El trasplante fecal está siendo utilizado cada vez más, por ejemplo, como tratamiento de último recurso para ciertas infecciones del intestino humano y ha tenido una tasa de éxito de hasta 95 por ciento para tratar la colitis por Clostridium difficile, una bacteria que causa diarrea, dolor y fiebre con frecuencia después de un tratamiento con antibióticos
WASHINGTON, 12 jul (Xinhua) - Por desagradable que parezca, usar el trasplante fecal para tratar algunas enfermedades como las infecciones bacterianas que amenazan la vida, no es una broma, se indicó en un estudio publicado hoy en la revista estadounidense PLOS Biology.
El trasplante fecal está siendo utilizado cada vez más, por ejemplo, como tratamiento de último recurso para ciertas infecciones del intestino humano y ha tenido una tasa de éxito de hasta 95 por ciento para tratar la colitis por Clostridium difficile, una bacteria que causa diarrea, dolor y fiebre con frecuencia después de un tratamiento con antibióticos
"No hay duda de que la caca puede salvar vidas", señala el autor del estudio, Seth Bordenstein, profesor asociado de la Universidad Vanderbildt, quien analizó la creciente literatura científica sobre el tema.
También hay evidencia preliminar en el sentido de que un trasplante de heces provenientes de individuos sanos puede ser efectivo para trata la esclerosis múltiple y la enfermedad de Crohn.
También ha habido un importante incremento en los experimentos animales relacionados con materia fecal. En un estudio, por ejemplo, los investigadores encontraron que los trasplantes fecales de ratones delgados convirtieron los ratones estériles en ratones delgados y que los trasplantes fecales de ratones gordos convirtieron a los ratones estériles en ratones gordos.
"Esta investigación apenas está empezando", dijo Bordenstein. "Está impulsada por el nuevo paradigma del microbioma que reconoce que cada especie de planta y animal alberga una serie de microbios que tienen efectos significativos previamente no reconocidos sobre la salud, la evolución y el comportamiento del huésped".
De hecho, el trasplante fecal tiene una larga historia en la medicina china. Una aplicación de antiguo registro en seres humanos ocurrió en el siglo IV y fue realizada por un médico chino llamado Ge Hong. En el siglo XVI era tan popular que se le conocía como "sopa amarilla".
El interés de los círculos científicos occidentales fue mínima hasta el año 2010 cuando menos de 10 artículos sobre el tema aparecieron cada año en PubMed, un índice de la literatura biomédica.
Pero a partir de 2011, la cifra empezó a registrar un aumento exponencial. Más de 200 artículos sobre el trasplante fecal aparecieron en el 2015, una tendencia que no da señales de cambiar.
Hasta ahora, la mayor parte de la investigación se ha centrado en el papel de las bacterias en las heces del donador, pero estas no son el único elemento funcional en las heces, dijo Bordenstein.
"Las heces son un material complejo que contiene una variedad de entidades biológicas y químicas que pueden estar causando los efectos de estos trasplantes o ayudando a ellos", dijo.
Las heces humanas saludables contienen un promedio de 100 mil millones de bacterias por gramo, pero también tienen 100 millones de virus y arqueas por gramo. Además hay cerca de 10 millones de colonocitos, células epiteliales humanas que ayudan a proteger el colon, y un millón de levaduras y otros hongos unicelulares por gramo.
Prestar atención a los componentes bacterianos parece tener sentido en algunos casos como el tratamiento de la colitis por Clostridium difficile, dijo Bordestein.
Pero en otros casos, como el posible tratamiento de la esclerosis múltiple, es muy posible que los efectos de los trasplantes fecales puedan tener influencia de, o ser causados por, los elementos constitutivos no bacterianos, dijo.
Bordestein pidió una mayor investigación para separar los efectos y las interacciones de cada uno de estos componentes.
"Cuando los científicos identifiquen los cócteles específicos que producen resultados positivos, entonces pueden sintetizarlos o cultivarlos y ponerlos en una cápsula. Esto hará mucho para reducir el 'factor asqueroso' que podría reducir la aceptación del público de esta nueva forma de tratamiento", dijo Bordenstein.