Denuncias ciudadanas, detenciones de capos y ejecuciones evidencian que los grupos del crimen organizado están presentes en la Ciudad de México. Hasta el Gobierno de Estados Unidos ha reportado la existencia de estos grupos. Sin embargo, el Jefe de Gobierno de la capital del país Miguel Ángel Mancera sostiene que aquí no operan.
La narrativa impulsada por el Gobierno capitalino, coinciden analistas, es que, al negar la problemática, se inhibe también el combate. “No le veo sentido (a las afirmaciones de Mancera). La Ciudad de México está a un lado de Guerrero, Morelos, Michoacán, el Estado de México; esta ciudad es sin duda una parte fundamental para el engranaje financiero de los cárteles, grandes o chicos”, dice el investigador José Luis Reyna, del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México.
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Ciudad de México, 28 de mayo (SinEmbargo).– El Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, ha insistido por años en que en esta capital no hay presencia de “cárteles” o, como dijo después de la detención del presunto capo sinaloense Dámaso López Núñez en la colonia Nueva Anzures de esta ciudad, que la capital del país no es “centro de operaciones” del crimen organizado.
Diferentes análisis indican, sin embargo, que delitos como la desaparición y trata de personas, el narcomenudeo, el cobro de piso y otros hechos como el “levantón” de 13 jóvenes del bar Heaven en 2013, el asesinato de cinco personas en la colonia Narvarte en 2015 o el tendido de una víctima de homicidio sobre un puente en Iztapalapa, el mismo año, son “claras” manifestaciones de crimen organizado.
“Tanto el Gobierno federal como el de la Ciudad de México hacen grandes esfuerzos para negar lo evidente: los hechos demuestran que la Ciudad de México es parte de un centro neurálgico, estratégico del crimen organizado, que existe y que tiene también algunas particularidades muy específicas que lo hacen diferente al crimen organizado en otras partes del país (por ser la sede de los Poderes políticos), pero de que existe y están aquí, están, y eso lo demuestra la detención de Dámaso López”, comentó Erubiel Tirado, coordinador del Programa de Seguridad Nacional y Democracia en la Universidad Iberoamericana.
Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado”, presunto integrante de la organización criminal conocida como Cártel de Sinaloa y quien estaría disputando parte del liderazgo de la misma a los hijos de Joaquín Guzmán, El Chapo, fue detenido el pasado 2 de mayo por elementos del Ejército Mexicano que lo ubicaron en un edificio de departamentos de la colonia Nueva Anzures, en esta capital.
Antes que él, en esta ciudad habían sido detenidos otros prominentes presuntos integrantes del narcotráfico sinaloense, como Vicente Carrillo Leyva, hijo del fallecido capo Vicente Carrillo Fuentes y detenido en 2009, mientras hacía ejercicio en un parque de la colonia Bosques de las Lomas; o Vicente Zambada Niebla, hijo del también presunto jefe del Cártel de Sinaloa, Ismael “Mayo” Zambada, y detenido también en 2009.
“La Ciudad de México es un centro donde puede haber logística, o reforzamientos financieros; es precisamente los motivos que se han revelado de esta detención […] lo que nosotros estamos luchando, contra lo que estamos evitando a toda costa es que la Ciudad de México se pueda volver un centro de operación; eso es diferente”, dijo Mancera a los medios de comunicación luego de la detención de “El Licenciado”.
El comentario, si bien menciona que “puede haber logística” del crimen organizado en la Ciudad de México, continúa la narrativa sostenida por el gobernante de esta ciudad desde el inicio del sexenio.
Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) muestran que, efectivamente, esta capital es una de las entidades con menor registro de violencia en toda la república, con menos de mil asesinatos por año desde hace más de una década y, como indica la estadística de la organización Semáforo Delictivo, la décima tasa más baja del país en este tipo de ilícitos.
La misma organización muestra que la Ciudad de México rebasa la media nacional sólo en los ilícitos de extorsión, robo a casa habitación y a comercios; delito éste último en el que ocupa el tercer lugar con mayor incidencia.
“Yo no tengo ninguna noticia de que haya un cártel”, ha insistido Mancera desde 2013, después del “levantón” y posterior asesinato de 13 jóvenes en el bar Heaven de la zona Rosa.
La presencia de actividades de la delincuencia organizada, sin embargo, es palpable sobre todo en la zona de Tepito, en el centro histórico de la ciudad, donde los comerciantes han denunciado la presencia de personas en posesión de armas de fuego que no sólo distribuyen productos ilícitos, sino que han convertido a la población y comerciantes de ese lugar en blanco de sus extorsiones o cobro de piso.
“Aquí en el barrio de Tepito, como se sabe, tenemos al grupo delictivo que se autonombra La Unión-Tepito, y tenemos el problema muy fuerte con este grupo, que yo le llamo extorsión pero ellos le llaman cobro por seguridad, cobro de piso, por el que cada puesto semanalmente paga 150 pesos. Pero, de todos modos, no hay seguridad, porque cuando se les antoja abren los locales”, dice un líder de comerciantes de ese sector y que pidió no ser identificado por motivos de seguridad.
“Al Gobierno no le conviene decir que existe el crimen organizado; pero, si no lo sabe el doctor Mancera, a partir de cinco o seis personas, ya es crimen organizado, y este grupo de 200 personas (en Tepito) ¿qué es?”, agrega el mismo locatario.
Este tipo de actividades delincuenciales han sido constantemente registradas incluso por el Gobierno norteamericano que, como en el más reciente reporte del Congreso de ese país, identifica en la Ciudad de México la presencia del Cártel de Sinaloa, el Cartel del Golfo, Los Zetas, la organización de los Beltrán Leyva e incluso de los Caballeros Templarios.
