Jenaro Villamil
27/09/2013 - 12:00 am
Laura y Eruviel, telemontajes
El martes 24 de septiembre, cuando el Gobernador Eruviel Ávila rendía su segundo “Teleinforme” de gobierno, en un set televisivo, en formato de reality, ignorando a la clase política y obligando a los alumnos de primaria y secundaria a observar el evento a las 20 horas, en las redes sociales el apoyo de su administración a […]
El martes 24 de septiembre, cuando el Gobernador Eruviel Ávila rendía su segundo “Teleinforme” de gobierno, en un set televisivo, en formato de reality, ignorando a la clase política y obligando a los alumnos de primaria y secundaria a observar el evento a las 20 horas, en las redes sociales el apoyo de su administración a Laura Bozzo, la polémica conductora de talk shows de Televisa, ya se había convertido en un escándalo.
El apoyo del gobierno mexiquense a Bozzo parecería una especie de “intercambio en especie”: le pusieron a su disposición uno de los cuatro helicópteros del Rescate Aéreo Relámpago mexiquenses durante dos días para que pudiera hacer los telemontajes que acostumbra con la desgracia ajena, al tiempo que los responsables de imagen de Eruviel Ávila le copiaron el estilo a la conductora peruana para producir un show montado para que el político luciera como si fuera una especie de televangelista.
El escándalo de Laura Bozzo y las fórmulas de Eruviel Ávila para comunicarse con sus gobernados exhiben el rostro de dos telemontajes que, a su manera, se convierten en telementiras.
En el caso de Eruviel Ávila se trata del maquillaje de consenso y de popularidad a través de recursos telegénicos que pueden ser muy útiles para educar o para difundir la cultura, pero que en el Estado de México se han usado desde la época de Arturo Montiel y especialmente con Enrique Peña Nieto y con Eruviel Ávila para un grosero culto a la personalidad del gobernante a costa del erario.
En el caso de Laura Bozzo, el montaje de la falsa “rescatista” ha sido más escandoloso. La reportera Marcela Turatti y el fotógrafo Eduardo Miranda, ambos de Proceso, documentaron que el viaje de la conductora peruana a la comunidad de Coyuca de Benítez fue un show a costa de la ayuda de emergencia que necesitaban los pobladores. Ellos señalaron que uno de los helicópteros “Relámpago” del Estado de México trasladó a la señora disfrazada de rojo y dejaron suspendida el envío de víveres.
El propio Alcalde de Coyuca de Benítez, Ramiro Ávila Morales, denunció en su cuenta personal de Facebook que el helicóptero “Relámpago” y Laura Bozzo se negaron a transportar víveres en la aeronave para llevarlos a las personas que lo necesitan.
Por haber registrado este hecho periodístico en su programa de MVS Radio, Carmen Aristegui fue objeto de un stand up de Laura Bozzo, el miércoles 25 pasado, en la transmisión de su programa en Canal 2 de Televisa. La peruana utilizó todos sus recursos de mentira y de chantaje para atacar a Aristegui por “mentir” y la retó a ir a Coyuca de Benítez o al territorio de Televisa para ver quién realmente ayudaba a los damnificados.
En paralelo, en Twitter el repudio de las audiencias a Bozzo se incrementó. La frase #LauraBozzoFueraDeMexico fue el Trending Topic de toda una jornada. La razón fue clara: la señora que vive del escándalo, de la gritería y del morbo por la vida ajena descalificó a sus críticos como “asalariados”. El brote de xenofobia no se hizo esperar.
Aristegui respondió este jueves en su noticiario matutino que la provocación de Laura Bozzo se trataba de un “distractor morboso” frente al problema fundamental denunciado en la nota de Turatti y en las fotos de Miranda: el uso de los recursos públicos y de la infraestructura, como los helicópteros "Relámpago", para subordinarlos a su espectáculo y a su lucimiento personal.
Por fin, el gobierno del Estado de México acusó el golpe. Emitió un escueto boletín para explicar los sucesos sin mencionar por su nombre a Laura Bozzo. Según el comunicado, se enviaron cuatro helicópteros del Grupo de Rescate Aéreo Relámpago para salvar y trasladar a sitios seguros a “cientos de personas”.
El gobierno de Eruviel admitió que atendió 15 solicitudes de diversos medios de comunicación para ser trasladados a las zonas de desastre. Mencionó entre esos medios a TV Mexiquense, Televisa, Milenio, Reforma, La Jornada, El Universal, UnoTV y Cablecom.
En otras palabras, admitió que dieron servicios de manera informal como aerotaxis a medios de comunicación. ¿Por qué lo hicieron? ¿Bajo qué criterios? ¿Formó parte de una estrategia de relaciones públicas para favorecer la cobertura del gobierno de Eruviel Ávila? Esto nunca lo aclara el gobierno mexiquense.
El problema fundamental no está en la anécdota grotesca de una comunicadora que en Perú (2007) y en México (2013) acostumbra utilizar la desgracia de los más humildes y los más afectados para alimentar la telebasura que acostumbra en sus programas.
La cuestión es que tanto un gobierno estatal –como el del Estado de México– como la conductora de Televisa consideran los telemontajes como algo natural, lógico y hasta necesario para hacer del engaño a las audiencias un método de gobierno y una fórmula del rating.
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