Los depredadores cibernéticos de niños o adolescentes actúan mediante siete etapas en los que convencen a sus víctimas para lograr un encuentro físico.
Por Karla Tinoco
Ciudad de México, 11 de enero (Vanguardia/SinEmbargo).- Los menores de edad cada vez están más expuestos a ser cooptados por delincuentes cibernéticos a través de redes sociales, por lo que los padres de familia deben vigilar constantemente sus contactos y perfiles para evitar ser blanco de estos “depredadores”.
De acuerdo con una encuesta realizada entre alrededor de 5 mil alumnos del programa Cenetic Escolar de la Alianza por Seguridad en Internet (ASI) reveló que el 23.9 por ciento de alumnos de entre 11 y 15 años edad se han encontrado físicamente con personas que han contactado por internet, además el 10.4 por ciento de los adolescentes hablan ocasional o frecuentemente sobre de temas como el sexo.
Los depredadores cibernéticos de niños o adolescentes actúan mediante siete etapas en los que convencen a sus víctimas para lograr un encuentro físico, según el análisis realizado por la organización ASI.
El “cortejo”, denominado así por tener el primer acercamiento con la víctima, consiste en un primer encuentro a través de redes sociales en el que los menores son ubicados por el acosador. En esta primera etapa el victimario tiene acceso a fotografías, lista de contactos, intereses, fecha de nacimiento, viajes, nivel de escolaridad e información personal.
Posteriormente, existe un primer acercamiento con el menor acerca de sus temas de interés y comienzan a compartir los mismos gustos.
BUSCA GANARSE LA CONFIANZA
En la tercera etapa el acosador busca reforzar esa nueva amistad ganándose la confianza para que el menor lo vea como “un amigo en quien se puede confiar”.
En la cuarta y quinta etapa el acosador tiene información personal del menor que comienza a usar en su contra para forzar el encuentro físico.
CHANTAJES
En la sexta etapa el acosador comienza a forzar el encuentro, aunque no mediante amenazas, sino a través de chantajes como: “estoy muy triste porque no te he conocido en persona” o “siento nostalgia porque somos mejores amigos y no te he visto”.
Finalmente el depredador lo cita para verse en algún lugar y conocerse en persona, aunque en estos casos puede ser peligroso porque es el momento en el que se culmina la relación de “amistad” y puede terminar en la comisión de un delito como la trata de personas o secuestro.