¿Te has fijado que cuando subes al transporte público, ya sea por la mañana, tarde o noche, hay por lo menos un pasajero dormido, cabeceando o con los ojos cerrados? ¿Alguna vez te has pasado de tu destino porque te quedaste dormido? No es casual que casi en cualquier ciudad del mundo y obviamente en México, se vea a personas ojerosas y a punto de dormir aún en las posiciones más incómodas, y las causas van más allá del simple agotamiento.
Este mal afecta sobre todo a la clase trabajadora en México, donde un 46 por ciento de ellos, de acuerdo con una encuesta del sitio Trabajando.com, se encuentran totalmente agotado a finales de año.
Esto se debe a varios factores, el más importante, a que un 33 por ciento de los trabajadores no tomaron vacaciones en todo el año; otro 26 por ciento se encuentra «exhausto» por las tareas realizadas en su área; otros más (21 por ciento) están agobiados por las presiones económicas.
La explotación laboral también tiene que ver en la fatiga, pues un 16 por ciento manifestó tener exceso de trabajo, mientras que el uno por ciento restante se encontraba estresado por las evaluaciones finales.
Sin embargo, la fatiga no es la única consecuencia de lo antes mencionado, la falta de reposo y el estrés del trabajo también afectan la salud de las personas.
De acuerdo con esta misma encuesta, un 53 por ciento de los más de 2 mil trabajadores consultados, dijeron sufrir de gripas, dolores de espalda, cuello y problemas gástricos entre las afecciones más comunes.
Asimismo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó a principios de año que los empleados mexicanos son los que trabajan más horas en el mundo al año, con un total de dos mil 200 horas, mientras que el promedio lo hace sólo mil 776 horas.
Otro estudio, esta vez de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh) reveló que no sólo son de los que más trabajan sino también de los más enfermos, ya que las empresas en el país funcionan con empleados deprimidos, con sobrepeso y cansados.
El documento “Mejores prácticas de salud en RH 2013” reveló que 50% de los trabajadores en el país es obeso, 33% tiene colesterol alto, 25% fuma, 30% está deprimido, 20% padece presión alta y 12% diabetes, lo que influye en la productividad y la calidad de las labores que desempeñan.
Pero las causas del cansancio permanente van más allá del trabajo extra, las horas que permaneces sentado frente a una computadora o el tiempo que inviertes en transportarte de un punto a otro. A continuación listamos una serie de afecciones que podrían estar perjudicando tu desempeño día a día y no lo sabes.
No dormir o dormir mal es uno de los problemas determinantes para pasar el día entre bostezos y fatiga, y uno de las principales causas es el Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS).
Consultamos a Helena Solleiro, Química Farmacobióloga, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien nos explica en qué consiste este trastorno: «Las apneas son periodos cortos en los que las personas dejan de respirar mientras duermen, puede ocasionar problemas cardiacos, cerebrales, hipertensión arterial sistémica y somnolencia diurna excesiva, aunque el principal riesgo asociado a esta enfermedad es la obesidad».
Menciona que el diagnóstico es complicado, ya que requiere un estudio del sueño, que se conoce polisomnografía, «en términos generales, evalúan ciertos parámetros fisiológicos del paciente mientras duerme, sobre todo el número de apneas que tienen lugar en un periodo de tiempo».
En el país, el SOAS afecta a un cinco por ciento de los mexicanos (más hombres que mujeres), de los cuales sólo el 10 por ciento está propiamente diagnosticado y en tratamiento, de acuerdo con la Academia Mexicana del Dormir.
La vida moderna, sobretodo en las grandes ciudades y en la clase trabajadora, mantiene a las personas en una lucha constante por mantenerse en pie y cumplir la jornada de trabajo sin perder productividad, además de obligarse a combinar ésta con compromisos sociales, familiares, escolares y además de todo, preservar la salud.
Algunas personas creen tener bien nivelados estos aspectos al también incluir una rutina de ejercicios en su vida diaria, sin embargo, si no se tiene la adecuada orientación, esto podría salir contraproducente.