El Departamento de Estado, por su parte, advierte en su reporte de seguridad sobre esta capital que los cobros de piso, las desapariciones forzadas y otros ilícitos que antes se consideraban exclusivos de las zonas más afectadas por el narcotráfico, ya tienen presencia en también en la capital.
“La parte norte de México era considerada la de mayor amenaza debido principalmente a los conflictos y competencia por las rutas de tráfico a Estados Unidos. Estadísticas recientes, sin embargo, muestran que la violencia está en aumento en estados del centro y del sur, particularmente en Guerrero, Michoacán y el Estado de México”, dice el Departamento de Estado norteamericano en su reporte sobre seguridad en la Ciudad de México difundido en febrero pasado.
“Una práctica común de las pandillas es pedir cuotas de protección o imponer su propio impuesto a los productos y servicios con la amenaza de la violencia a quienes no paguen […] Decapitaciones, linchamientos, tortura y otras terribles despliegues de violencia, así como un alto número de desapariciones forzadas, se han convertido en hechos rutinarios, incluyendo en la zona metropolitana de la Ciudad de México”, agrega el mismo documento.
Robos a mano armada, secuestros, robos de vehículos, fraudes con tarjetas de crédito son también preocupantes en esta ciudad, dice el gobierno de Estados Unidos, que también advierte que los criminales atacarán a cualquier persona que perciban como lucrativa o vulnerable.
‘SI NO SE RECONOCE, NO SE COMBATE’
De acuerdo con el titular de la Delegación Cuauhtémoc (que incluye las colonias con gran actividad nocturna y de servicios, como la Condesa o la Roma), la presencia de delincuencia organizada en esta capital es innegable.
“… Yo sostengo que sí existe, como agente promotor o como puente de actividades ilícitas como lavado de dinero, comercio de estupefacientes, tráfico y venta, trata de personas incluso", dijo el titular de la demarcación Ricardo Monreal Ávila en abril del año pasado, durante un seminario en el Colegio de México.
Entonces, Monreal detalló que el tráfico de drogas ilícitas, la trata de personas, la falsificación de documentos, el homicidio calificado, la extorsión, la piratería, el secuestro y el tráfico de armas son ilícitos que se cometen en esta capital y son parte del modus operandi de los grupos del crimen organizado.
El secuestro de trece personas en el bar Heaven de la zona Rosa, agregó entonces el jefe delegacional, mostró la vinculación de la organización criminal La Unión Tepito con el grupo de los Beltrán Leyva, así como todas las características de la delincuencia organizada.
“Narcomenudeo, ejecuciones, protección de policías en el cuadrante de la Zona Rosa, vinculación de participantes con cárteles mayores, incluso los propios meseros y personal de servicio", dijo Monreal en el Colmex, de acuerdo con el reporte del periódico Reforma.
“En la Ciudad de México hay un Jefe de Gobierno que se niega a reconocer lo obvio. Tenemos un problema gravísimo que está creciendo en la capital porque la capital está cercada y es el mercado de drogas interno más rico del país”, dijo en el mismo encuentro el historiador Lorenzo Meyer, también de acuerdo con el mismo diario.
El análisis ha sido compartido por otras fuentes, que apuntan a la imposibilidad de que un fenómeno criminal que aqueja a casi todo el territorio nacional esté ajeno de la capital de la república que, a su vez, es uno de los más grandes mercados de drogas del país.
“No le veo sentido (a las afirmaciones de Mancera). La Ciudad de México está a un lado de Guerrero, Morelos, Michoacán, el Estado de México; esta ciudad es sin duda una parte fundamental para el engranaje financiero de los cárteles, grandes o chicos”, dice a SinEmbargo el investigador José Luis Reyna, del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México.
Desde 2015, Reyna escribió un artículo para el periódico Milenio cuestionando la persistencia de la narrativa que niega la presencia de la delincuencia organizada en una ciudad donde se registran asesinatos por presuntos conflictos de narcomenudeo, secuestros como los del bar Heaven, cadáveres o restos abandonados en la vía pública y, ese año, el asesinato de cinco personas en un departamento de la colonia Narvarte.
“Aquí no nada mas venía 'El Licenciado' a comer mariscos: tenía un departamento, él y sus ayudantes, en Santa Fe, en Azcapotzalco; no están de paso, creo que el punto es que esos datos, tan pequeños como pueden parecer, indican que, efectivamente, aquí están metidos (los grupos de la delincuencia organizada), sin duda alguna”, comenta ahora el investigador.
Una de las principales consecuencias de la narrativa impulsada por el Gobierno capitalino, coinciden los entrevistados, es que, al negar la problemática, se inhibe también el combate.
“Me parece tan mal el hecho de que se reconozca que vienen y actúan pero no delinquen, como la otra interpretación, porque si no saben lo que esta pasando en la Ciudad de México, ¿quién está gobernando? Y, si lo saben, también es malo, porque no actúan”, dice Tirado.
“La mejor forma de atacar un problema es reconocer el problema; si no se quiere solucionar el problema, a ver qué hacen”, agrega Reyna.
En Tepito, dice el comerciante entrevistado, la policía ha dejado sin investigar denuncias exigiendo que los afectados señalen directa y formalmente a los probables criminales.
“El Gobierno se hace tonto”, dice. “Existe el 089, pero no han hecho nada; he pedido ayuda pero a Tepito no llega la policía, puede estar a los alrededores, pero no pasa nada”, agrega.