Aunque no es un problema nuevo, si ha aumentado con el paso de los años. Las niñas en Afganistán que por decisión familiar se visten de niños, se cortan el pelo y actúan como tales y así poder gozar de todas las libertades que tienen los niños.
Las primeras en apoyar y perseguir esa práctica son las madres, quienes se sienten culpables por no tener hijos hombres y por el miedo a ser dejadas por sus esposos, deciden vestir y convertir a sus hijas en hijos mientras la naturaleza no diga lo contrario. Aunque toda la población lo sabe, se hacen de la vista gorda y es una práctica socialmente aceptable. Posteriormente cuando el cuerpo ya no puede mentir, pasan de los pantalones y la libertad de ir descubiertas a la burka, a no llevar no siquiera los ojos al aire libre, todo su cuerpo tras una tela, escondido.
¿Cuál será el impacto psicológico para una niña que durante toda su infancia y pubertad tiene el rol de hombre? ¿Qué efectos tendrá el que asocien la aceptación social así como a la libertad con no ser mujeres? Y la incógnita que más me intriga: ¿cómo puede una madre permitir y fomentar que sus hijas pasen por estas confusiones y traumas por el hecho de ellas como madres tener valía?
La respuesta es clara, en estas sociedades donde existe un retraimiento del gobierno, el control social informal es mucho más eficaz que cualquier política pública que se pueda implementar. La cultura y la ideología se convierten en ejes rectores de las acciones de los ciudadanos. No importa que tan descabellada sea su cultura para otras sociedades como la nuestra, ni que existan claras violaciones a los derechos de las niñas así como al interés superior de ellas, estas prácticas seguirán reproduciéndose con el tiempo, mientras no haya un cambio de ideología.
Las madres, independientemente de su clase social y de su educación, apoyan y realizan esta práctica, primero porque el no tener y criar un hijo varón es una pena para la familia y es una vergüenza para ellas como mujeres que no pueden darle al marido ese hijo que dota a la familia de estatus. Por otro lado se tiene la creencia que si se tiene un Bacha Posh será más fácil que la madre engendre un hijo hombre y por último por las ventajas que le pueden suponer a la niña en cuestión.
Ventajas que a mi punto de vista pueden convertirse en fuertes frustraciones personales que a la larga además de ser un factor de riesgo para rechazar y odiar el rol de la mujer, puede provocar que las niñas se rebelen contra sus familias y cultura e intenten o enfrentarse o escapar de su país.
¿Qué pueden hacer organismos internacionales defensores de Derechos Humanos para menoscabar estas prácticas? Es sumamente complicado, -aún y cuando hayan violaciones a los derechos humanos, y no sólo no exista una igualdad de género sino que a la mujer se le anule de tal forma que se le tape por completo-, influir en culturas donde las pautas de comportamiento están regidas por el control social informal.
@criminologiamex