El error es que si no se tiene un descanso apropiado, el ejercicio sólo confluirá en un agotamiento que te perseguirá a lo largo del día e incluso te quitará el sueño por las noches, pues entre más demandante es la rutina, mayor es el tiempo que el cuerpo necesita para recuperarse.
Por ello, se recomienda dormir por lo menos ocho horas en las noches, además de darse el espacio de una siesta de 20 minutos durante el día para recuperarse si se considera necesario.
Otro punto importante es la alimentación, la experta en fitness Tania Pacheco, nos recomienda sobre todo ingerir comida rica en proteínas como carne, soya y leche, «sin embargo debes hacer cinco comidas balanceadas al día, comer tres frutas diferentes diarias y mínimo cinco verduras distintas a la semana», nos dice, y aconseja bajar el consumo de harinas blancas y grasas animales.
«Si hay mucha actividad física puedes complementar la dieta con algún suplemento alimenticio como la proteína en polvo que te ayuda a regenerar el músculo», finaliza.
La anemia es una enfermedad de la sangre en la que no se tienen los suficientes glóbulos rojos, o en que éstos no contienen la cantidad de hemoglobina (proteína rica en hierro que transporta el oxígeno a las células) necesaria.
De acuerdo con el National Heart, Lung and Blood Institute, esto puede derivar en una sensación constante de debilidad y cansancio, además de falta de aliento, mareo y dolores de cabeza.
La experta, que actualmente se desempeña en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), aclara que «el cansancio es porque no hay suficiente transferencia de oxígeno a las células, por lo que no pueden realizar adecuadamente sus procesos metabólicos, de entrada, la respiración».
Si el trastorno no se atiende a tiempo puede llegar a provocar daños en el corazón, el cerebro e incluso la muerte.
Con base en los antecedentes familiares, síntomas, revisiones y pruebas de sangre, un médico puede diagnosticar anemia y comenzar con el tratamiento, que generalmente apuntará en el aumento de los niveles de hierro a través de suplementos y cambios en la alimentación que incluyan leguminosas, hortalizas y frutos secos.
El año pasado, la asociación civil «Un Kilo de Ayuda» realizó un estudio en el que determinó que los niveles de anemia -sobre todo entre la población infantil- son mayores en México que en los países del continente africano
Así, nuestro país se sitúa en el sitio número 18 entre 101 países con unos 2 millones de menores de cinco años con anemia, la mayoría concentrados en el estado de Chiapas.
El hipotiroidismo es una condición en la que la glándula tiroides no produce las suficientes hormonas tiroideas. Dicho en otras palabras, esta glándula ubicada en la base del cuello, controla la función de muchos órganos del cuerpo, incluido el cerebro, el corazón y los riñones.
Cuando se encuentra por debajo de los niveles provoca un desgasto de energía mayor pues alerta a las reacciones químicas que mantienen en movimiento el cuerpo y afecta la presión arterial, aumenta los latidos del corazón, los movimientos del intestino y puede hasta secar la piel, de acuerdo con el doctor Adam Rindfleisch, de la Universidad de Wisconsin, citado por el diario estadounidense The Daily Beast.
Actualmente unos 10 millones de mexicanos están siendo afectados por el hipotiroidismo, de los cuales más de la mitad no han sido diagnosticados, informó Alejandro Sosa Caballero, miembro de las asociaciones Mexicana y Latinoamericana de Hipotiroidismo, a Notimex.
Las mujeres son las más afectadas con este padecimiento, sobre todo aquellas entre los 20 y 50 años de edad.
Este trastorno se puede diagnosticar con una prueba de sangre, en la que se cuantifican las hormonas tiroideas séricas, junto con una exploración física que permita identificar síntomas de la enfermedad.
La depresión, la gran enfermedad del último siglo, (su prevalencia sugiere que más de una de cada nueve personas podrían ser diagnosticados con el trastorno en algún momento de sus vidas) consiste en sentimientos abrumadores de tristeza y desesperanza, todos los días, sin razón alguna aparente. La mayoría de las personas con depresión tienen poca motivación o no tienen energía, así como problemas graves para dormir. Y no es sólo por un día – es por semanas o meses en el extremo, sin un final a la vista.
