Tres promotores del gravamen a las bebidas con alto contenido calórico fueron víctimas de espionaje cuando impulsaban una campaña para aumentar el gravamen a estos productos. De acuerdo con el diario The New York Times, sus teléfonos celulares fueron intervenidos mediante un programa espía desarrollado por NSO Group, una empresa israelí que vende sus herramientas de espionaje digital exclusivamente a gobiernos y tiene contratos con varias agencias oficiales de México.
Ciudad de México, 11 de febrero (SinEmbargo).– Activistas y funcionarios mexicanos partidarios de los impuestos a las bebidas con alto contenido de azúcar fueron espiados cuando iniciaron una campaña para aumentar el impuesto a esos productos, de acuerdo con documentos obtenidos por The New York Times.
Simón Barquera, director del área de investigación en políticas y programas de nutrición y salud del Instituto Nacional de Salud Pública; Luis Manuel Encarnación, ex director de Fundación Mídete; y Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor. Los tres partidarios de gravar las bebidas con alto contenido calórico.
El medio internacional señaló que el año pasado, el celular de Simón Barquera recibió una serie de mensajes de texto a su celular, todos de números no identificados: uno decía que su hija había estado en un grave accidente, otro supuestamente era de un amigo de Barquera que le decía que su padre había muerto y contenía un hipervínculo para revisar los detalles del funeral, y uno más que aseguraba que su esposa sostenía una relación extramarital.
A su vez, Luis Manuel Encarnación y Alejandro Calvillo recibieron mensajes de texto con hipervínculos que los redireccionaban al sitio web de la funeraria Gayosso.
El medio señaló que los vínculos enviados eran parte de un programa espía desarrollado por NSO Group, una empresa israelí que vende sus herramientas de espionaje digital exclusivamente a gobiernos y tiene contratos con varias agencias oficiales de México.
"El descubrimiento de los programas espías de NSO en los teléfonos de los impulsores de política nutricional en México, e incluso de funcionarios gubernamentales como Barquera, desata preguntas sobre si las herramientas de NSO están siendo usadas para avanzar los intereses comerciales de la industria refresquera de México", resaltó el medio.
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El medio recordó que la llegada de los mensajes "coincidió con un esfuerzo planeado por organizaciones activistas e investigadores de la salud, entre ellos Barquera, Calvillo y Encarnación, para coordinar una campaña mediática con el fin de impulsar que el impuesto al refresco aumentara el doble. El esfuerzo languideció en el congreso mexicano en noviembre pasado. Los tres hombres también estuvieron en contra de un esfuerzo fallido en 2015 de legisladores mexicanos y cabilderos refresqueros que querían reducir a la mitad el impuesto".
La nota firmada por Nicole Perlroth detalló que fue una semana después de que se anunciara la campaña para impulsar un aumento al gravamen que a los teléfonos de Barquera, Calvillo y Encarnación llegaron los mensajes con el programa espía.
“Esto demuestra que la vigilancia en México está fuera de control [...]. Cuando hay pruebas de que la vigilancia está siendo usada contra activistas de la nutrición, es claro que México no debería tener acceso a estas tecnologías”, dijo Luis Fernando García, director de Red en Defensa de los Derechos Digitales al influyente rotativo (R3D).
El New York Times recordó que pese a que el lema de NSO Group es “hacer del mundo un lugar más seguro”, investigadores del Citizen Lab de la Facultad Munk de Asuntos Internacionales de la Universidad de Toronto que la firma ha aprovechado fallas en el software de Appel para infiltrarse en los teléfonos de un activista emirato y de un reportero mexicano, Rafael Cabrera, quien ayudó a exhibir en 2015 la “casa blanca” del Presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera.
Sin embargo, ahora se han localizado a otros blancos: los activistas y legisladores en materia de nutrición, como Barquera que incluso fue funcionario.
El diario neoyorquino detalló que estos últimos fueron blanco de Pegasus, un sistema de rastreo comercializado por NSO. Este producto puede extraer mensajes de texto, listas de contactos, registros del calendario, e-mails, mensajes instantáneos e incluso la ubicación del usuario. También puede convertir el celular en una grabadora y capta de manera secreta lo que la cámara del aparato ve en vivo.
NSO Group ha asegurado, en entrevistas y comunicados, que sólo vende spyware a agencias policiales para que puedan rastrear a posibles terroristas, criminales y narcotraficantes. Además, los ejecutivos de la firman señalan que tiene técnicas para que sus clientes no puedan compartir las herramientas de espionaje. Un portavoz de NSO, detalla el Times, reiteró la existencia de esas restricciones apenas el pasado jueves. Dijo también que no tenía conocimiento de rastreo a activistas de la salud en México.
“No queda claro por qué una agencia gubernamental mexicana utilizaría el programa espía para rastrear a los impulsores de la batalla contra la obesidad en el país, donde la diabetes acaba de ser declarada una emergencia nacional, ni queda claro qué órgano mexicano está detrás de la vigilancia a personas como Calvillo, Encarnación o Barquera”, precisó el diario.
Ricardo Alday, portavoz de la Embajada de México en Washington, precisó en un comunicado que “los sistemas de inteligencia de México están sujetos a la legislación federal relevante y tienen autorización legal”. Aseveró también que estos no son utilizados contra periodistas o activistas.
Sin embargo, recordó el diario, México aparece como el mayor cliente de Hacking Team, empresa de cibervigilancia.
En tanto, los activistas en materia de salud víctimas de NSO descubrieron que sus teléfonos habían sido infiltrados apenas en agosto pasado, cuando las organizaciones SocialTIC y R3D alertaron a sus contactos para que estuvieran pendientes de mensajes sospechosos.
Luego, una investigación forense a los mensajes de Calvillo, Barquera, Encarnación y otros de Citizen Lab confirmó que los vínculos que les habían enviado tenían el programa de espía de NSO.
Los ejecutivos de NSO aseguran que tienen un proceso estricto para determinar con qué países hacen negocios, lo que incluye un comité de ética.
Sin embargo, detalló NYT, no queda claro cómo los esfuerzos de espionaje mexicanos pasaron por ese proceso de revisión.
John Scott-Railton, investigador senior de Citizen Lab, criticó que “este es uno de los casos de abuso más descarados que hemos visto”.