Fabián Polanco
17/12/2014 - 12:00 am
“La Fierecilla tomada”, lo mejor del teatro en 2014
¿Se imaginan ustedes un montaje que reúna en escena a las más destacadas estrellas del mundo del espectáculo, todas ellas con el único objetivo de hacer pasar al público un momento inolvidable, provocando en este el pedimento de que el show no termine nunca? Este es el resultado que ha provocado durante toda su temporada, […]
¿Se imaginan ustedes un montaje que reúna en escena a las más destacadas estrellas del mundo del espectáculo, todas ellas con el único objetivo de hacer pasar al público un momento inolvidable, provocando en este el pedimento de que el show no termine nunca?
Este es el resultado que ha provocado durante toda su temporada, iniciada el 15 de agosto pasado, la comedia musical “La Fierecilla tomada”, teniendo como escenario el teatro San Rafael, uniéndose este también a la tradición del buen teatro producido en nuestro país; y los culpables de haber logrado esto son los jóvenes productores Juan Torres y Guillermo Wiechers.
De hecho, cabe mencionar que al haber montado la obra en este escenario, la dupla quiso rendir un homenaje al “Hombre Teatro de México”, Manolo Fábregas, quien en todo momento se proclamó seguidor del teatro musical y del teatro de calidad.
Siendo esta su primera producción en gran formato, (aunque ya tienen en su haber varios montajes de buena factura), Torres y Wiechers hicieron uso de su talento, amistad y relaciones públicas para juntar en escena a Héctor Bonilla, así como a Jacqueline y Chantal Andere para encabezar su reparto.
Además de este trío, la versión mexicana de “The Drowsy Chaperone”, de Bob Martin y Don McKellar, con música y letras de Lisa Lambert y Greg Morrison, es completada con nombres como los de Roberto Blandón, la primera actriz Norma Lazareno, Mauricio Martínez, Mónica Sánchez Navarro, Moisés Suárez, Ari Telch (en una actuación especial), Marianne y Eduardo Ibarra, entre otros.
De hecho el primer número de la obra, “Un vestido elegante”, provoca en todos los espectadores una tremendo shock de emoción, pues en él se presenta a cada uno de los personajes de esta singular obra, resultando increíble verlos a todos reunidos en escena y en un solo espectáculo.
Además de este banquete actoral, “La Fierecilla tomada” es aderezada con la presencia de una orquesta en vivo de más de diez músicos, dirigidos por Eduardo Soto y Víctor Manuel Aguilar, este último como residente, lo cual le inyecta un aire de primer mundo; un buen teatro, una obra estupenda, música en vivo y primeros actores… ¿Qué más se puede pedir?
La dirección de escena es de Alejandro Orive, uno de los creativos con más experiencia dentro del teatro musical en nuestro país, lo mismo como realizador, que como actor y dramaturgo.
El equipo creativo está conformado también por Oscar Acosta, en la escenografía y dirección vocal; José Posada, coreografía; Eugenio Alzás y Atzin Hernández, en la realización del vestuario; y Matías Gorlero, en el diseño de la iluminación.
Para quienes somos seguidores del teatro musical, al momento de presenciar una función de esta historia, estrenada en Broadway en mayo de 2006, siendo una obra joven y ya traída a México, otro punto a favor de los directivos de Teatro de primera, nos sentiremos de inmediato identificados con el “Hombre del sillón” que interpreta Bonilla, quien se reencuentra con el género después de varios años.
Y es que este personaje vive y respira teatro musical en todo momento. Vive en un amplio departamento, todo decorado con posters, fotos y gadgets de montajes de teatro musical, por lo que no será extraño encontrarnos con presencias de productos y menciones de obras como “Mame”, “Cabaret”, “¡Ring, ring! Llama el amor”, entre otras, además de sus elencos.
En un día normal en la vida de este singular personaje, del cual me sentí más que identificado y con la seguridad que años más adelante seré como él, se sienta a escuchar junto con nosotros el disco de la que considera es su mejor comedia musical de todos los tiempos: “La Fierecilla tomada”.
Al momento de que inicia la reproducción del disco de acetato, pues no es fanático de los discos compactos, mucho menos de los formatos digitales, el entorno del “Hombre del sillón” parece transformarse y la comodidad de su casa se convierte nada más, ni nada menos, que en una representación de “La Fierecilla…”, aderezada de comentarios del anfitrión sobre la obra y de sus actores, permitiéndonos vivir el teatro dentro del teatro.
Cada uno de los 13 números musicales se roba los aplausos del respetable, pues la experiencia de cada uno de los actores dentro del género se hace notar. Entre ellos podemos recordar el primero, “Un vestido elegante”, seguido de otros como “No me quiero lucir”, “Cuando andas muy mal”, “Aldolfo”, “El polvorón”, “El mensaje de un ruiseñor” y “Qué bonito es esto del amor”, entre otros.
Mención aparte merece “Frío”, interpretado por Mauricio Martínez y Eduardo Ibarra, el cual es completado por un extraordinario dúo de tap y la confirmación que cada uno de los artistas que intervienen en “La Fierecilla tomada” se ganaron su estadía por su experiencia, talento y años en el escenario.
Otro acierto que tuvieron los productores fue el devolver al teatro San Rafael a una de las parejas más emblemáticas que ha tenido este inmueble de la colonia del mismo nombre: Héctor Bonilla y Mónica Sánchez Navarro, quienes se vuelven a ver en escena a 35 años de distancia del primer montaje de “El diluvio que viene”, ocurrido en 1979; nada más.
Gran parte del éxito que ha tenido esta obra es, sin duda, la adaptación y traducción del texto original, tarea asignada a Enrique Arce y Cristina Bringas, quienes la trasladaron a nuestro país, utilizando algunos nombres y anécdotas reales ocurridas en el teatro musical y el espectáculo mexicano, lo cual logra que nos identifiquemos con la trama de inmediato.
Tomando en cuenta que a la gran mayoría del público mexicano no le va el teatro musical, otro de los atractivos de esta puesta es que todo ocurre en un solo acto, y tiene poca duración, no llegando a rebasar los cien minutos, lo cual les permitirá también acercarse a conocer este género teatral que, en palabras de quien esto firma, representa magia pura y total.
De manera contraria, esto provoca también gran tristeza en quienes si nos gusta el teatro musical, pues cuando ya estamos más que “aclimatados”, de repente nos encontramos con el final de fiesta y nos damos cuenta que la obra terminó.
Sin duda alguna, y sin temor a equivocarme, no tengo empacho en decir que “La Fierecilla tomada” puede proclamarse como el mejor montaje teatral, no sólo del género musical, sino de todo el teatro producido en México a nivel comercial durante este agonizante 2014.
Y no sólo yo lo digo; también lo ha hecho el público que la ha visto y que, durante sus más de cien representaciones al terminar la función se levanta de sus butacas para dar una ovación a cada uno de los actores y bailarines que forman parte de esta puesta que está por terminar su temporada.
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