"Manifestaciones deben servir para que Ayotzinapa y Tlatlaya no se repitan": Woldenberg

26/02/2015 - 1:35 pm
Woldenberg dijo que México vive momentos de importante rechazo y hartazgo social. Foto: Cuartoscuro.
Woldenberg dijo que México vive momentos de importantes de rechazo y hartazgo social. Foto: Cuartoscuro.

Ciudad de México, 26 de febrero (SinEmbargo).- El ex consejero presidente del extinto Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg Karakowsy, afirmó que México vive momentos de importante rechazo y hartazgo social que han desembocado en manifestaciones políticas que son “una esperanza, una corriente de aire fresco y pueden y deben ser el combustible para cambios importantes”.

En el marco del Foro ¿Sabes quiénes te quieren representar?, José Woldenberg mencionó que “esa emoción que ha puesto en acto a miles y miles que los cohesionan en un estremecimiento contra la barbarie y la ilegalidad y el abuso”; sin embargo explicó que las manifestaciones pacíficas también pueden diluir su impacto en dos fenómenos que también están presentes: la violencia y la antipolítica.

En ese aspecto dijo que “las manifestaciones deben servir para que crímenes como Ayotzinapa y Tlatlaya no vuelvan a repetirse […], para engrosar el compromiso con la vigencia plena con los derechos humanos”.

Durante su ponencia “Una pequeña exigencia para remodelar las relaciones entre electores y candidatos, señaló que la violencia la violencia tiene efectos como la pérdida de materiales y son el anuncio de agresiones; que se confundan las movilizaciones cívicas pacíficas y se incremente el espiral de violencia legitimando así la intervención de la fuerza pública, y la expresión ilícita de violencia como las de los autollamados anarquistas o quienes se han pensado en una transformación revolucionaria en Guerrero que es sinónimo de destrucción, intimidación y muerte.

El ex consejero agregó que el discurso antipolítico no es privativo de México ni –como dice Andreas Schedler-  supone darle la espalda a la sino irrumpir en ella con una arenga simplificadora que construye dos bandos escindidos e irreconciliables: los políticos y los ciudadanos.

Ante esta situación y en un intento de ofrecer un horizonte tentativo a la crisis actual, desde el Instituto de Estudios para la Transición Democrática propusieron siete líneas de trabajo y eventuales compromisos fortalecer la imprescindible conversación pública.

  1. Colocar a los derechos humanos en el centro.
  2. Fortalecer las políticas encaminadas a la atención a las víctimas.
  3. Discutir para rehabilitar al poder municipal
  4. Debatir para reformar el poder judicial
  5. Abrir el campo de visión y reconocer que la pobreza y la desigualdad son un caldo de cultivo para muy diversas patologías sociales.
  6. Diseñar una ruta para la construcción  de un Estado de derecho digno de tal nombre
  7. Fórmulas para aprender de las crisis simultaneas de representatividad administrativa y de gobierno.

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