Químicamente significa que existe un desbalance de los neurotransmisores en el cerebro, como la serotonina (que inhibe la ira, el sueño y el apetito, entre otros) y la dopamina (responsable del placer y la motivación), los cuales tienen un efecto directo en las horas de sueño y la alimentación, los cual afecta los niveles de energía.
Lo primero es identificar los síntomas, como un estado de tristeza constante, pérdida de interés en las actividades que antes se disfrutaban, sentimientos de inutilidad, falta de concentración y pensamientos relacionados con la muerte, por mencionar algunos.
Por otra lado está la ansiedad, que involucra sentimientos de nerviosismo, excesiva preocupación, dificultad para dormir, sensación de peligro inevitable y un estado de alerta permanente que deriva en altos niveles de adrenalina, que a su vez provocan un aumento en los latidos del corazón y la presión sanguínea causando fatiga.
El estrés, es una reacción corporal a cualquier tipo de demanda o presión. Provocada incluso por experiencias positivas. Este problema es tan común que afecta a millones de personas en el mundo. Lo importante es tomar consciencia y saber cómo lidiar con este estado que puede causar serios problemas de salud.
Puede que no te des cuenta, pero tus alergias no sólo afectan tu vida diaria mientras estás despierto, en las noches son un factor determinante para el nivel de descanso que logres.
Esto debido a que la congestión de la nariz, típica de las alergias ambientales, interfiere con la respiración y la capacidad de terner una noche de sueño placentero.
Por otra parte, los antihistamínicos, medicamentos que reducen los efectos de las alergias, también podrían interferir al momento de conciliar el sueño, sobre todo para aquellas personas sensibles al componente.
Una situación determinante para el desarrollo de alergias y enfermedades de las vías respiratorias es la existencia de las llamadas «oficinas enfermas», esto es, edificios (tanto públicos como privados) con mala ventilación e higiene en donde se concentran gran parte de los trabajadores mexicanos.
Los especialistas inmobiliarios de Grupo Xtra realizaron a inicios del 2013 un estudio en el que determinaron que el 30 por ciento de los trabajadores consultados padecen enfermedades asociadas a estas causas. Las menores de ellas son irritación en los ojos, nariz y garganta, sensación de resequedad en membranas, mucosas y piel, ronquera y respiración dificultosa.
Asimismo, también pueden sufrir enrojecimiento de la piel, comezón, hipersensibilidades inespecíficas, náuseas, mareos y vértigos, dolor de cabeza, fatiga mental o elevada incidencia de infecciones respiratorias y resfriados.
El informe indicaba que quienes permanecen en una oficina “enferma” ocho horas al día durante cinco días a la semana, suelen desarrollar alergias que de manera misteriosa desaparecen al abandonar esos sitios, aunque en general los síntomas se suelen confundir con gripes o resfriados, dolor de cabeza, sinusitis, congestión, mareos, náusea, cansancio, irritación de los ojos, la nariz y la garganta.
Entre las causas de estas afecciones están la iluminación, ventilación, descompensación de temperaturas, cargas electromagnéticas, gases y vapores químicos y ruido.
No comer a las horas debidas y dejar de hacerlo por largos periodos son de los principales factores para sentir debilidad y fatiga, pero ingerir alimentos que dificultan su digestión también lo es.
El gluten por ejemplo, es un componente alimenticio derivado del trigo que puede causar reacciones alérgicas o enfermedad celíaca, que se traduce en una inflamación del intestino delgado.
El síntoma inmediato es una sensación de estar completamente exhausto después de comer, esto debido a que el cuerpo está haciendo un esfuerzo extra por digerir los alimentos. A esto viene la irritabilidad que naturalmente causa la fatiga, además de falta de concentración.
Pero las reacciones alérgicas a la comida no es lo único que te puede afectar, pues la digestión en sí significa «un gasto energético, así que comer alimentos ricos en grasas saturadas o proteína animal, implican que el sistema digestivo trabaje más y en consecuencia, esto genere una sensación de fatiga», dice Solleiro.
Y sugiere que la mayoría de las personas empiezan a trabajar justo después de comer, pero lo ideal es tomar un breve descanso o una caminata ligera, para facilitar el proceso digestivo.
