Por Mayela Sánchez y Shaila Rosagel
Ciudad de México, 3 de julio (SinEmbargo).— Esa mañana de finales de agosto era cálida, pero Héctor Serrano Cortés llegó a la cita con un largo abrigo negro, con las solapas levantadas como para protegerse de un frío que no se sentía.
Caminaba despacio, como si midiera sus pasos, y una tos le interrumpiría en algunos tramos de la charla que ese día sostendría con reporteros de SinEmbargo; más tarde contaría sobre una operación de cáncer de riñón a la que, dijo, se acababa de someter.
El entonces Secretario de Gobierno de la capital se mostraba afable, dispuesto a hablar de todos los temas, lo mismo laborales que personales. En los días anteriores, SinEmbargo había publicado una serie de reportajes que lo perfilaban y mostraban la influencia política que el hombre con el segundo cargo más importante en la administración capitalina tenía. Esa influencia, de acuerdo con fuentes consultadas entonces, iba más allá de sus funciones formales y se sugería que incluso era quien fungía como el poder detrás del poder, como el verdadero Jefe de Gobierno. Tal alusión era incluso hecha por él mismo, dijeron las fuentes.
Pero esa mañana de agosto del año pasado, en un restaurante del Centro Histórico capitalino del que era asiduo, Serrano Cortés suspiró cuando se le inquirió qué seguiría para él después de 2018, cuando termine la administración de Miguel Ángel Mancera Espinosa como Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
“Yo, con 57 años de edad, con ganas de jubilarme y con una familia llena de hijos y de nietos…”, soltó primero. Pero luego habló de su lealtad a Mancera –como en otro tiempo la había refrendado a Marcelo Ebrard Casaubón– y del proyecto político que compartía con él.
“Yo acompaño al Jefe de Gobierno de un proyecto político y el Jefe de Gobierno me acompaña a mí”, aseguró.
Y luego, con el aplomo de quien se sabe seguro de sus palabras, dijo: “En el 2018 acompañaré al Jefe de Gobierno […]. Lo que sigue es ser Jefe de Gobierno, y yo lo que he decidido es acompañar a mi Jefe de Gobierno en la proyección que él tenga”.
Pero su jefe tenía otros planes.
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El Serrano Cortés afable con los medios es sólo una faceta de un personaje considerado uno de los más poderosos de la capital del país.
Pero también existe el político que lo mismo opera la elección del líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Distrito Federal, que impone a las secretarias de los delegados, sin soslayar la influencia que tiene en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), de mayoría perredista; o el hombre que controla a los líderes de los vendedores ambulantes de toda la ciudad; o el funcionario a quien el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) acusó de realizar espionaje político contra uno de sus candidatos; o el enemigo poderoso, vengativo y certero con quienes no se alinean, como lo delinearon en su momento personas cercanas a la actual administración.
Pero ayer, esa influencia política que, formal o informalmente, ha detentado Serrano Cortés pareció quedar acotada, al menos en el plano formal, al anunciar Mancera Espinosa que había pedido la renuncia de todo su gabinete, la cual será aplicable a partir del próximo 15 de julio.
–Pero no lo dé por muerto –dijo una fuente a SinEmbargo.
–¿Cómo?
–Sí. No lo dé por muerto. Posiblemente sea coordinador nacional de la campaña [¿de Mancera?]. Posiblemente brinque a STC [Sistema de Transporte Colectivo].
–¿STC?
–Irse por Joel Ortega [hasta ayer titular de esa dependencia].
–[Pausa]
–Lo que puedo decir es que, desde adentro, se sabe que él no se va, aunque se vaya. Está cabrón. Es como el “señor de las ligas”.
–¿Como René Bejarano?
–Exacto. Esos no se van, aunque los vayan…
Ayer por la tarde, el Jefe de Gobierno informó en conferencia de prensa que había solicitado la renuncia de todo su gabinete para evaluarlo. Dijo que daría a conocer el resultado del análisis de su equipo y los nuevos nombramientos antes de su Tercer Informe de gobierno.
