de trabajo. "Que nadie se confunda: somos un solo cuerpo, un solo equipo", tuiteó el candidato.
La estrategia, expuso Juárez, es de abajo hacia arriba. "Los votos están en el territorio. Vamos a luchar por cada regiduría, propietario y suplente, todos valen, todos cuentan, todos aportan, y a partir de ahí, vamos a construir la gran victoria de Meade", declaró.
Para el analista político José Antonio Crespo, a Ochoa "le falló" la operación de los mitines, vincularse con las bases, asesorar adecuadamente los actos y acercarse a los priistas. En eso René Juárez es más conocedor desde hace mucho tiempo.
"Están tratando de subsanar, pero es un poco tarde. De todas maneras el peso contra el PRI es brutal. El enojo, el hartazgo, el resentimiento es brutal. No tienen muchas oportunidades y además cometieron muchos errores de campaña y de lenguaje de los voceros", reiteró.
"Si les sirve, les dará unos puntos de más, pero no como para remontar y ganar. Ya no va a ser suficiente", calculó.
Para Fernández Santillás también ya es tarde, porque la gente anti López Obrador se está yendo por el frentista Anaya.
"Ya no les va alcanzar para ganar la Presidencia de la República, pero tienen que trabajar porque no solo está en juego el Poder Ejecutivo, sino también el Legislativo", dijo.
López Obrador, recordó, busca la mayoría absoluta en el Congreso, por lo que el PRI necesita ser oposición junto con el Frente Ciudadano para evitar el presidencialismo.