Se calcula que entre la explanada y las calles aledañas, cinco millones de personas acudieron al encuentro. El encuentro pretendía unir a las autoridades y la oposición.
Estambul, 7 agosto (SinEmbargo/dpa).- El Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan convocó hoy a una manifestación contra el golpe de Estado en Turquía no sólo como presidente. Es una "invitación de nuestro presidente y comandante en jefe a nuestro pueblo" se podía leer en una pancarta para la "marcha por la democracia y los mártires", a la que hoy acudieron millones de personas, según los medios estatales.
En la pancarta se podía ver a un hombre con una camiseta roja con la media luna y la estrella, como en la bandera turca, que se pone delante del tanque de los golpistas.
Ese tipo de imágenes son las que -en opinión de Ankara- se tendrían que haber impuesto en todo el mundo como símbolo del fallido golpe de Estado: la imagen de la valiente resistencia de los civiles, que hizo que fracasara el golpe militar del pasado 15 de julio, así como la de las numerosas personas que perdieron su vida por ello.
Sin embargo, Occidente no celebró "la victoria de la democracia". Más bien vinculó condenas al golpe poco entusiastas (al menos desde el punto de vista turco) con las advertencias a Erdogan para que no tire toda la democracia por la borda.
Antes de la intentona golpista a Erdogan ya se le veía como un "enfat terrible" en muchas capitales de la Unión Europea y las denominadas "limpiezas" que ha emprendido no se lo ha puesto fácil a muchos países occidentales para posicionarse de su lado.
Más bien todo lo contrario. Declaraciones como las que se escuchó al ministro de Economía, Nihat Zeybekci, que amenazó a los golpistas con "morir como ratas" invitaban poco a la solidaridad. Y aunque en principio se propuso, al final las autoridades no se decantaron por enterrar a los golpistas muertos en la intentona en un "cementerio de traidores".
Ankara criticó que desde el golpe de Estado ningún ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Europea se haya dejado ver en el país para dejar muestra de su apoyo. Y, en tanto, no deja de escalar la tensión con la UE, a lo que Austria acaba de contribuir considerablemente añadiendo casi a diario más leña al fuego.
El país centroeuropeo pide que se suspendan las negociaciones de adhesión a la Unión Europea y además quiere poner fin al pacto sobre los refugiados, que está en marcha, y las negociaciones sobre la exención de visa.
El ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlüt Cavusoglu, también aprovecha toda ocasión para emplear una retórica dura con Austria, país al que ha calificado como centro del "racismo radical".
Incluso se llegaron a realizar analogías con el nazismo. "Estamos viendo un golpe de Estado desde arriba como ocurrió en 1933 tras el incendio del 'Reichstag' (en Berlín)", dijo el líder del partido liberal alemán (FDP), Christian Lindner, que buscaba el efecto mediático de esa compración.
Con ello el político quería dejar entrever que Erdogan escenificó el golpe de Estado. Lindner ignoró a propósito que ni siquiera los más rivales de Erdogan en el Parlamento creen en esa teoría conspirativa.
Erdogan ha asegurado por su parte que no es "ningún déspota ni ningún dictador". A diferencia de los nazis, el presidente no quiere una postura única, pero sí busca el respaldo de amplias partes de la oposición parlamentaria, aunque dejando fuera al partido prokurdo HDP, a pesar de que esta formación también ha condenado sin fisuras el golpe.
Por invitación de Erdogan acudieron a la manifestación no sólo el primer ministro y líder del partido conservador Desarollo y Justicia (AKP), Binali Yildirim, sino también el líder de la oposición Kemal Kilicdaroglu, del partido de centro izquierda CHP; así como el presidente de los ultranacionalistas MHP, Devlet Bahceli.
Juntos representan a más del 85 por ciento del electorado. En una sintonía que rara vez se da, Erdogan, Yildirim, Kilicdaroglu y Bahceli entonarán juntos el himno nacional.
Cuando Erdogan llegó a la "histórica marcha", la emisora estatal TRT le ensalzó de "líder enamorado de su bandera y de su patria". Yildirim pidió a su partido buena conducta en el ya repleto lugar de la concentración, Yenikapi, junto al mar de Mármara. Y además se ha pedido evitar las banderas de los partidos.
Realmente sólo se puede ver un mar rojo de banderas turca. Las autoridades se han preparado para una concentración de más de 2.5 millones de personas, según los medios. El transporte público trasladó gratis a los manifestantes y una empresa de taxis llevó a los pasajeros sin cobrar peaje hasta la marcha.
Sobre la multitud concentrada en Yenikapi ondeaban banderas gigantes que tienen por objetivo ser una muestra de unidad. Y en medio de las banderas turcas se podía ver a la izquierda una bandera con la imagen del fundador de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Atatürk, a la derecha, otra con el perfil de Erdogan.
Poco después de esta marcha el mandatario iniciará su primer viaje tras la intentona golpista, que no le llevará a Occidente. Erdogan considera "imperdonable" su postura tras el golpe. El martes viajará a San Petersburgo para reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin, quien lo llamó personalmente el fin de semana del golpe. El viaje a Rusia podría ser un paso más para que Erdogan subraye la distancia entre Turquía y la Unión Europea.