–No es como lo creen los medios- dijo otra fuente a SinEmbargo. –Lo que Mancera está haciendo es jugar a las “sillas locas” o a “la silla suelta”, ¿entiendes? Dice que analizará el trabajo de todos, con la renuncia en la mano. Es decir: ninguno está fuera, oficialmente, del Gabinete.
–¿Eso implica enroques? –se le preguntó.
–Sí, claro. Significa que incluso Joel Ortega, “El Güero” Garza [Rodolfo Ríos Garza, Procurador capitalino], Rufino [León Tovar, Secretario de Movilidad] o Rosa Icela Rodríguez [Secretaria de Desarrollo Social] podrían quedar dentro del gobierno.
Significa que podría quitar los reflectores a Héctor Serrano mandándolo a una oficina desde donde pueda operar electoralmente pero que no tenga que enfrentar prensa.
–No hay desencanto con Serrano, entonces.
–No hay, que se sepa. Todo lo contrario. Mancera tiene mucho qué agradecerle y va a agradecerle toda la vida estos tres años. Sin él, fíjate bien, y sin apoyo del Gobierno federal, no habría emprendido una campaña contra Marcelo [Ebrard] como la emprendió.
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Desde la privilegiada posición que como Secretario de Gobierno mantuvo desde las postrimerías de la gestión de Ebrard y hasta el anuncio de ayer, Serrano Cortés consolidó su influencia política al grado de ser considerado por algunos –y por él mismo– como quien realmente detenta el poder en la capital del país.
“¡El Jefe de Gobierno soy yo!”, habría dicho a su equipo compacto el verano del año pasado. Fue un golpe con las manos al escritorio, una especie de reprimenda o llamada de atención a priori: iba a un viaje al extranjero para tratarse una supuesta enfermedad que, según algunos, era cáncer; pero otros sostenían que se trataba de una fingida hipocondría.
Sin embargo, a nadie en esa reunión le habría sorprendido ni el golpe en la mesa ni la afirmación, pues desde tiempo atrás y cada vez de forma más abierta Serrano Cortés se ostentaba con el cargo de su jefe. Tampoco sorprendía el autonombramiento, pues algunos consideraban que el poder del funcionario iba más allá de sus atribuciones formales como encargado de los asuntos internos de la ciudad.
Durante la pasada contienda electoral en el Distrito Federal –que definió a los próximos jefes delegacionales y la nueva composición de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF)– su rol como operador político del PRD fue preponderante, según denunció en su momento el partido Morena.
A mediados de mayo, el líder de ese partido, Andrés Manuel López Obrador, acusó al Secretario de Gobierno de ser quien operó la entrega de recursos para las campañas electorales del PRD e incluso de actuar como el coordinador de la campaña perredista en el Distrito Federal. El candidato de Morena a la jefatura delegacional en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal Ávila, y el vocero de su campaña, Agustín Guerrero Castillo, hicieron eco de esos señalamientos, e incluso Guerrero lo responsabilizó de supuestamente espiar y emprender una “campaña sucia” contra Monreal Ávila.
Sin embargo, los resultados no fueron los esperados por el partido del Sol Azteca, que ha mantenido casi el control absoluto de la ciudad desde 1997, pues esta vez quedó como el gran perdedor al serle arrebatadas ocho delegaciones y la mayoría absoluta en la ALDF.
Ante una previsible derrota del PRD en la ciudad, politólogos consultados por SinEmbargo opinaron que si bien una derrota electoral de ese partido significaría un fracaso para Mancera y su operador Serrano, los escenarios posibles para el Jefe de Gobierno estarían en función de sus aspiraciones.
Y es que, por un lado, Serrano podría quedar con una imagen deteriorada tras la derrota electoral, lo cual sería negativo para Mancera. Pero por otra parte, prescindir de Serrano significaría renunciar a su habilidad política. Dada la aspiración del Jefe de Gobierno de convertirse en candidato presidencial en 2018, preveían los especialistas, la presencia de un operador como Serrano para el resto de su gestión era necesaria.
Tras los comicios, el mandatario capitalino se destapó para contender a la Presidencia en las elecciones de 2018. Y, de paso, también salió a defender a su Secretario de Gobierno, ante las exigencias de partidos de oposición de que dejara el cargo.
