México es desde 2000, junto con Letonia, el país donde menos ha avanzado esa esperanza de vida, según los autores del estudio bienal de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que compara la situación sanitaria de los miembros.
México también ocupa el primer puesto en mortalidad infantil, ya que reporta 12.5 fallecimientos en el primer año de vida por cada mil nacimientos.
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París, 10 noviembre (EFE).– México es, con 75 años, el tercer país por la cola en esperanza de vida de la OCDE, sólo por delante de Letonia (74.6) y Lituania (74.5), según los últimos datos comparativos correspondientes a 2015 en un informe publicado hoy.
Además, desde 2000 es, junto a Letonia, el país donde menos ha avanzado esa esperanza de vida, según los autores del estudio bienal de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que compara la situación sanitaria de los miembros.
Detrás hay diversos "comportamientos nocivos para la salud", empezando por una mala alimentación y su correlato en un porcentaje de obesos elevadísimo (el segundo más alto, tras el de Estados Unidos).
A eso se une un incremento de la tasa de mortalidad por diabetes, la falta de progresos con las enfermedades circulatorias, y un número extraordinariamente alto de fallecimientos por accidentes de tráfico y homicidios.
México también ocupa el último puesto en mortalidad infantil, ya que los 12,5 fallecimientos en el primer año de vida por cada mil nacimientos triplica con creces la media de 3.9.
También está en cola en lo que se refiere a la diabetes, con una proporción de enfermos del 15,8 por ciento entre los adultos que duplica ampliamente el 7 por ciento de la OCDE.
Uno de los principales factores que está detrás es el sobrepeso, que afecta al 72,5 por ciento de los adultos mexicanos, el porcentaje más alto del "club de los países desarrollados" (superior al 70,1 por ciento de Estados Unidos).
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La diferencia salta a la vista si se compara con la media del 53,9 por ciento en la OCDE, donde se dan casos virtuosos en los dos miembros asiáticos: un 23,8 por ciento en Japón y un 33,4 por ciento en Corea del Sur.
La cobertura sanitaria en México sólo alcanza al 92,3 por ciento de la población, frente a una media del 97,9 por ciento (que llega a ser del 100 por ciento en casi una veintena de Estados) y el gasto sanitario es el menor: mil 080 dólares por habitante, comparados con los 4 miltres3 en el conjunto de la organización.
En términos relativos, eso supone un 5,8 por ciento del producto interior bruto (PIB) en México, lejos del 9 por ciento de media en el mundo desarrollado y más todavía del 17,2 por ciento en Estados Unidos.
Además, el ritmo de incremento del gasto sanitario en México (1,3 por ciento anual entre 2003 y 2009 y 1,1 por ciento entre 2009 y 2016) ha sido inferior al de la OCDE (3,6 por ciento y 1,4 por ciento, respectivamente).
Los autores del estudio hacen notar que, en términos generales, el gasto sanitario ha sido el principal determinante de los avances en esperanza de vida en los últimos 20 años, seguidos del nivel de instrucción y de la evolución de los ingresos de la población.
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Estados Unidos muestra los límites de esta explicación, ya que es uno de los países donde más han aumentado los gastos en sanidad y, con una media de 9.892 dólares por habitante, ocupa muy destacado la primera posición.
Pese a todo, presenta uno de los menores progresos en esperanza de vida y actualmente se sitúa por debajo de la media (78,7 años, frente a 80,6), lejos de los que ofrecen los mejores resultados: Japón con 83,9 años, y España y Suiza con 83 años.
Una de las pocas estadísticas en las que México sale bien parado en términos comparativos es la de mortalidad por cáncer, ya que tiene la más reducida de toda la OCDE, con 114,6 muertes anuales por cada 100 mil habitantes, frente a una media de 203,7.
También ocurre lo mismo con la prevalencia de la demencia, del 7,2 por ciento, cuando en la OCDE es del 14,8 por ciento. Una diferencia que puede explicarse por la estructura demográfica de México, que tiene la población más joven. EFE