Ciudad de México, 2 de agosto (SinEmbargo).– Durante las dos décadas que Carlos Romero Deschamps tiene al frente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) la impunidad de la que ha gozado en los dos gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN) y en la actual administración del Revolucionario Institucional (PRI) ha sido una constante a pesar de los escándalos que ha protagonizado por el desvío de recursos del gremio de trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Desde el Pemexgate que implicó el uso de 100 millones de dólares de la paraestatal para la campaña presidencial del priista Francisco Labastida, pasando por una docena de desfalcos que el sindicato petrolero obtuvo disfrazados de “apoyos” en ese periodo, hasta los lujos exhibidos por sus hijos en las redes sociales, Romero Deschamps nunca ha sido llamado a rendir cuentas.
Ahora, el líder petrolero se coloca de nueva cuenta en el centro del debate nacional, justo cuando el Congreso plantea el rescate con recursos públicos de los pasivos laborales de Pemex que ahora ascienden a unos 700 mil millones de pesos. Y en medio del fallo de un tribunal de Houston, Texas, que autorizó a la empresa Arriba el derecho a reclamar por cualquier vía legal, entre ellos la confiscación, la remuneración de millones de dólares que el sindicato le debe por vender petróleo inexistente. Con esta decisión los bienes de ambos, líder y sindicato, podrían ser confiscados.