Pero Mancera se mantuvo firme y respondió: Serrano se queda.
El propio Secretario de Gobierno del Distrito Federal salió a decir que no presentará la renuncia a su cargo “por recomendación”, pues –aseguró– “mi única obligación es responder a mi Jefe de Gobierno, nada más”.
Y mientras tanto, desde hace un par de meses, Serrano Cortés se ha convertido en el funcionario encargado de dar conferencias e informar a la ciudadanía en situaciones que en otros tiempos atendía el propio Jefe de Gobierno.
PIDEN SU RENUNCIA… Y LUEGO CALLAN
Durante y después de la campaña electoral, distintos actores políticos demandaron la salida de Serrano Cortés. Por parte de Morena, hubo primero una exigencia formal al Jefe de Gobierno para que lo quitara del cargo, al responsabilizarlo de supuestamente espiar y emprender una “campaña sucia” contra el candidato Monreal Ávila.
Luego, tras la elección, el presidente nacional de Morena, Martí Batres Guadarrama, advirtió que no lo reconocería como interlocutor con el Gobierno local.
En entrevista con SinEmbargo, Batres sostuvo: “No tendremos interlocución con Serrano, la interlocución será directa con el Jefe de Gobierno del Distrito Federal”.
Pero el Jefe Delegacional electo de Cuauhtémoc, Ricardo Monreal Ávila dijo por los mismos días y también entrevistado por este medio, que trabajará de la mano con Mancera y que el conflicto que tuvo con Serrano en las elecciones era “agua pasada”. Inclusive lo describió como “un hombre inteligente, un operador hábil, un político que conoce el Distrito Federal […]”.
El pasado 16 de junio, legisladores del PRD, entre ellos su coordinador en el Senado, Miguel Barbosa Huerta, solicitaron a Mancera Espinosa la renuncia de Serrano, además de la de Joel Ortega Cuevas y de la Secretaria de Desarrollo Social, Rosa Icela Rodríguez.
Barbosa justificó entonces que se solicitaba la renuncia de Serrano Cortés porque la Secretaría que encabezaba “fue instrumentada bajo un gobierno mayoritario en delegaciones y mayoritario en la Asamblea, cambió la circunstancia”, por lo que se tenía que considerar una nueva relación entre las fuerzas políticas.
Hace unos días también el Senador Alejandro Encinas Rodríguez declaró en entrevista con este diario digital la necesidad de remover a varios secretarios, entre ellos a Serrano Cortés.
–Ahora el Gobierno de la ciudad tiene que mandar señales claras de un entendimiento y la primera señal debe ser una recomposición de su gabinete. No sólo como dice [Miguel] Barbosa, debe ser un replanteamiento de todo su gabinete para reconstruir una relación de interlocución valida con la Asamblea. Héctor Serrano [Secretario de Gobierno] no es un interlocutor, fue el operador político-electoral del gobierno y del PRD en el DF, y el nivel de conflicto y confrontación que tuvo, no sólo con Morena, sino con todos los partidos lo elimina como un interlocutor. No es un asunto personal, es un hecho político concreto…
¿Héctor Serrano debe irse?, le preguntó SinEmbargo.
–No tiene interlocución con la oposición. No la tiene con Morena, que es mayoría en la ciudad; no la tiene con el PAN, donde hubo confrontación; no la tiene con el PRI, salvo con algunos sectores muy limitados. Se necesita una interlocución distinta. El Jefe de Gobierno debe construirla directamente.
Ayer, tras anunciarse la decisión de Mancera de remover a su gabinete, SinEmbargo solicitó a varios de los políticos que pidieron en su momento la cabeza de Serrano, su postura sobre la decisión del Jefe de Gobierno. Pero rehusaron a dar su opinión, algunos contestando que se preferían abstener, otros que optaban por no declarar nada y alguno más que estaba evaluando dar alguna opinión al respecto.
Fue el caso de René Bejarano Martínez, líder de la tercer corriente más importante del PRD, Izquierda Democrática Nacional (IDN), quien contestó que prefería no opinar.
