Hasta ahora el único método de detección de este padecimiento era a través de una biopsia que en ocasiones es imprecisa.
Ciudad de México, 9 de enero (EFE).- A partir de una muestra de sangre investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) buscan desarrollar un método más preciso para el diagnóstico del hígado graso, el cual puede ocasionar cirrosis y cáncer.
"Hasta ahora la única forma de diagnóstico es una biopsia hepática, procedimiento invasivo que en ocasiones no es muy preciso", señaló en un comunicado Salvador Fonseca Coronado, investigador de la (UNAM).
El hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés) es una enfermedad provocada por la acumulación de grasa en ese órgano.
En tanto, en la esteatohepatitis no alcohólica o NASH (nonalcoholic steatohepatitis), además de acumular grasa en los hepatocitos (células funcionales del hígado), principalmente triglicéridos, hay inflamación, necrosis y lesión en estas células, explicó.
Se estima que ambas afectaciones están creciendo en México a la par de la diabetes y la obesidad, señaló.
De acuerdo con el Comité Científico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática, el hígado graso, que generalmente no tiene síntomas y puede presentarse tanto en adultos como en niños, es originado principalmente por la obesidad.
Fonseca Coronado, del Laboratorio Inmunología de Enfermedades Infecciosas de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria de la UNAM, explicó que se busca identificar en los pacientes un polimorfismo genético que permita diferenciar entre quienes tienen NASH y los que sufren NAFLD.
Para detectar los polimorfismos, a partir de una muestra de sangre del paciente se identifican marcadores tanto genéticos como serológicos (anticuerpos), con los que se establece si tiene NASH más diabetes, sobrepeso o algún grado de obesidad mórbida.
Dijo que buscan distinguir entre los pacientes que solo tienen NAFLD y los que padecen NASH, porque durante el proceso de inflamación hay destrucción de los hepatocitos y su sustitución por fibroblastos, lo que lleva a la cirrosis y al cáncer de hígado.
"Al paciente con NASH se le debe dar un cuidado y seguimiento más estrictos que al que padece NAFLD, aunque este tenga diabetes o síndrome metabólico, porque las personas con NASH tienen hasta 20 % más riesgo de desarrollar cirrosis", detalló.
Los pacientes de NASH con mayor posibilidad de progresión a cirrosis y cáncer son los que tienen otros factores de riesgo, como diabetes tipo II, hipertensión arterial, glucosa elevada, colesterol y triglicéridos.
Según la Secretaría de Salud, los padecimientos hepáticos se encuentran dentro de las 10 primeras causas de enfermedad y muerte entre los mexicanos.