TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (apro).- Aunque ayer, en menos de seis horas, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) determinó que las osamentas de 167 personas encontradas en una cueva de un rancho en Frontera Comalapa tenían 50 años de antigüedad, también dio a conocer que antropólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) aseguraron que este podría ser un cementerio ceremonial de los años 700 y 900 después de Cristo.
En una atropellada y restringida conferencia de prensa, a la que sólo tuvieron acceso dos televisoras nacionales y una local, la PGJE dio a conocer a través de su director de Servicios Periciales, César Enrique Pulido Guillén, “que se han hecho estudios preliminares de estas osamentas y hasta ahorita de lo que se trata es de osamentas prehispánicas, era pues un cementerio prehispánico”.
Explicó que “las características del lugar indican que ahí había rituales, pues se encontraron ollas de barro y otras piezas”.
“Estuvimos en la mañana platicando con algunos arqueólogos del INAH que no precisamente trabajan en la zona pero sí en Tenam Puente y otras áreas arqueológicas y ellos nos platicaron que (las osamentas) tienen las mismas características y el mismo contexto de que las que ellos han localizado y que datan del año 700 al 900 después de Cristo”, dijo Pulido Guillén.
“Eso es lo que hasta ahorita se ha hecho. Lo que sigue es hacer los estudios arqueológicos completos y desde luego vamos a iniciar el lunes con los estudios de antropología física. No tanto determinar la edad porque eso ya lo determinaron los arqueólogos del INAH”, mencionó el funcionario estatal un poco nervioso.
Para él, “no hay datos de violencia en las osamentas o de tortura. Son santuarios de osamentas muy viejas. Y es característico de la época que los cráneos tengan algunas deformaciones”, afirmó.
Dijo que el lunes llegan a la PGJE antropólogos para determinar la edad y el sexo de cada uno de los restos. Detalló que se trata de entre 167 y 174 osamentas.
Después de esa conferencia de prensa, la PGJE envió una misiva en la que consultaron al delegado del INAH en Chiapas, Emiliano Gallaga Murrieta, quien les explicó que el hallazgo presenta características de un cementerio prehispánico de finales del periodo clásico tardío y principios del posclásico (700-800 a 1100-1200 d.C.).
Además, que se analizaron la ubicación y formaciones en que fueron encontradas las osamentas, así como la tonalidad de las estructuras óseas y de las paredes internas de la cueva dadas por la temporalidad.
En el lugar de los hechos, ubicado al interior de la ranchería Nuevo Ojo de Agua en el municipio de Frontera Comalapa, fueron ubicadas también diversas piezas de barro de origen prehispánico.
Peritos especialistas en materia forense de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) explicaron que fueron encontrados cráneos completos y fracturados, así como fémures, tibias, mandíbulas y maxilares.
Las osamentas son analizadas en el Servicio Médico Forense de la Procuraduría de Chiapas con el apoyo de especialistas en antropología física para determinar con precisión el sexo, edad de cada una y antigüedad de su muerte.
En estas acciones participan personal de la PGJE, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), Protección Civil y del Ejército.
La cueva está ubicada en el rancho Nuevo Ojo de Agua, cerca de la comunidad San Juan Carrizal, en el municipio de Frontera Comalapa, a unos 18 kilómetros de la línea fronteriza entre México y Guatemala.
La cueva está localizada justo en un camino rural de extravío que los inmigrantes centroamericanos utilizan para evadir a las autoridades y los retenes policiacos y militares.