En febrero pasado, Bejarano Martínez acusó directamente a Serrano y a Eduardo Venadero, director de Servicios de Transporte Eléctrico del Distrito Federal, de ser el cerebro y el brazo operativo, respectivamente, de Mancera Espinosa en la designación de candidatos.
En ese momento, con Bejarano coincidió Agustín Guerrero Castillo, coordinador nacional de la corriente Movimiento Progresista, liderada por el ex Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard Casaubón.
Guerrero Castillo lanzó una advertencia al Jefe de Gobierno: “Que se cuide Mancera, porque Héctor no es un hombre de lealtad a una persona, sino así mismo, a su propio proyecto. Le fue leal al anterior Jefe de Gobierno, hasta que Marcelo dejó la jefatura. Ahora aparece como el primer mancerista de la ciudad, pero eso se acabará cuando salga el actual Jefe de Gobierno”.
Guerrero opinó ayer que el anuncio de Mancera es un reconocimiento a que el resultado electoral del PRD el pasado 7 de junio tiene que ver con las políticas públicas de su gobierno.
“Un reconocimiento a que la estrategia que se diseño desde la Secretaría de Gobierno, de Héctor Serrano, no fue la correcta. No sólo es un asunto de la gobernabilidad, sino los excesos, porque se hizo del PRD, puso candidaturas, generó campañas sucias, fue activo durante el proceso electoral, se dedicó a violar la ley. Impuso la alianza del PRD y al Panal y la entregó números rojos a Mancera”, indicó.
Guerrero Castillo dijo que la evaluación que planteó Mancera generará incertidumbre y golpeteo político por ver quién se va y quién se queda. En cuanto a Serrano, precisó que ya no le aporta nada al Gobierno de la ciudad: “Aún si decidiera dejarlo, ya no le ayuda. No le sirve de nada tener a un Secretario de Gobierno que nadie quiere. Si lo cambia a otra posición, ya veremos, no me lo imagino de asesor, ni en otra secretaría”.
El Senador Encinas consideró que el anuncio de Mancera sobre el ajuste en su gabinete le debe permitir a Mancera Espinosa “quitarse de muchos lastres que se fueron acumulando durante los tres años y que hoy son un estorbo para el desarrollo de su gobierno democrático. Que se fortalezca un proyecto que se viene construyendo desde 1997”.
El legislador reiteró que Serrano utilizó su fuerza y poder para intervenir en las selección de candidatos de un partido político y hacer campaña por ellos, y ese error le ha significado un alto costo político al Jefe de Gobierno. Parte de ese coste político es el distanciamiento con López Obrador.
Bajo la óptica de Encinas, si Serrano Cortés se va, Mancera podría volver a acercase con el líder de Morena y con otros actores políticos con los que el gobierno capitalino perdió interlocución.
Este medio solicitó también la opinión de Batres Guadarrama, presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena. Batres acusó a Serrano de ser el responsable de que en el Distrito Federal no hubiera “piso parejo” para todos los partidos, como lo prometió Mancera, además de advertir que no mantendrían interlocución con él.
Ayer su asistente de prensa contestó que la única postura de Batres era un tuit enviado por la tarde de su cuenta @martibatres:
“Positiva la decisión de @ManceraMiguelMX de restructurar su gabinete” (sic).
Barbosa Huerta, quien también pidió públicamente a Mancera, junto el Senador Armando Ríos Piter, la reestructuración de su gabinete, no dio entrevistas porque se encuentra de viaje en Corea. Por la noche, emitió un boletín de prensa en el que manifestó su respaldo a la decisión de Mancera.
"Llevar a cabo cambios en una administración no es un acto de debilidad política de un gobierno; por el contrario, es la adecuación propia cuando las circunstancias lo ameritan", expresó.
Ríos Piter no declaró sobre la petición de renuncia de Serrano, sólo opinó que era positivo que el Jefe de Gobierno hiciera una solicitud general a su gabinete.
“Me parece que tiene que ser una visión integral. No se trata de un cargo o una o persona. Yo creo que lo está haciendo con toda seriedad y responsabilidad”, contestó.